Liberado en nombre de la paz
Se¨²l devuelve a Corea del Norte a un anciano prisionero de guerra como gesto de buena voluntad
Con la esperanza de reducir la tensi¨®n nuclear con Corea del Norte, el Gobierno de Se¨²l devolvi¨® ayer a Pyongyang a uno de los m¨¢s antiguos prisioneros de la guerra entre estos dos pa¨ªses. Con muy poca ceremonia, Li In-Mo, de 77 a?os -considerado un guerrillero partisano por los sure?os y, en opini¨®n de Corea del Norte, un h¨¦roe y corresponsal de guerra injustamente apresado-, cruz¨® sobre su silla de ruedas el paso fronterizo de Panmunjom -40 kil¨®metros al norte de Se¨²l-, aferrado a una peque?a bolsa llena de chicles, t¨¦ verde y otros pocos regalos.El fr¨¢gil anciano ve¨ªa de esta forma c¨®mo terminaban 42 a?os de cautiverio. No pod¨ªa dejar de sonre¨ªr mientras su esposa, Kim Soon-Im, le abrazaba anegada en l¨¢grimas, y trataba de reconocer a la peque?a de dos a?os que alg¨²n d¨ªa fue su hija, Hyun-Ok, en una mujer de 44. "Debes de haber sufrido mucho", consolaba Li a Soon-Im, mientras le daba palmaditas en la temblorosa espalda. Cerca de ellos, unos 500 norcoreanos entonaban himnos a favor de la unificaci¨®n.
Trasladado en ambulancia hasta la capital, Pyongyang, una muchedumbre de 300.000 personas comenz¨® a aclamarle en cuanto el veh¨ªculo enfil¨® la calle Tonhill, seg¨²n la agencia oficial del r¨¦gimen comunista. Li In-Mo fue recibido despu¨¦s por miembros del Gobierno, incluido el vicepresidente, Li Jong-Ok.
Se¨²l espera que el retorno de Li In-Mo, demandado sin descanso por Pyongyang, disminuya las tensiones que afloraron la semana pasada, cuando Corea del Norte decret¨® una alerta b¨¦lica como protesta ante las maniobras conjuntas de Corea del Sur con Estados Unidos, que final?zaron el pasado jueves. Pero quien dispar¨® primero fue la propia Corea del Norte, al declarar su intenci¨®n de abandonar el Tratado para la No Proliferaci¨®n de Armas Nucleares, mientras negaba la entrada a los inspectores internacionales que deb¨ªan verificar la ausencia de armas de este tipo en el pa¨ªs. La Agencia de la Energ¨ªa At¨®mica, con sede en Viena, ha dado de plazo hasta final de mes para que Pyongyang permita entrar a sus inspectores.
El recibimiento de los norcoreanos a su h¨¦roe de guerra contrast¨® con la sencilla despedida al amanecer de sus guardianes en el sur, cuando Li parti¨® en helic¨®ptero de la ciudad de Pusan. Cerca de all¨ª, en la localidad de Kimhae, Li pas¨® en exilio interno los ¨²ltimos a?os de su cautiverio en Corea del Sur, despu¨¦s de ser excarcelado en 1988. Jam¨¢s quiso renunciar al comunismo, una ideolog¨ªa taxativamente prohibida por el r¨¦gimen de Se¨²l.
Ahora, el Gobierno filoestalinista del norte considera este regreso como una derrota de sus hermanos del sur y sus aliados, los norteamericanos. "Cuando las fuerzas imperialistas de Estados Unidos comenzaron la guerra en los a?os cincuenta, Li corri¨® al frente, y siempre se mantuvo fiel a sus ideas comunistas", record¨® la agencia norcoreana. Los tiempos de la reconciliaci¨®n no parecen cercanos.
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