La generaci¨®n del sue?o
Acaso fue la ceniza implacable de la vida, su lucha por persistir, la que hicieron de Jos¨¦ Antonio Gabriel y Gal¨¢n el escritor l¨²cido y la persona irreductible que conocimos sobre todo en los ¨²ltimos 12 a?os, precisamente los de su larga e inclemente enfermedad. Pocos intelectuales espa?oles representan mejor que ¨¦l el sue?o y la frustraci¨®n de una generaci¨®n completa.La suya es la generaci¨®n del sue?o, la que se aglutin¨® en los ¨²ltimos tiempos del franquismo en torno a publicaciones legendarias y que entonces supo tanto de la intolerancia que se equip¨® bien para no practicarla. Fue la generaci¨®n que crey¨® que en efecto el tiempo mejor estaba por venir. ?l mismo ha dejado testimonio escrito de la rabia que ha producido en la gente de sus a?os la evidencia de que no es tan f¨¢cil despertar de pronto en un pa¨ªs distinto. La enfermedad, con su componente inevitable de soledad y de lejan¨ªa, le dieron tambi¨¦n a Jos¨¦ Antonio Gabriel y Gal¨¢n la clarividencia y la iron¨ªa que en estos ¨²ltimos a?os consolidaron en ¨¦l no s¨®lo al escritor melanc¨®lico que siempre fue, sino que le afirmaron tambi¨¦n como el hombre no resignado, el espa?ol rabioso y unamuniano que habitaba en su propia duda y en su compromiso.
La aventura cultural de El Urogallo, que ¨¦l lider¨® hasta el final con la mano abierta a todo el mundo, fue un ejemplo de esa actitud no resignada ante el desencanto, el marasmo y la dejadez. Cr¨ªtico de la sociedad y autocr¨ªtico, por cierto, no adopt¨® ninguna posici¨®n en la vida que no tuviera en cuenta a los otros, y por eso hoy se le recuerda tambi¨¦n como al agitador colectivo capaz de renunciar a su brillo personal para permitir que los dem¨¢s avanzaran.
Viaje solitario
La gratitud que se le debe, como s¨ªmbolo indudable de esa generaci¨®n del sue?o, tiene que ver con su actitud ¨ªntima ante su lucha m¨¢s personal, la lucha por la vida. Durante esta ¨²ltima d¨¦cada, Jos¨¦ Antonio Gabriel y Gal¨¢n fue y vino de la unidad del dolor de varios hospitales con la apariencia de regresar siempre de un viaje que no quiso compartir con nadie.
Con una dignidad imborrable estuvo hasta el ¨²ltimo instante con los otros, y fue hace menos de una semana el protagonista silencioso y fr¨¢gil de la presentaci¨®n de su ¨²ltima obra, el n¨²mero de El Urogallo dedicado a la novela europea. Como si ah¨ª hubiera estado la s¨ªntesis period¨ªstica de su apuesta por el futuro de la literatura, Jos¨¦ Antonio Gabriel y Gal¨¢n acudi¨® al C¨ªrculo de Bellas Artes acaso para decir adi¨®s a todo esto. Pero quienes le vimos despedirse al final del acto cre¨ªmos que de la incesante crisis de salud que sufri¨® iba a regresar de nuevo como siempre. No fue as¨ª, y lo inevitable ahora parece mentira.
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