Amenaza de cierre contra La Carcelera
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Una orden de desahucio pende sobre el s¨®tano legendario donde el fallecido Gallina se cobraba sin piedad sus mejores cantes y donde las seguirillas de Agujetas dibujaronalgunas l¨¢grimas. Jos¨¦ Luis L¨®pez M R¨ªo, director de cine, enemigo de la coca-cola y del whisky "por razones pol¨ªticas" (antiimperialismo radical) y de los aplausos a destiempo, fundador de La Carcelera, anunci¨®ayer que por culpa de cuatro jueces administradores de leyes, que no de justicia, uno de los templos flamencos m¨¢s cabales cerrar¨¢ dentro de un mes si el Tribunal Constitucional no lo remedia.
Braulio Molina Rodr¨ªguez. ?se es el nombre del magistrado que hace dos a?os le dio la. raz¨®n a la propietaria del s¨®tano (lo tiene alquilado en r¨¦gimen de renta antigua) y a varios vecinos que se quejaban, entre otras cosas, de que los clientes de La Carcelera "ensuciaban" las escaleras del bloque (eufemismo que utilizan los vecinos para no decir "defecaban").Jos¨¦ Luis L¨®pez del R¨ªo, rodeado de leyendas del cante colgadas de un clavo en la pared, sillas de mimbre, teteras y periodistas, desglos¨® ayer,
Junto a su abogado, Tom¨¢s Ros¨®n, del despacho de la diputada Cristina Almeida, todos los "prejuicios" que condicionaron al titular del Juzgado n¨²mero 38.
Una de las principales causas esgrimidas por el juez fue el hecho de que La Carcelera conste ante Hacienda y el Ayuntamiento como asociaci¨®n cultural mientras "goza de la naturaleza de un local de negocio". Es decir, que se cobra la entrada.
El director de cine, corbata debajo del jersey, aprovech¨® este punto para explicar que los "asociados" de La Carcellera pagan 2.000 pesetas mensuales y se comprometen a limpiar y a pegar carteles. Los "simpatizantes" -enti¨¦ndase por esto cualquier persona que un s¨¢bado por la noche recale en el n¨²mero 10 de la calle de Montele¨®n (entre las glorietas de San Bernardo, y Bilbao)- abonan 1.000 pesetas.
. En las paredes aparecen recortes de diarios para ilustrar a los ac¨®litos sobre la ideolog¨ªa del fundador: Brutal carga policial contra centenares de comerciantes en la Puerta del Sol, El juez Baibero, acusa al fiscal de impedirle investigar. Descarrila un A VE en el cambio de v¨ªas de una estaci¨®n en Madrid. El 63% de los adultos no compra ning¨²n -libro al a?o. Empleados. de sabe rompieron el precinto de la saca del dinero del 'caso Oll¨¦ro' para cambiar los billetes.
Todo ello ante la mirada impert¨¦rrita de unos veinte mastodontes trajeados como Antonio Chac¨®n, Antonio Mairena, Peric¨®n de C¨¢diz, Antonio Chaqueta, y cuatro cuadros vac¨ªos, a la espera de que otros genios como Camar¨®n de la Isla ingresen en el olimpo encalado del s¨®tano.
Ambiente 'caldeado'
Ni aunque se reunieran tales, figuras lograr¨ªan fumar o arrancar aplausos de la clientela. El due?o y su porra se encargar¨ªan de impedirlo.
Pero la sentencia dice (errores de sintaxis incluidos): "Es l¨®gico que en estas veladas de cante flamenco y guitarra, con un p¨²blico apasionado, y en las que se acompa?an los concurrentes y aficionados con una copa de vino, frecuentemente el ambiente se caldea, y el ruido y vibraciones trascender¨¢n necesariamente a la vecindad en horas desusadas para el descanso".
El abogado de La Carcelera, Tom¨¢s Ros¨®n, duda de que la voz de cualquier flamenco, por muy potente que fuera, o una guitarra espa?ola consiguieran tales vibraciones.
Pero los tres magistrados que estudiaron la apelaci¨®n en la Audiencia Provincial le dieron la raz¨®n a su colega Braulio Molina Rodr¨ªguez. La semana pasada, L¨®pez del R¨ªo recurri¨® ante el Constitucional por entender que se marginaba y prejuzgaba una cultura que, en palabras de Lorca, no puede tacharse de tabernaria y sucia. Ninguno de los cuatro magistrados, a tenor del letrado, deben conocer ni el flamenco ni La Carcelera. "Por eso alimentan tantos prejuicios".
Tanto el letrado como el director de cine, pertrechados de una decena de documentos numerados en riguroso orden cronol¨®gico y necrol¨®gico "porque a esto", comentaba L¨®pez, "le queda muy poca vida"-, ilustraban a los periodistas sobre todas las agresiones que han padecido por parte de varios vecinos.
El presidente de La Carcelera aport¨® la sentencia, fechada en 1986, donde aparece multada con 7.500 pesetas la vecina Concepci¨®n Gumersindo por insultos y amenazas. Al a?o siguiente, L¨®pez del R¨ªo logr¨® que otro juez sancionase con 10.000 pesetas al compa?ero de Gumersindo, el constructor Ram¨®n Carballido, por intento de agresi¨®n con una barra de hierro.
Otra versi¨®n
La versi¨®n de Carballido es muy distinta: "Yo he bajado al s¨®tano con una pareja de la Polic¨ªa Municipal y ese se?or nos abri¨® con una garrota en la mano; le pidieron el DNI y les ensen¨® un recorte de peri¨®dico donde ven¨ªa su nombre. En verano, esto es insoportable. Ellos abren la ventana, las voces suben por el patio y aqu¨ª no se puede dormir hasta las cuatro de la madrugada. Y cuando salen los clientes a la puerta, se llevan cantando una hora, y nosotros escuchando por la ventana".
"La noche en que muri¨® la mujer de Ramos Miguel [vecino del inmueble que falleci¨® hace a?os], y estaba el f¨¦retro de cuerpo presente" explic¨® Gumersindo, "baj¨® el viudo a pedir por favor silencio, y le dijeron que ellos continuaban con el cante".
Concepci¨®n Gumersindo explic¨® que a ella, como andaluza que es, le gusta el flamenco, pero "siempre y cuando" no moleste a los dem¨¢s". "Adem¨¢s" prosigui¨®, "eso de que no fuman es muy relativo, porque ah¨ª se ha llegado a fumar hasta porros".
El presidente de La Carcelera declar¨® que lleg¨® a sufrir amenazas de muerte y variedad de insultos por parte del marido de la portera en numerosas ocasiones. Esta ¨²ltima se neg¨® ayer a ofrecer su opini¨®n: "Tengo la cabeza loca con tantas molestias que me han dado esta gente y no quieto hablar m¨¢s del tema".
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