En tono reflexivo

Con sentido de la medida -algo no habitual en estos empe?os, tan dados al exceso como a la racaner¨ªa- se estren¨® El secreto enamorado, segunda ¨®pera de Manuel Balboa (La Coru?a, 1958). La primera, Romeo o la memoria del viento, de 1988, a¨²n no ha visto la luz.Utiliza Balboa en El secreto un texto po¨¦tico de Ana Rossetti basado en amores imposibles de Oscar Wilde, m¨¢s apropiado para ilustrar una situaci¨®n que para desarrollar un conflicto dram¨¢tico. Balboa no oculta la admiraci¨®n que le despiertan Strauss o Wagner, Monteverdi o el Chap¨ª de Margarita la tornera, y les homenajea en una partitura cuyos aspectos orquestales puros est¨¢n m¨¢s hilvanados que los intr¨ªnsecamente teatrales.

El recitativo, el declamado, es inteligible y claro, aunque tiende a una ligera monoton¨ªa expresiva. Los medios reducidos -24 instrumentistas, cinco cantantes- impiden un mayor y m¨¢s denso vuelo l¨ªrico que a veces se adivina. El tono general es reflexivo y tiende al di¨¢logo de las voces individuales. La ¨®pera, en conjunto, se escucha con agrado.

Dirige Jos¨¦ Ram¨®n Encinar, excelente como siempre en estos menesteres, a una Sinf¨®nica de Madrid que se multiplica. La direcci¨®n de actores es excesivamente contenida y est¨¢tica, sobre una escenograf¨ªa apropiada y con alg¨²n destello sugerente. El reparto vocal es homog¨¦neo.