Grecia rechaza todo intento de reconocer a Macedonia mientras conserve su nombre
Grecia no piensa modificar sus exigencias para conceder el reconocimiento internacional desde las Naciones Unidas a la antigua rep¨²blica yugoslava de Macedonia. Esas exigencias son: Atenas pide el abandono definitivo de este nombre; el cambio de bandera, que muestra el sol de Vergina -s¨ªmbolo exclusivamente griego, seg¨²n Atenas-, y la modificaci¨®n de la Constituci¨®n, que estipula la protecci¨®n de la poblaci¨®n macedonia en el exterior.
"Hemos hecho todas las concesiones posibles. Son SkopJe y [el presidente de la rep¨²blica ex yugoslava de Macedonia, Kiro] Gligorov los que tienen que ceder ahora", declar¨® a EL PA?S en Sal¨®nica el director de Asuntos pol¨ªticos del Ministerio de Macedonia del Gobierno griego, Thrayvoulos Stamatopoulos."Es cierto que el no reconocimiento fomenta la inestabilidad", reconoce. "Pero es necesario que Skopje cumpla los requisitos para que se produzca ese reconocimiento". Gligorov manifest¨® hace unos d¨ªas a este peri¨®dico, sin embargo, que no cambiar¨¢ la Constituci¨®n por imposici¨®n de otro Estado.
Sal¨®nica, pese a su larga tradici¨®n multi¨¦tnica y comerciante, es presa al igual que toda Grecia del fervor nacionalista desencadenado por la voluntad de los macedonios eslavos de llamar Macedonia a su nuevo Estado, surgido de la disoluci¨®n de Yugoslavia. Existe consenso absoluto en Grecia en negar a todo no griego el derecho a reclamarse macedonio.
Las divergencias, que podr¨ªan desencadenar una crisis pol¨ªtica interna, radican en la disposici¨®n a pagar o no el alto precio pol¨ªtico, adem¨¢s de los perjuicios econ¨®micos, que esta pol¨ªtica del no reconocimiento supone para Grecia, pese a sus victorias diplom¨¢ticas iniciales.
Stamatopoulos advirti¨® que el uso por parte del nuevo Estado del nombre de Macedonia "es un insulto para todos los griegos" y conlleva un potencial de agresi¨®n y expansionismo por parte de este nuevo Estado de dos millones de habitantes.
"No tenemos miedo a este Estado ni a los 15.000 soldados que pueda tener Gl¨ªgorov", asegura Stamatopoulos. "Pero la existencia de esa idea expansionista podr¨ªa ser utilizada en el futuro, dentro de diez o quince a?os, por una potencia exterior, con o sin la aprobaci¨®n de Skopkje. No estamos ya en los c¨®modos y seguros a?os sesenta y setenta sino en los peligrosos noventa".
Profunda inseguridad
Stamatopoulos reflej¨® la profunda inseguridad que los acontecimientos en el norte de los Balcanes han causado en la sociedad griega. Han llevado a un pr¨¢ctico consenso en la defensa de Serbia, en poco disimulado conflicto con los otros once miembros de la Comunidad Europea, e incluso con la ONU. Preguntado si no aplaudir¨ªan una anexi¨®n forzosa del nuevo Estado por Serbia, el pol¨ªtico griego call¨® para meditar un largo rato y se?alar lac¨®nicamente: "Grecia defiende la existencia de ese Estado, una vez se le haya quitado el potencial desestabilizador".
Stamatopoulos exigi¨® la anulaci¨®n del p¨¢rrafo de la Constituci¨®n de la rep¨²blica de Macedonia que impone Ia protecci¨®n de los macedonios fuera del territorio de la rep¨²blica" aunque, seg¨²n insisti¨®, "en Grecia no existe una minor¨ªa eslava. Hay unos pocos griegos, quiz¨¢ encuentre usted hasta mil que hablan una especie de dialecto en el que con vocabulario griego eslavizan las declinaciones. En este pa¨ªs democr¨¢tico cada uno, de forma individual, puede calificarse como quiera. Vayan ustedes a comprobarlo, pero tengan cuidado porque muchos se ofender¨¢n si intentan ustedes sugerir que no son griegos".
En una breve estancia en la ciudad de Florina, en el oeste de la Macedonia griega, EL PA?S habl¨® con un miembro de la minor¨ªa eslava, Nikola, cuyo apellido fue helenizado hace d¨¦cadas. Asegur¨¦ que en esta ciudad, cerca del 80% de la poblaci¨®n es de origen eslavo y habla macedonio, un dialecto b¨²lgaro, en casa. La mayor¨ªa de los j¨®venes no lo hablan ya por la inexistencia de escuelas en esta lengua y la presi¨®n asimiladora extremadamente fuerte del Gobierno de Atenas desde la guerra civil griega de 1949.
Seg¨²n Stamatopoulos, Grecia echa en falta "mayor solidaridad y comprensi¨®n de los aliados europeos" hacia el veto impuesto por Atenas al reconocimiento de Macedonia como nuevo Estado.
Irritaci¨®n comunitaria
En c¨ªrculos comunitarios y medios diplom¨¢ticos de varios pa¨ªses miembros se registra cada vez mayor irritaci¨®n por la postura griega, que ha dejado al joven Estado en un limbo pol¨ªtico que podr¨ªa inducir a la vecina Serbia a reanexionar este territorio, seg¨²n teme el Gobierno de Gligorov.
El pol¨ªtico griego defendi¨® la tesis serbia de que la actual rep¨²blica de Macedonia es parte de Serbia que, "al igual que partes de Croacia y Bosnia, fueron arrebatadas a ¨¦sta por Tito para debilitar a los serbios". "No obstante", a?adi¨®, "estamos dispuestos a ayudar a ese Estado a ser viable y, como pa¨ªs m¨¢s desarrollado de la zona, a promover la estabilidad y el bienestar en la regi¨®n, siempre que introduzcan los cambios (nombre, s¨ªmbolos, constituci¨®n) que pedimos como medidas de creaci¨®n de confianza".
La cuesti¨®n macedonia ha sido objeto de un intenso debate parlamentario en los ¨²ltimos d¨ªas en Atenas y de la presentaci¨®n de una moci¨®n de censura contra Constantino Mitsotakis, el primer ministro. Mitsotakis sobrevivi¨® por un margen de 152 votos contra 145 y vi¨® como la oposici¨®n rechazaba una propuesta suya de reconocer de forma provisional a Macedonia mientras se llegaba a un acuerdo definitivo entre Skopje y Atenas.
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