El 'fujigolpe' cumple un a?o

El fujigolpe cumple su primer -a?o. Fue el 5 de abril del 1992 cuando el presidente de Per¨², Alberto Fujimori, apoyado por las Fuerzas Armadas, disolvi¨® el Congreso. ?C¨²al es hoy el balance de este a?o de gobierno de excepci¨®n? Al asumir los plenos poderes, Fujimori despert¨® una gran esperanza en la poblaci¨®n peruana. Hoy todav¨ªa, cuenta con una innegable popularidad en los sectores m¨¢s deprimidos, a pesar de ser ¨¦stos los que sufren las consecuencias de una pol¨ªtica econ¨®mica que, si bien ha parado la hiperinflaci¨®n, ha agudizado la recesi¨®n.

Hace ahora un a?o, en un mensaje televisado a la naci¨®n, Fujimori argument¨® que con el caduco sistema pol¨ªtico existente, ¨¦l no pod¨ªa hacer frente al terrorismo, la corrupci¨®n y la crisis econ¨®mica.En este empe?o, Fujimori tuvo desde el inicio el apoyo de la mayor¨ªa de la poblaci¨®n. Las encuestas le daban un respaldo de cerca del 70%. Ahora todav¨ªa, cuenta con un nivel del 60% de aprobaci¨®n.

Esto puede explicarse por el hecho de que Per¨². ha tenido que enfrentarse en los ¨²ltimos a?os a una severa crisis (le gobernabilidad. Cuando el presidente Fujimori asumi¨® sus funciones en julio de 1990, la econom¨ªa se encontraba en plena hiperinflaci¨®n y el producto interior bruto per c¨¢pita hab¨ªa regresado a los valores de los a?os sesenta. Asimismo, dos grupos alzados en armas, Sendero Luminoso y, en menor grado, el MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru), controlaban virtualmente parte del territorio nacional. Una encuesta realizada en febrero de 1990 indicaba que el 73% de los peruanos consideraba que el pa¨ªs hab¨ªa entrado en "franca decadencia".

Uno de los ¨¦xitos del Gobierno de Fujimori es la captura de la mayor parte de los dirigentes de la organizaci¨®n terrorista Sendero Luminoso, entre ellos su n¨²mero 1, Abimael G¨²zman. Su detenci¨®n, el 12 de septiembre pasado, sirvi¨® a Fujimori para legitimarse. Posiblemente por ello, el pasado 3 de abril, y contrariamente a los ¨ªntimos deseos de la Marina de guerra, encargada de la custodia del preso, Fujimori orden¨® que toda la prensa observara el espectacular operativo de traslado de Guzm¨¢n -con su t¨ªpico traje a rayas, enjaulado y esposado- de la isla San Lorenzo, donde permaneci¨® durante los ¨²ltimos seis meses desde que fue condenado a cadena perpetua, hasta una nueva celda constru¨ªda bajo tierra en una base de la Marina del puerto de Callao, cerca de Lima.

Respecto del tema de la subversi¨®n, sin embargo, Fujimori no est¨¢ tan seguro de cumplir con los objetivos anunciados de acabar con el MRTA en 1993 y con Sendero en 1995. Su discurso ha cambiado, y ahora dice que en el 95 dejar¨¢ al pa¨ªs con un nivel de violencia similar al que padece Espa?a con ETA.

Los cultivos de coca

Y es que el gran problema de la subversi¨®n est¨¢ en el Valle del Huallaga, en el departamento de San Mart¨ªn, la zona preamaz¨®nica en la que se encuentra la mayor parte de los cultivos de hoja de coca. Una ¨¢rea en la que el narcotr¨¢fico, Sendero y el MRTA pugnan por ganar territorio. Es all¨ª donde los grupos alzados en armas obtienen financiaci¨®n, merced a los cupos que cobran a los narcotraficantes a cambio de proporcionarles seguridad.

En cuanto a la redemocratizaci¨®n prometida por Fujimori, el balance es limitado. Es cierto que Per¨² ha tenido tradicionalmente un sistema presidencialista. El llamado Congreso Constituyente Democr¨¢tico no es en si mismo antidemocr¨¢tico. Sin embargo, no ha logrado contribuir a restablecer el equilibrio de poderes como lo hab¨ªa prometido el presidente.

Lo cierto es que a diferencia de anteriores gobiernos, el de Alberto Fujimori no tiene los l¨ªmites que le fueron impuestos a sus antecesores por las Fuerzas Armadas, la Iglesia, la prensa y el partido en el Gobierno. No tiene que rendir cuentas a ning¨²n partido, la mayor¨ªa de la prensa -salvo contadas excepciones- est¨¢ mediatizada, la Iglesia ha perdido fuerza y Fujimori ha logrado aliarse con el Opus Dei, que cuenta hoy en Per¨² con ocho obispos y tres congresistas.

En cuanto a las Fuerzas Armadas, un hecho demuestra el poder del presidente en este campo: ha decretado que tiene la facultad de designar al comandante general por el tiempo que ¨¦l considere necesario, aunque ¨¦ste haya cumplido la edad de pasar al retiro. Tal es el caso del actual comandante general de las Fuerzas Armadas, Nicola de Bari Hermosa.

La falta de representatividad de los partidos pol¨ªticos, incapaces de hacer esfuerzos por modernizarse y presentar nuevas caras, hace que no exista una alternativa pol¨ªtica frente a Fujimori. El APRA, por ejemplo, ante el exilio de su secretario general, el ex presidente Alan Garc¨ªa, pens¨® en Armando Villanueva -uno de los fundadores del partido en... 1933-, como nuevo rostro. Algo as¨ª como volver a Leonid Brejnev en la ex Uni¨®n Sovi¨¦tica.