Plan de infraestructuras, un debate imprescindible
La Federaci¨®n de Transportes, Comunicaciones y Mar de Comisiones Obreras (Fetcomar-CC OO) ha defendido tradicionalmente la necesidad de un enfoque intermodal y a largo plazo de la planificaci¨®n del sistema de transportes y comunicaciones.As¨ª se refleja tambi¨¦n en el documento aprobado en su d¨ªa por la comisi¨®n ejecutiva de la Confederaci¨®n Sindical de CC OO Modelo social de transporte (1990), en el que se reiteraba la exigencia de la realizaci¨®n de un esquema director tal como propone el Gobierno con la presentaci¨®n del Plan Director de Infraestructuras (PDI).
En este sentido, la iniciativa gubernamental presenta un aspecto verdaderamente positivo. El PDI abre un debate nunca abierto: el de qu¨¦ infraestructuras necesita este pa¨ªs en el nuevo contexto de la construcci¨®n europea.
Baza electoral
Redacciones muy similares a la definitiva del PDI dormitaban desde hace casi un a?o en los cajones del despacho del ministro Borrell. Por ello, haberlo utilizado ahora como baza electoral significa arriesgar una ocasi¨®n hist¨®rica: la del debate de una verdadera pol¨ªtica de Estado, con la serenidad y voluntad de consenso por todos los agentes sociales imprescindibles para un debate de tal magnitud.
Desgraciadamente, y esperemos que no irremediablemente, se corre el gran riesgo de que el debate lanzado sea est¨¦ril y bald¨ªo, porque las condiciones de contorno (elecciones generales) no permitan otro tipo de discusi¨®n.
Es conveniente precisar, sin embargo, que, a pesar de las dif¨ªciles circunstancias ex¨®genas impuestas al propio plan, la importancia del asunto, su oportunidad y el grado de coherencia t¨¦cnica del plan hacen inexcusable una discusi¨®n seria sobre el PDI, como se viene haciendo en Holanda y Alemania con planes similares.
Aquellos que opten por descalificaciones aprior¨ªsticas, poco informadas, incoherentes o electoralistas, no har¨¢n sino equipararse a aquellos que han transmutado el PDI en un asunto electoral e incluso partidista por presentarlo precisamente ahora. ?sa ser¨¢ su responsabilidad. La nuestra es atizar un debate estrat¨¦gico, aportar nuestras opiniones, presentar incluso objeciones que van al coraz¨®n del plan, animar a la construcci¨®n cr¨ªtica de un PDI de amplio consensosocial.
Nuestro primer an¨¢lisis cr¨ªtico es una aproximaci¨®n a la esencia del plan m¨¢s que a las l¨ªneas y los signos trazados en el mapa, ya que no s¨®lo se trata, como dice el ministro, de usar el l¨¢piz y la goma de borrar, sino la raz¨®n, de Estado.
La primera indeterminaci¨®n con la que nos encontramos es la perdurabilidad del plan, ya que planea sobre el debate la extrema fragilidad del PDI a los previsibles avatares pol¨ªticos que puedan sucederse en los pr¨®ximos 15 a?os si no se llega a un gran consenso social. No nos podemos permitir, como pa¨ªs, el lujo de un plan veleta.
Adem¨¢s, cualquier PDI, como instrumento, ha de ser estable y al mismo tiempo flexible. Es fundamental para ello una cristalizaci¨®n legislativa suficiente, que fije actuaciones calificadas como invariantes por su car¨¢cter estrat¨¦gico. L¨®gicamente, esto ha de ser atado mediante la fijaci¨®n de invariantes presupuestarias que aseguren su implementaci¨®n. El resto de las actuaciones gozar¨ªan de una mayor flexibilidad y tender¨ªan hacia financiaciones extrapresupuestarias.
Todo esto tiene que ver con la necesidad de enfrentarse pol¨ªticamente con una definici¨®n de prioridades, porque planificar, sobre todo, es elegir. Se tratar¨ªa, tal vez, de hablar de primeras y segundas fases en los objetivos del plan.
Libro Blanco de la CE
El recientemente publicado Libro Blanco de transportes de la CE (diciembre de 1992) significa un punto de inflexi¨®n de las pol¨ªticas tradicionales de transporte. El PDI aparece de espaldas a esta revoluci¨®n en dichas pol¨ªticas, apostando por actuaciones desequilibrantes, incidiendo en una pol¨ªtica que ha llevado al colapso a los pa¨ªses europeos y que es cuestionada en dicho documento.
Es cierto que nuestro pa¨ªs presenta aspectos diferenciales con los sistemas de transporte interurbanos europeos, pero en absoluto de magnitud suficiente para que en esta materia Espa?a siga siendo diferente. El Libro Blanco de transportes de la CE (El curso futuro de la pol¨ªtica com¨²n de transportes: un enfoque global para la elaboraci¨®n de un marco comunitario de movilidad sostenible) plantea al menos dos ejes que, seg¨²n nuestro criterio, no son recogidos en el PDI:
- La apuesta por la intermodalidad. El PDI aparece como una suma compuesta por planes modales estancos (carreteras, ferrocarril, etc¨¦tera). Esta plurimodalidad, que no intermodalidad, afecta a la coherencia interna del plan, lo que provoca que aparezcan al mismo tiempo insuficiencias y sobrecapacidades. Por ejemplo, no se plantean actuaciones del sistema de transporte en su conjunto por corredores o no se plantea el transporte de mercanc¨ªas como una verdadera cadena log¨ªstica. Tan s¨®lo en transporte urbano se realiza una apuesta m¨¢s integrada. Seg¨²n Karel van Miert, anterior comisario de Transportes de la CE, Ios desaf¨ªos a los que debe hacer frente el sector de los transportes exigen la adopci¨®n de una estrategia global y ambiciosa".
- Definici¨®n e internalizaci¨®n de costes externos: la OCDE ha evaluado en un 6% del PIB europeo los costes externos (poluci¨®n, congesti¨®n, accidentalidad, etc¨¦tera) generados por el sistema de transportes, frente a un 7% del PIB que es la aportaci¨®n de dicho sistema a la econom¨ªa europea. La conclusi¨®n es sencilla: son necesarias otras pol¨ªticas de transporte que reduzcan estos costes externos.
Los instrumentos son conocidos e incluso aplicados en nuestro entorno geopol¨ªtico inmediato: m¨¢s transporte p¨²blico, menos transporte privado; m¨¢s ferrocarril y transporte mar¨ªtimo, menos carretera; m¨¢s variable ecolog¨ªa, menos impacto ambiental; menos competencia, m¨¢s coordinaci¨®n; etc¨¦tera.
El a?o en los cajones ha dejado a?ejo filos¨®ficamente al PDI. Necesitar¨¢ una cura de rejuvenecimiento con altas dosis de nueva pol¨ªtica comunitaria de transportes para hacerlo comparable a sus hom¨®logos europeos.
Para finalizar, es preciso puntualizar que el PDI es una actuaci¨®n necesaria, pero no suficiente. Al fin y al cabo, las infraestructuras no son sino un subsistema de los sistemas de transporte, comunicaciones territoriales, etc¨¦tera. Por ello, el PDI es insuficiente, ya que se echan a faltar los diferentes libros blancos que definan estrategias de las distintas pol¨ªticas, m¨¢s all¨¢ de un valioso ejercicio prospectivo sobre las infraestructuras. Por cierto, entendemos que al menos las telecomunicaciones deber¨ªan estar incluidas en este plan director.
Conclusi¨®n
Queden nuestras reflexiones para animar un debate imprescindible. A pesar de que hasta ahora hemos sido clara e irracionalmente marginados de ¨¦ste, el PDI es demasiado importante para que se convierta en tan s¨®lo el plan Borrell. Llamamos ala responsabilidad de todos los agentes sociales para estar a la altura de un debate verdaderamente estrat¨¦gico para el pa¨ªs. Llamamos a la sociedad espa?ola para que, incluso con goma de borrar y lapiceros de colores, aliente un debate trascendental: el del futuro de sus infraestructuras.
es secretario general de Fetcomar-CC OO y miembro del consejo ejecutivo del Comit¨¦ Sindical del Transporte de la CE.
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