El ciego y su lazarillo

El conocido especialista italiano en comedias Dino Risi realiza en 1974 Perfume de mujer, uno de sus trabajos m¨¢s considerados y aplaudidos. Su acci¨®n gira en torno a un general de ej¨¦rcito que se ha quedado ciego por una explosi¨®n, pero sigue fascinado por las mujeres y las persigue por su olor. Este personaje da ocasi¨®n a Vittorio Gassman para hacer una de sus grandes interpretaciones y que el resultado final sea una brillante, dura y divertida comedia.Casi 20 a?os despu¨¦s, el guionista Bo Goldman parte, m¨¢s que de la pel¨ªcula de Dino Risi, del personaje encarnado por Vittorio Gassman para hacer Esencia de mujer, dentro de la pol¨ªtica de las grandes productoras norteamericanas de apropiarse de los ¨¦xitos europeos para tratar de repetirlos y aumentarlos.

El protagonista vuelve a ser un militar ciego con buen olfato para los perfumen que utilizan las mujeres, pero ¨¦stas ocupan una parte muy secundaria de la acci¨®n. Aunque hay que reconocer que lo mejor de esta pel¨ªcula es el tango que Al Pacino, el int¨¦rprete del teniente coronel jubilado, baila con Gabrielle Anwar. En esta ocasi¨®n la acci¨®n se centra en las relaciones entre el ciego y su lazarillo, un estudiante universitario que encuentra un trabajo durante un largo fin de semana para conseguir alg¨²n dinero.

Lo que plantea Esencia de mujer son las relaciones paterno-filiales que se establecen entre ambos personajes a lo largo de una breve estancia en Nueva York. Y c¨®mo, tras ayudar el joven al maduro militar a superar un intento de suicidio, el teniente coronel acudir¨¢ en su socorro para resolver el problema universitario que tiene planteado su temporal ayudante.

Construida con tanto rigor como falta de originalidad, el principal problema de este trabajo de Martin Brest es que dura m¨¢s de 155 minutos y no tiene ninguna raz¨®n para ello. De forma que la mayor¨ªa de sus escenas resultan insoportablemente largas. Esto hace que una pel¨ªcula que hubiese podido tener un cierto atractivo, dentro de su discreci¨®n, se convierta en algo excesivo, dif¨ªcil de aguantar.

Dada la fascinaci¨®n que los norteamericanos parecen sentir por los personajes que se salen de lo normal, no resulta extra?o que Al Pacino haya sido seleccionado para los oscars por su interpretaci¨®n de este personaje ciego y que, posiblemente, lo gane. La realidad es que, salvo en raros momentos, no resulta convincente. Sus movimientos, m¨¢s que de ciego, llegan a parecer los de un robot. En buena medida esto tambi¨¦n es culpa de la excesiva duraci¨®n de las escenas, lo que, por ejemplo, hace que su discurso final, que encierra el discutible mensaje de la pel¨ªcula, pase de tener inter¨¦s a ser repetitivo, al tiempo que ocurre lo mismo con su interpretaci¨®n. Resulta mucho mejor el trabajo del casi debutante Chris O'Donnell en su papel de lazarillo. Tanto por saber escuchar la inagotable verborrea de Pacino como por saber reaccionar ante ella.