Sobredosis e inmodestia
Es dif¨ªcil sostener una funci¨®n con tres ballets del mismo autor, sobre todo si las piezas est¨¢n hechas a partir de un vocabulario estrecho. Como men¨² degustaci¨®n de una vez, vale; pero tres tazas del caldo, resulta un exceso peligroso, hasta el punto de que el espectador, ya en pleno coloc¨®n, puede creer que ve un ballet ¨²nico en tres actos, con un hipot¨¦tico argumento que se desarrolla primero en Valencia, luego en Hait¨ª y finalmente en una casa de masajes para rituales duros.Una vez m¨¢s, el programa de Duato y su mutante agrupaci¨®n es un error que peca de inmodestia al parangonar su obra personal con la de su maestro y amigo, el checo Jiri Kylian, del que la propia Compa?¨ªa Nacional de Danza ofertar¨¢ un monogr¨¢fico a partir del pr¨®ximo d¨ªa 23.
Compa?¨ªa Nacional de Danza
Mediterr¨¢nia: Nacho Duato / Jer¨®nimo Maesso; Rassemblement: N. Duato / Toto Bissainthe; Cautiva: N. Duato / Alberto Iglesias. Teatro de Madrid, La Vaguada. 12 de abril.
Duato cree y concibe el estilo personal como la repetici¨®n de algunas f¨®rmulas, pasos y combinaciones, por otra parte no originales, sino heredadas y a veces bien asimiladas, de su bregar por los territorios est¨¦ticos de Mats Ek en el Cullberg Ballet de Estocolmo, del propio Kylian en el Nederlands Dans Theater de La Haya, y de una serie de ramalazos ajenos donde se mezclan el ya inevitable William Forsythe con la danza-teatro actual. El envoltorio cambia y hasta moment¨¢neamente obnubila, pero la sustancia coreogr¨¢fica cae por su propia- falta de peso espec¨ªfico. La traca, como su nombre indica, es tan pasajera que nada queda despu¨¦s del ruido. Pocas nueces logran encontrarse tras la bulla apabullante.
No ha entendido el valenciano que sus maestros inspiradores han sido sobre todo artistas plurales, abiertos, luminosos. Huyendo de su origen mediterr¨¢neo, Duato se ha vuelto tenebrista, sufrido y oscuro, casi melodram¨¢tico. Sus ¨²ltimos ballets, a excepci¨®n de Rassemblement que tiene un alto contenido human¨ªstico y funciona, son actos fallidos, ostentadores de los altos presupuestos de que dispone y dilapida. La verdad es que, hoy por hoy, se le dan mejor los spots televisivos, ya sean para revistas marujiles o (paradojas del destino) anunciadores de videos de ballet cl¨¢sico.
El estreno riguroso, Cautiva, es un grupo de escenas sobre una m¨²sica realmente bella que no funciona para bailar. Obra confusa, llena de tensi¨®n y desgarro, m¨¢s parece ligada al follet¨ªn sadomasoquista que a un discurso sobre los afectos humanos. Es un tipo de baile ilustrativo y gestual que resuma un machismo maquillado de lirismo. La danza de Cautiva, de una evidente y casi insultante misoginia, maltrata a la mujer, la degrada y la sit¨²a como perdedora de todas las batallas del amor y la pasi¨®n. Los trajes, del propio Duato, son muy hermosos, y vuelven al terciopelo granate que tanto us¨® el Nederlands en otros tiempos.
Pol¨¦mica de fondo
El trabajo de Nacho Duato en Espa?a se sigue viendo empa?ado por la pol¨¦mica y por los errores a que lo han conducido una ausencia de verdadera pol¨ªtica cultural para la danza y una orientaci¨®n equivocada de lo que pudo ser un buen proyecto. Su compa?¨ªa, que es una agrupaci¨®n personal, de autor, funciona como tal. Es un producto limitado que no puede pretender ser la c¨¢tedra y la ¨²nica raz¨®n de la danza y el ballet espa?oles, algo que inquieta y angustia a profesionales y p¨²blico.Pero en la historia de la danza el caso no es nuevo aunque si abismal y cism¨¢tico para toda una generaci¨®n de buenos bailarines de ballet. El tiempo decanta, lava, ordena. Es una ley de la vida y del arte que distingue lo bueno de lo malo, lo trascendente de lo ef¨ªmero, lo verdadero de lo falso. El verdadero ballet volver¨¢, tiene que volver, y no por ello la compa?¨ªa de Duato deber¨¢ desaparecer, sino ocupar su justo papel, que deber¨ªa abrirse a los emergentes core¨®grafos locales y apoyar la nueva danza espa?ola, que existe y est¨¢ en crisis.
Hay que mencionar a ?frica Guzm¨¢n y Catherine Allard, espl¨¦ndidas bailarinas entregadas y fuertes en lo t¨¦cnico; y a TonyFabre, quiz¨¢ el mejor elemento masculino del conjunto, un virtuoso que no le teme a nada sobre el escenario y que arrastr¨® los mayores bravos y chillidos del club de fans.
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