?Qu¨¦ hay en un nombre?

Para las formaciones pol¨ªticas, el nombre est¨¢ lleno de simbolismos, pero tiene poca importancia. George Orwell se hubiera re¨ªdo de las bufonadas de la Democracia Cristiana italiana. En un desesperado intento por restaurar su apaleada imagen, el partido ha anunciado su intenci¨®n de cambiar de nombre. El apelativo con m¨¢s posibilidades de ser elegido es encantadoramente inapropiado: Partido Popular. Y para designar . a una organizaci¨®n que ha visto su apoyo popular hundirse desde casi la mayor¨ªa hasta el 18%, incluso menos que los comunistas. Para un partido pol¨ªtico, cambiar de nombre es un riesgo. El Partido Laborista se ha resistido en numerosas ocasiones a la sugerencia de cambiarlo por el temor a perder a sus tradicionales votantes. Un cambio en el nombre del partido es una seria admisi¨®n de derrota, la aceptaci¨®n de que hay m¨¢s malos que buenos sentimientos asociados al partido. Los partidos, generalmente, cambian de nombre para no ser asociados a los horrores del pasado. ( ... ) El cambio de nombre de los partidos en el Reino Unido s¨®lo ha tenido ¨¦xito cuando respond¨ªa a su natural evoluci¨®n. ( ... ) Pero el cambio artificial de denominaci¨®n hace m¨¢s mal que bien. ( ... ) La Democracia Cristiana italiana cree que no tiene otra opci¨®n. Seriamente tocado por los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n y las sospechas de su relaci¨®n con la Mafia, el partido padece, seg¨²n su secretario general, una "herencia que amenaza con aplastarnos". ( ... ) 16 de abril