"Espero que llegue la hora en que los obispos sean elegidos desde la base"
Pregunta. La di¨®cesis de Bilbao, en una iniciativa in¨¦dita en Espa?a, ha propuesto al Vaticano una terna con sus candidatos a obispo. ?Qu¨¦ le parece?Respuesta. Me parece un acto de creatividad cristiana, de libertad evang¨¦lica y un s¨ªntoma social.
P. Las elecciones episcopales en la historia de la Iglesia han tenido diversas, fases. ?Cu¨¢les?
R. Hay una primera fase que es afirmaci¨®n total del principio electivo por razones teol¨®gicas y por razones de tradici¨®n cristiana. El sistema electivo entra en crisis no s¨®lo por las corrupciones que genera, sino porque la sociedad medieval acaba reduciendo el papel de los laicos a la figura del rey. En esta fase, el nombramiento del obispo se convierte en una prerrogativa del monarca. Para combatir esta circunstancia, el Papa se reserva la posibilidad excepcional de nombrarlos. Esta posibilidad se convierte luego, con el Concilio de Trento [1545-1563], en la ¨²nica norma. Despu¨¦s, el Papa, como jefe de Estado, firma concordatos en los que hace cesi¨®n del nombramiento de obispos a los gobernantes. Esto termina con el Vaticano II. La cuarta fase, todav¨ªa por llegar, ser¨¢ aquella en que Roma ceda la prerrogativa de nombrar a los obispos a las iglesias locales.
P. ?Hay razones teol¨®gicas para que el Papa se reserve el derecho a nombrar a los obispos?
R. Para que este sistema sea el ¨²nico y el vigente en toda la Iglesia no las hay, y as¨ª lo admite el derecho can¨®nico. Ese sistema puede tener una justificaci¨®n en determinados momentos, como pas¨® cuando interven¨ªan los reyes. Pero es m¨¢s bien una medida, digamos, de excepci¨®n. Lo que pasa es que la Iglesia tiene cierta tendencia a que los mecanismos excepcionales se conviertan en habituales en ella.
P. ?Cree que llegar¨¢ el momento en que los obispos sean elegidos desde la base?
R. Espero que s¨ª. Me parece que para que llegue esta fase habr¨¢ sufrimientos y alguno tendr¨¢ que pagar alg¨²n vidrio roto, porque eso es ley de la historia. Si [el fil¨®sofo y te¨®logol Pierre Teilhard de Chardin [1881-1955] no hubiera sufrido lo que sufri¨®,a¨²n dir¨ªamos que el para¨ªso terrenal fue una realidad hist¨®rica.
P. Usted se?ala que el sistema de elecci¨®n de un obispo desde la base es m¨¢s evang¨¦lico.
R. Yo creo que el principio electivo refleja m¨¢s el Nuevo Testamento. Los procedimientos democr¨¢ticos, fraternos, horizontales, de abajo arriba, son teol¨®gicamente m¨¢s evang¨¦licos que los procedimientos impositivos, verticales, de arriba abajo.
Dos concepciones
P. Pero la estructura organizativa y de poder de la Iglesia cat¨®lica se corresponde m¨¢s con la de una multinacional.R. Efectivamente. Hoy d¨ªa hay latentes dos concepciones de Iglesia: una que es la que se llam¨® sociedad perfecta, que es como una multinacional de servicios religiosos. Otra es la Iglesia que se define como se?al y servidora. Se?al de una humanidad mejor y servidora de esta posibilidad. Naturalmente esto es menos pr¨¢ctico. Pero yo repito que las utop¨ªas de hoy son las evidencias del ma?ana. Y los pragmatismos de hoy son las verg¨¹enzas del ma?ana.
P. ?Suscribe la frase que da t¨ªtulo a su libro Ning¨²n obispo impuesto, de san Celestino [papa entre 422 y 432]?
R. La suscribo textualmente: "Nadie sea dado como obispo a quienes no lo quieran. B¨²squese el deseo y el consentimiento del clero y del pueblo". Pero tambi¨¦n veo conveniente el di¨¢logo con Roma. Una vez o¨ª decir que si cada iglesia eligiera sola a sus obispos, en el sur de Estados Unidos tardar¨ªan muy poco en tener obispos racistas. Y, efectivamente, siempre que una comunidad se cierra sobre s¨ª misma, acaba volvi¨¦ndose ciega.
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