H¨¦roe ausente

Querido maestro: de usted m¨¢s que de nadie he aprendido la cualidad de presencia que puede haber en las pala bras escritas: en sus libros las palabras no describen a los personajes, los invocan, son conjuros para que ellos se es tablezcan delante de nosotros con la misma presencia tangible y fantasmal con que nos desaf¨ªan los personajes de un cuadro.Perm¨ªtame, pues, que use las palabras escritas para sumar mi presencia, desde tan lejos, a la celebraci¨®n m¨¢s deseada por los lectores de Onetti, la de un nuevo libro suyo, despu¨¦s de tanto esperar. No es impropio acordarse desde tan lejos de un maestro de las lejan¨ªas, celebrar ausente a un h¨¦roe de la ausencia. Por los detalles donde yo estoy ahora anduvo hace muchos a?os otro maestro al que aprend¨ª a admirar gracias a usted, William Faulkner. En la biblioteca de la Universidad de Virginia he visto el manuscrito de The sound and the fury, y he sentido que mi emoci¨®n al mirarlo la compart¨ªa con usted.

Que su obra se publique y se difunda ahora desde Espa?a es un privilegio para nosotros, pero sobre todo es un acto de gratitud hacia tantos de ustedes que nos devolvieron desde Am¨¦rica la intensidad del espa?ol y la pasi¨®n de las novelas.