Escritores y m¨²sicos de jazz evocan la intensidad juvenil de la obra de Cort¨¢zar
500 personas celebran en Madrid el 30? aniversario de la publicaci¨®n de 'Rayuela'
La viuda de Julio Cort¨¢zar, Aurora Bern¨¢rdez, se mostr¨® agradecida por el tono del homenaje que la Fundaci¨®n Juan March y la editorial Alfaguara dedicaron ayer en Madrid al autor de Rayuela. "En lugar deser un recuerdo a un autor muerto se ha convertido en una fiesta", dijo. El director teatral Jos¨¦ Luis G¨®mez prepar¨® la escenograf¨ªa; se escuch¨® la grabaci¨®n con la voz de Cort¨¢zar leyendo un hermoso cap¨ªtulo de Rayuela; las intervenciones de los escritores y editores Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu y Juan Cruz fueron concisas, y la palabra dej¨® paso al jazz que Cort¨¢zar tanto amaba. Pedro Iturralde y Horacio Icasto, saxo y piano, improvisaron sobre grandes temas para el p¨²blico que abarrotaba la sala.
Aurora Bern¨¢rdez, que acaba de donar a la Juan March 4.000 libros de Cort¨¢zar, se encontr¨® en el sal¨®n de actos de la fundaci¨®n a gente sin sitio y de pie por los laterales. Fuera, otras personas siguieron el acto a trav¨¦s de un monitor. En total, unos 500 asistentes. "A esta fiesta veo que han acudido sobre todo los lectores que Julio ped¨ªa, que eran los j¨®venes", dijo Bern¨¢rdez. "Esos fueron los lectores de Rayuela cuando Rayuela apareci¨® hace 30 a?os. Y cuando Julio Cort¨¢zar cre¨ªa que su libro hab¨ªa sido escrito para gente de su generaci¨®n, es decir, para gente que ten¨ªa entonces 50 a?os, result¨® que la reacci¨®n de entusiasmo, de sorpresa, de admiraci¨®n, fue la de los j¨®venes".Y lo que a Aurora Bern¨¢rdez le parece hoy m¨¢s admirable es que sean los miembros de esa misma generaci¨®n, los que tienen ahora 20 o 30 a?os, los m¨¢s fervientes admiradores de Julio Cort¨¢zar (1914-1984). "?C¨®mo es que se ha producido este fen¨®meno?", se pregunt¨®. "Quiere decir que ese libro habla de algo permanente, que los j¨®venes pueden sentirse comprendidos y acompa?ados por un autor".
Luz de ceniza y olivo
"?Encontrar¨ªa a la Maga? Tantas veces me hab¨ªa bastado asomarme, viniendo por la rue de Seine, al arco que da al Quai de Conti, y apenas la luz de ceniza y olivo que flota sobre el r¨ªo me dejaba distinguir las formas, ya su silueta delgada se inscrib¨ªa en el Pont des Arts, a veces andando de un lado a otro, a veces detenida en el pretil de hierro, inclinada sobre el agua". La primera frase de Rayuela es el inicio de un viaje en el que existe la voluntad, por parte del autor, de "afirmar la libertad y detener el tiempo", seg¨²n Juan Cruz, director de Alfaguara, editorial que acaba de reeditar Rayuela y ha lanzado una campa?a de rescate del escritor argentino.Cruz record¨® que su entusiasmo juvenil al leer Rayuela no se desvaneci¨® en una segunda lectura a?os despu¨¦s. "En cierto modo", dijo, "cada vez que nos acercamos a Cort¨¢zar vemos a un adorador de las palabras, poni¨¦ndolas en fila india o arremolinadas alrededor de una mesa en la que un esp¨ªritu que no se sabe de d¨®nde viene provoca la lluvia, la risa o m¨¢s palabras. Cort¨¢zar hizo posible la vigencia de la palabra, la vitalidad de la palabra, y Rayuela es su mensajero universal y su s¨ªmbolo m¨¢s puro".
La evocaci¨®n de ese vitalismo de las palabras de Rayuela se mezcl¨® ayer con el vitalismo de la propia voz de Cort¨¢zar en una grabaci¨®n de uno de los fragmentos m¨¢s rom¨¢nticos, que termina as¨ª: "Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuvi¨¦ramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simult¨¢neo del aliento, esa instant¨¢nea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra m¨ª como una luna en el agua".
Seg¨²n el escritor Jos¨¦ Mar¨ªa Guelbenzu, el s¨ªmbolo literario que es Rayuela tiene interrelacionados lenguaje y vida, y de ah¨ª su mantenida juventud durante 30 a?os. "El lenguaje, a partir de Baudelaire y de los grandes experimentos de las vanguardias", dijo Guelbenzu, "adquiere un protagonismo extraordinario dentro de la literatura, que no s¨¦ si se ha perdido en estos momentos o no pero que ha sido sustancial en el siglo XX. As¨ª como la gran revoluci¨®n del siglo XIX fue la de los temas, la gran revoluci¨®n del siglo XX es la de los lenguajes. Y Cort¨¢zar estuvo absolutamente atento a ellos".
Para Guelbenzu, en el momento en que el lenguaje se hace tan poderoso como la vida la literatura ya no es s¨®lo la realista sino tambi¨¦n aquella que parte del propio lenguaje como una forma de conocimiento. "Y para Cort¨¢zar el lenguaje era una forma de autoconocimiento", dijo. "Y por esa equiparaci¨®n entre lenguaje y vida es tan querido y tan apreciado, realmente fue de los pocos escritores tan buena persona como buen escritor".
Escritura l¨²cida
La clase de aventura y de juego en que se meti¨® Julio Cort¨¢zar aport¨® una escritura inteligente, "porque el autoconocimiento lleva a la lucidez", dijo Guelbenzu. "La escritura de Julio Cort¨¢zar nos devuelve un ejercicio de lucidez que se constituye en tiempo; son 30 a?os los que est¨¢n cayendo ya sobre Rayuela, y ese testimonio queda ante los ojos del lector". Y el lector de Cort¨¢zar es activo, "cosa que ahora, en la l¨ªnea de narratividad directa, no se lleva tanto", seg¨²n Guelbenzu. El de Cort¨¢zar "es aquel lector que tiene que intervenir en el texto, que tiene que construir la novela de la misma manera que el autor la construye". Guelbenzu resumi¨® su pregunta sobre por qu¨¦ hay que leer a Cort¨¢zar con cinco palabras: "Es un acto de lucidez".Jos¨¦ Luis G¨®mez se encarg¨® de sumar a la voz grabada de Cort¨¢zar la suya de actor experto, y ley¨® el cap¨ªtulo 68, el humor¨ªstico y experimental encuentro amoroso que comienza: "Apenas ¨¦l le amalaba el noema, a ella se le agolpaba el cl¨¦miso y ca¨ªan en hidromurias, en salvajes ambonios, en sustalos exasperantes".
Para finalizar el homenaje, no actu¨® madame Berthe Tr¨¦pat, la inolvidable pianista de Rayuela que llevaba en su programa una S¨ªntesis D¨¦libes-Saint-Sa?ns, de Delibes, Saint-Sa?ns y Berthe Tr¨¦pat. Los m¨¢s inmediatos Pedro Iturralde y Horacio Icasto ofrecieron un intenso recital de jazz con improvisaciones sobre autores como el gran Charles Mingus.
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