Historias c¨ªclicas

Hace a?o y medio, la juez Mar¨ªa del Prado Torrecilla, titular del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria n¨²mero 2, redact¨® una contundente resoluci¨®n (en concreto, sobre la c¨¢rcel de mujeres de Carabanchel). En ella daba un plazo de dos meses al Ministerio de Justicia para que, entre otras cosas, corrigiera la falta de intimidad que sufr¨ªan las internas. Muchas de ellas, ante la falta de plazas y espacio, se ve¨ªan obligadas a compartir celda y retrete.A diferencia de Valdemoro, donde, por ahora, no hay ning¨²n tipo de aislante en los aseos, en Carabanchel s¨®lo un peque?o tabique, a media altura, separaba los inodoros de las literas. Y muchos de ellos ni siquiera ten¨ªan tapadera. Tambi¨¦n hab¨ªa problemas con las duchas comunes: carec¨ªan de cortinas de separaci¨®n. Aunque "s¨ª re¨²nen las condiciones de higiene adecuadas", subrayaba la juez, no permit¨ªan, en cambio, que las internas pudieran asearse en su intimidad sin ser vistas por las otras e incluso por las funcionarias.

La directora de la c¨¢rcel tom¨® buena nota y corrigi¨® casi todas las exigencias de la juez. Ahora, un problema similar, aunque s¨®lo en lo que respecta a los aseos, se vuelve a plantear en la reci¨¦n construida c¨¢rcel de Valdemoro.