Tadao Ando
"Construyo para el bienestar del alma"
Tadao Ando, autor del Pabell¨®n de Jap¨®n en la Expo de Sevilla y uno de los tres arquitectos japoneses de mayor prestigio, expone actualmente y hasta el 24 (le mayo en el Centro Pompidou, (le Par¨ªs, obras y proyectos, entre los cuales figura una gran sede (le investigaci¨®n cultural para Bennetton hundida en el subsuelo.Tadao Ando conserva el Specto de boxeador aficionado en la categor¨ªa welter. Parte de sus sombras y sus ¨¢ngulos faciales pertenecen a esa geograf¨ªa de la violencia inm¨®vil que ha definido su arquitectura. Arquitectura dura, limpia y seca. Acaso su condici¨®n de japon¨¦s, superviviente en la posguerra de Hiroshima, le haya procurado la rara capacidad para tratar cuerpo a cuerpo con la crueldad de la belleza. Valor de una filosof¨ªa mineral.
La estructura creadora de Tadao Ando tiene dos progenitores ilustres, Le Corbusier de un lado y su abuela de otro. La infancia de Tadao Ando discurri¨® bajo el dominio de la abuela en un barrio menesteroso de Osaka. Aquella mujer, a la que se refiere con entusiasmo, comandaba a un grupo de hombres en un negocio de venta de v¨ªveres en los peores tiempos de escasez. Hu¨¦rfano de padre, su hermano gemelo qued¨® al cuidado de su madre, y ¨¦l, bajo la tutela de la abuela. Cuenta Ando que la diferencia de educaci¨®n entre los hermanos marc¨® su concepci¨®n de lo real. "He realizado muchas obras bajo el principio formal del doble: dos formas id¨¦nticas que evocan la diferencia oculta". Su hermano, del que no facilita detalles, es tambi¨¦n un arquitecto.
Cuentos orientales
La pasi¨®n arquitect¨®nica de Ando surge al modo de los cuentos orientales. Corr¨ªa a trav¨¦s (le la naturaleza al salir de la escuela, trababa amistad con los artesanos apostados en las aceras y pensaba sobre los secretos de la materia. El vidriero le dejaba soplar el vidrio, el herrero le permit¨ªa manipular la forja. "Para trabajar la madera hay que conocer lo que siente, lo mismo que para tratar con las personas hay que considerar su alma", le dec¨ªa un ebanista al que relaciona con el tinglado del Pabell¨®n de Jap¨®n en Sevilla. Con el adiestramiento de las manos, la primera obra que realiz¨® Tadao Ando, con restos de derribo, fue una barraca de 20 metros cuadrados para un chico de 15 a?os que hab¨ªa perdido a su familia en la guerra. Tras esta experiencia dese¨® hacerse arquitecto. Nunca curs¨® estudios en ninguna escuela de arquitectura y recibi¨® el t¨ªtulo como autodidacto. Su abuela le inculcaba la idea de que el conocimiento se encuentra en la libertad y. tambi¨¦n en la voluntad (le aprender en algunos vol¨²menes que le iba comprando.A?os m¨¢s tarde, un ¨¢lbum de Le Corbusier, en saldo, vino a darle raz¨®n. Supo entonces que ese creador hist¨®rico tampoco se hab¨ªa formado en una escuela de arquitectura. "Por aquel tiempo", dice, "encontr¨¦ una colecci¨®n de croquis de Le Corbusier y sent¨ª que su esp¨ªritu estaba en m¨ª. Para apoderarme plenamente de ¨¦l, practiqu¨¦ el m¨¦todo budista que ordena copiar meticulosamente los textos sagrados. Calcaba repetidamente los croquis de Le Corbusier y as¨ª me convert¨ª en el heredero del esp¨ªritu inflexible de ese hombre, resistente a los valores establecidos y al sistema social imperante. Tengo fama de no ser condescendiente, de no comportarme de forma. honorable cuando dirijo las obras. Eso lo aprend¨ª entonces y no lo he olvidado".
Su atracci¨®n por. las formas di¨¢fanas de Le Corbusier fue tal que se propuso viajar a Par¨ªs para conocerle. Era el a?o 1965. Dice: "Ten¨ªa 23 a?os y apenas dinero. Part¨ª de Yokohama, pas¨¦ por Najodka y tom¨¦ el Transiberiano desde Jabarovsk. Desde Mosc¨² viaj¨¦ a Finlandia, y semanas despu¨¦s, a finales de septiembre, llegu¨¦ a Par¨ªs. Desgraciadamente, no pude encontrar nunca a Le Corbusier. Hab¨ªa muerto el 27 de agosto".
?Se desalent¨® Tadao Ando por ello? "Actualmente", responde, "tengo un perro al que le he llamado Le Corbusier y dialogo con ¨¦l en el estudio". "Pensar es lo importante. Pienso hasta la tortura. Pero eso me hace feliz".
Su periplo del a?o 1965 no se detuvo en Par¨ªs. Vino a Espa?a, fue a Italia, dialog¨® en secreto con Miguel ?ngel y Piranesi, con Gaud¨ª o Palladio. "La confrontaci¨®n con una obra de arte", declara, "es m¨¢s fecunda que la conversaci¨®n con el propio autor". La arquitectura n¨®rdica de Loos o de Alvar Aalto, la de la India -a la que accedi¨® a trav¨¦s de un viaje en un barco mercante-, ?frica, Estados Unidos, las tradiciones japonesas, el diverso mundo de la forma, lo ha sintetizado Tadao Ando en una simplicidad donde se conjuga el minimalismo brutal, la radicalidad y el secreto. ?Puede vivirse en sus habit¨¢culos? Atractivos para ser investigados, espectaculares para centros p¨²blicos y grandes instituciones, sus viviendas confieren la impresi¨®n de espacios desmantelados.
Belleza estructural
Imposible dotarlos de un mobiliario que de inmediato no adquiera un car¨¢cter provisional. Se lo digo. Me dice: "Construyo no s¨®lo para la confortabilidad del cuerpo, sino, sobre todo, para la confortabilidad del esp¨ªritu". La belleza estructural de sus casas traduce el imperio de la congelaci¨®n c¨²bica; aptas para ser transitadas sin pasar la noche en ellas. Las ideas de Tadao Ando remiten al alma escueta. No es extra?o, por tanto, que su fama haya crecido unida a parte de la filosof¨ªa o a poetas zen, y que, finalmente, fuera el responsable del Templo del Agua de Honpukuji, cuyos fieles, de la secta shingon, son constre?idos a celebrar sus rezos bajo un lago artificial de flores de loto, invirtiendo as¨ª el sentido del acceso, bajando y no ascendiendo, como lo hac¨ªan toda su vida.
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