El para¨ªso de la limusina
Muchas veces se habr¨¢n preguntado los espectadores porqu¨¦ se bebe champ¨¢n y se disfruta de grandiosos revolcones -ver Armas de mujer- en el interior de las limusinas norteamericanas. La respuesta es que este veh¨ªculo de lujo es un territorio en donde la ley y el orden no pueden inmiscuirse y donde s¨®lo la compa?¨ªa propietaria establece las reglas.En este puritano Estado de California, en el que una chica tiene que haber cumplido los 18 anos para poder hacer el amor con su novio, y en donde hay que beber envolviendo la botella en una bolsa de papel, y que tiene a la gente obsesionada contando los gramos de colesterol, recorriendo kil¨®metros para conseguir tomates org¨¢nicos, y en donde se sacuden manotazos a los fumadores, existe una parcela privada en donde te puedes hasta forrar de coca¨ªna sin que nadie intervenga: la limusina de las estrellas y de los hombres de negocios.
Porque a la moral la puede el libre mercado. Y el Estado no puede meterse en el servicio que una compa?¨ªa particular proporciona al cliente. S¨®lo el ch¨®fer, si denunciara lo que ocurre a sus espaldas, pondr¨ªa en peligro el chanchullo, cosa dif¨ªcil, porque el tipo suele recibir 125 d¨®lares de propina por viaje, adem¨¢s de su salario.
Para la fiesta de los Oscar han sido alquiladas 890 limusinas, de las cuales 320 han tenido que ser pedidas a otras ciudades. La Academia corre con los gastos de las que usar¨¢n los nominados, y las productoras pagar¨¢n aqu¨¦llas que utilicen los int¨¦rpretes cuya presencia s¨®lo sirve para promover una pel¨ªcula, est¨¦n seleccionados o no.
Un detalle enternecedor: Robin Williams suele sentarse junto al ch¨®fer, no porque haga manitas con ¨¦l, sino porque estamos ante un verdadero dem¨®crata.
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