Liberados en El Salvador los dos militares condenados por la matanza de los jesuitas
Los dos ¨²nicos condenados hasta ahora por la matanza de los jesuitas en El Salvador, el coronel Guillermo Benavides y el teniente Yusshi Mendoza, fueron liberados ¨¦l jueves tras beneficiarse de la reciente y discutida amnist¨ªa aprobada por la mayor¨ªa derechista del Parlamento de este pa¨ªs centroamericano. Benavides y Mendoza, condenados a 30 a?os de c¨¢rcel cada uno, s¨®lo han permanecido poco m¨¢s de tres privados de libertad.
Con la excarcelaci¨®n de Benavides y Mendoza, la aclaraci¨®n de la matanza de los jesuitas, perpetrada el 16 de noviembre de 1989, sufre un nuevo rev¨¦s.Pero aunque el Gobierno de El Salvador y la justicia de este pa¨ªs consideren el caso cerrado, Estados Unidos acaba de advertir que no tolerar¨¢ esta evasi¨®n de responsabilidades y estudia llevar a los inculpados ante tribunales internacionales para que rindan cuentas de sus cr¨ªmenes.
La amnist¨ªa ha facilitado la libertad de estos dos ¨²nicos condenados, pero fundamentalmente ha servido para proteger a los verdaderos asesinos: los principales jefes militares de El Salvador, entre ellos los generales en activos Ren¨¦ Emilio Ponce y Juan Orlando Zepeda, ministro y viceministro de Defensa, respectivamente, y otros jefes militares, algunos como encubridores. Entre ellos se encuentra el actual jefe del Estado Mayor, el general Gilberto Rubio.
Benavides y Mendoza abandonaron por separado el centro de reclusi¨®n en la tarde del jueves, que jam¨¢s fue una c¨¢rcel sino las dependencias de la familiar Segunda Brigada de Infanter¨ªa, con sede en Santa Ana, a 80 kil¨®metros de la capital. Sus modales fueron toscos y despectivos hacia los periodistas que aguardaban en la puerta del recinto militar. No hubo declaraciones.
La liberaci¨®n de Benavides y Mendoza no ha indignado a los sectores civiles de El Salvador salvo por la forma como se produce, ya que se trata de una medida administrativa que es consecuencia del mayor atropello cometido en este pa¨ªs tras la firma de la paz: la amnist¨ªa que impide la acci¨®n de la justicia y el posterior perd¨®n por los salvajes cr¨ªmenes cometidos en los 12 a?os de guerra entre el Ej¨¦rcito y el Frente Farabundo Mart¨ª de Liberaci¨®n Nacional (FMLN).
De hecho, ambos militares -aunque nunca lo solicitaron ya estaban perdonados por la comunidad jesuita, que incluso hace unos meses pidi¨® el indulto por considerar que no eran los ¨²nicos responsables de esta matanza. Tras ellos se ocultaba un mando militar que, como qued¨® recientemente demostrado por la Comisi¨®n de la Verdad, fue quien orden¨® la matanza.
Afrenta a la ONU
La indignaci¨®n la provoca la propia amnist¨ªa, propuesta por el presidente Alfredo Cristiani en la v¨ªspera de las revelaciones de la Comisi¨®n de la Verdad y aprobada precipitadamente por los tres partidos, entre ellos Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que apoyan al actual Gobierno desde el Parlamento.La amnist¨ªa no s¨®lo exime de responsabilidades a los autores intelectuales de la matanza sino que les permite continuar en sus puestos sin ning¨²n tipo de pudor, lo que se considera una afrenta a las recomendaciones de la Comisi¨®n de la Verdad, que i exige su destituci¨®n y posterior inhabilitaci¨®n para ejercer cargos p¨²blicos.
Este caso, que en su d¨ªa conmocion¨® ' a la opini¨®n p¨²blica mundial, ha estado desde el primer momento enmascarado en una farsa. El proceso abierto contra nueve militares acusados de dar muerte a seis sacerdotes, entre ellos el fil¨®sofo espa?ol Ignacio Ellacur¨ªa y dos mujeres de la Universidad Centroamericana, concluy¨® en septiembre de 1991 con la condena de estos dos jefes y la absoluci¨®n del pelot¨®n asesino: otro teniente, dos subsargentos, un cabo y tres soldados. Tuvo que ser el 15 de marzo ¨²ltimo una comisi¨®n investiga dora de la ONU la que revelara la verdad que la justicia salvado re?a, corrupta y en connivencia con los militares, jam¨¢s se atrevi¨® a investigar.
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