Las pinturas de Fischl muestran el impacto perturbador de lo trivial
El artista norteamericano presenta su primera exposici¨®n individual en Espa?a
Eric Fischl (Nueva York, 1948) est¨¢ considerado como uno de los m¨¢s destacados pintores realistas norteamericanos de los a?os ochenta. Su fe en la vitalidad de la pintura es un arma que esgrime contra un p¨²blico que ¨¦l considera cada vez m¨¢s insensible. En Fischl, el juego de la realidad es perturbador. Los suyos son cuadros narrativos, de escenas triviales que pueden cobrar dimensiones m¨ªticas y a la vez convertirse en delaciones de nuestra fragilidad corporal. Fischl presenta su primera muestra individual en Madrid.
Cuando Eric Fischl empez¨® como estudiante de arte en California en los a?os setenta se hab¨ªa decretado la muerte de la pintura a favor de los movimientos de vanguardia m¨¢s abstractos o conceptuales. "Al principio, yo tambi¨¦n era abstracto y aceptaba lo que me hab¨ªan ense?ado en el sentido de que se trataba de la expresi¨®n personal por encima de la t¨¦cnica o de la historia", afirma FischI. "Pero unos cinco a?os despu¨¦s de dejar la escuela empec¨¦ a necesitar un contenido distinto para mi pintura. Era un contenido que la pintura abstracta no me daba, porque no encontraba un p¨²blico para mi obra. El ¨²nico p¨²blico que la entend¨ªa era muy limitado, s¨®lo artistas e historiadores del arte. Era un lenguaje privado. Yo quer¨ªa un lenguaje m¨¢s popular que alcanzara a mayor cantidad de gente". Este artista ha recobrado una fe en la pintura realista que sus compa?eros de generaci¨®n hab¨ªan perdido. "La pintura fue siempre una forma de visualizar cosas que se pod¨ªan pensar o sentir, pero no necesariamente ver. Y el pintor lo imaginaba y lo hac¨ªa visible: as¨ª es el cielo, as¨ª es el mundo. Ahora hay tantas maneras mucho m¨¢s inmediatas y que representan el mundo al detalle. ?Qu¨¦ le queda a la pintura? Las im¨¢genes que el pensamiento mejora. Gran parte del trabajo de artistas de mi generaci¨®n en Nueva York consist¨ªa en demostrar que la pintura hab¨ªa muerto, y hac¨ªan pintura muerta. Dec¨ªan: el arte es insignificante. Y se hicieron artistas famosos de arte insignificante. Yo siempre cre¨ª en el arte con significado".
Se ha usado con frecuencia la palabra perversi¨®n asociada a sus pinturas, especialmente a las de los ochenta. ?l piensa que quiz¨¢ sea un punto de vista puritano sobre la exposici¨®n de los actos y momentos dom¨¦sticos de la intimidad. "Hubo un momento dram¨¢tico en mi vida, que fue la muerte de mi madre", dice FischI. "Su vida fue dif¨ªcil e hizo mi vida dif¨ªcil tambi¨¦n. Su muerte me caus¨® una serie de sentimientos complejos. Yo ya era adulto, pero fue un choque tremendo para m¨ª. Me result¨® traum¨¢tico asumir el proceso de la muerte. No tuve la preparaci¨®n para hacerlo, como no se suele tener la preparaci¨®n para hablar y afrontar los momentos de transici¨®n de nuestra vida. La sociedad en la que vivo parece informar sobre todos los aspectos de la vida, pero no es as¨ª. Se habla de valores convencionales de la familia, pero no se habla de la sexualidad infantil, de la pubertad; se habla de lo muerto, pero no de la ca¨ªda en la muerte. Siempre desde fuera. En mis cuadros se reflejan a veces esos momentos aparentemente triviales de la vida, de las transiciones. Cuando un ni?o mira con deseo a su madre, por ejemplo. Es natural, s¨®lo hay que saber orientar despu¨¦s ese deseo. La gente que se ha aficionado tanto a esas pel¨ªculas violentas, de casquer¨ªa, no saben lo que es la muerte. No tienen idea ni se plantean lo que eso puede significar para uno, llegado el momento".
Para ¨¦l la pintura no est¨¢ muerta, pero cree que, probablemente, el p¨²blico s¨ª lo est¨¢. "Estuve en una exposici¨®n del fot¨®grafo Nicholas Nixon sobre enfermos de sida. Hab¨ªa una v¨ªctima de sida que parec¨ªa que estaba a punto de morir. Un par de meses despu¨¦s fui en Alemania a una exposici¨®n de Munch donde hab¨ªa un cuadro de la hermana del pintor que estaba muriendo. La almohada, su pelo rojo. Era una pintura tr¨¢gica, pero ten¨ªa algo que la fotograf¨ªa no ten¨ªa. Munch no s¨®lo se sent¨® all¨ª y mir¨® la muerte cara a cara; la pint¨®. Cada detalle, la forma en que se hund¨ªan las mejillas, el pelo se marchitaba y la nariz enrojec¨ªa, pero tambi¨¦n c¨®mo la luz pegaba en las s¨¢banas. La pintura es testimonio del hecho de que podemos sobrevivir a eso, porque ¨¦l pudo permanecer all¨ª y presentar la batalla a ese momento. La foto me llen¨® de tristeza y no me hizo sentir la confianza de que pod¨ªa sobrevivir. La pintura, hecha a mano lentamente, te hace participar de ese momento entre Munch, su hermana y yo, ahora".
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.