El juez apela a la conciencia de los m¨¦dicos en un juicio por contagio de sida

El juicio sobre la primera querella presentada en Catalu?a por contagio del virus del sida mediante una transfusi¨®n sangu¨ªnea hospitalaria, que se celebr¨® ayer en Barcelona, plante¨® como cuesti¨®n fundamental si los m¨¦dicos deben hacer prevalecer su conciencia profesional por encima de la inexistencia de una normativa que les obligue a realizar determinados an¨¢lisis. La querella, que fue interpuesta por Apolonia Pasamontes, fallecida a causa del sida en agosto de 1991, prosigue de la mano de sus herederos. La mujer fue contagiada por una transfusi¨®n sangu¨ªnea en mayo de 1986 en el hospital d¨¦ Vall d'Hebron durante el transcurso de una operaci¨®n de ¨²tero. La Generalitat hizo obligatoria la prueba del sida en la sangre de los donantes a partir de octubre de ese mismo a?o.La acusaci¨®n pidi¨® una indemnizaci¨®n de 45 millones de pesetas para el hijo de la fallecida, as¨ª como 150.000 pesetas de multa y penas que suman un a?o de prisi¨®n menor y nueve meses de arresto mayor para cada uno de los cuatro m¨¦dicos a los que inculp¨®. La fiscal solicit¨® la libre absoluci¨®n al igual que la defensa de los encausados.

El director m¨¦dico del hospital, Jordi Bardina, junto con el jefe del servicio de hematolog¨ªa y hematoterapla del centro, Jos¨¦ Triginer, y cuatro m¨¦dicos m¨¢s, dos de ellos jefes de secci¨®n y los otros dos m¨¦dicos adjuntos, comparecieron en el banquillo de los acusados y justificaron la falta de control de la sangre procedente de donaciones en aquellas fechas por la ausencia de ¨®rdenes superiores al respecto.

El juez titular del Juzgado n¨²mero 6 de lo Penal de Barcelona, Josep Miquel L¨®pez, pregunt¨® a los facultativos si consideraban que su conciencia profesional ten¨ªa que estar por encima de la normativa administrativa.

Jordi Bardina, afirm¨® durante la vista oral que en esas fechas no se realizaban masivamente las pruebas del sida porque la enfermedad "era un gueto de drogadictos y homosexuales". El juez reprendi¨® al doctor por entender que las declaraciones eran discriminatorias hacia esos colectivos y le dijo que acababa de hacer "una afirmaci¨®n muy grave".