Sobre la finalidad de las medidas de reactivaci¨®n
Dos acontecimientos definen la realidad actual de nuestro pa¨ªs. De un lado, la recesi¨®n econ¨®mica y, de otra parte, el ambiente preelectoral que se vive tras disolver el presidente del Gobierno las dos C¨¢maras. A todo ello, se ha agregado el debate pol¨ªtico sobre su finalidad electoralista y la intencionalidad econ¨®mica (Real Decreto Ley 3/1993 de "Medidas urgentes sobre materias presupuestarias, tributarias, financieras y de empleo").Antes de entrar en disquisiciones te¨®ricas comenzaremos enumerando los supuestos y restricciones que enmarcan y condicionan nuestra reflexi¨®n sobre el tema en cuesti¨®n. En primer lugar, hemos de admitir que la econom¨ªa espa?ola se encuentra en una fase c¨ªclica recesiva, marcada por el elevado nivel de desempleo y el diferencial en inflaci¨®n respecto a la CE; en segundo lugar, hemos de asumir que la discrecionalidad en la pol¨ªtica econ¨®mica est¨¢ limitada por el Tratado de Uni¨®n Econ¨®mica y el Programa de Convergencia Econ¨®mica (aprobado en el Congreso de los Diputados en 1992); y por ¨²ltimo, hemos de aceptar la hip¨®tesis de que el partido gobernante desea renovar su mandato y, por contra, la oposici¨®n pretende arrebatarle el poder en las pr¨®ximas elecciones generales.
Ambiente favorable
Una vez enumeradas estas cooordenadas, pasamos a exponer aquellos fundamentos del an¨¢lisis del ciclo pol¨ªtico y econ¨®mico que contribuyen a mejorar el debate sobre la finalidad de las medidas de reactivaci¨®n. Existen numerosas aportaciones, pero nosotros nos vamos a centrar en dos: la teor¨ªa del ciclo pol¨ªtico y la pol¨ªtica econ¨®mica y la teor¨ªa de la disciplina ideol¨®gica o partidista.En los primeros estudios se defend¨ªa la tesis de que los gobernantes procurar¨¢n crear un ambiente econ¨®mico favorable antes de las elecciones. Para ello, articulan medidas macroecon¨®micas expansionistas, con el fin de reducir el nivel de desempleo y mantener la tasa de inflaci¨®n. Los electores, de un modo irracional o ingenuo, posiblemente votar¨¢n al partido gobernante sin sopesar, en su decisi¨®n, el coste de la pol¨ªtica de ajuste que m¨¢s tarde el gobierno reelegido ha de aplicar tras la celebraci¨®n de los comicios.
Propuestas te¨®ricas m¨¢s recientes defienden la tesis de que los gobernantes, al aplicar en periodo preelectoral una pol¨ªtica macroecon¨®mica expansionista, ocultan a los votantes (esta vez racionales y bien informados) las consecuencias que a posteriori conlleva su estrategia.
De todo lo anterior se concluye que el cielo pol¨ªtico condiciona la pol¨ªtica econ¨®mica e imposibilita la adopci¨®n de medidas adecuadas al tempo econ¨®mico.
Los an¨¢lisis que se enmarcan en esta otra corriente admiten que los votantes son racionales e inteligentes, de modo que en las elecciones optar¨¢n por aquel partido que les permita optimizar su nivel de bienestar. Las preferencias pol¨ªticas de los ciudadanos pueden as¨ª variar, tras la aparici¨®n de fuertes desequilibrios econ¨®micos internos (desempleo e inflaci¨®n).
La incertidumbre de un proceso electoral genera entre los electores unas expectativas que condicionan la pol¨ªtica econ¨®mica del futuro Gobierno. El caso del presidente Mitterrand es particularmente revelador, pues tras ganar las elecciones en mano de 1981 y, ante la recesi¨®n econ¨®mica que viv¨ªa Francia (con una tasa de desempleo del 7,4%), articul¨® una pol¨ªtica macroecon¨®mica expansionista, fiel a la ideolog¨ªa econ¨®mica del Partido Socialista (basada en el sacrificio que supone soportar elevadas tasas de inflaci¨®n, en pro de conseguir mantener un crecimiento positivo). El presidente franc¨¦s estim¨® que era mejor adoptar este tipo de medidas que, adem¨¢s de corroborar las expectativas del electorado socialista, amortiguaban los efectos de una posible recesi¨®n, por otra parte inevitable. El paso del tiempo ha evidenciado el error de Mitterrand, pues si bien, en 1982, la econom¨ªa del pa¨ªs vecino registr¨® un crecimiento similar al de Inglaterra y superior al de Alemania, sin embargo, en los tres a?os siguientes, la actividad productiva apenas creci¨®.
El panorama actual de nuestra econom¨ªa est¨¢ marcado por la incertidumbre sobre si las medidas de reactivaci¨®n conseguir¨¢n, al menos, amortiguar los efectos nocivos de la recesi¨®n. Nos parece excesivamente arriesgado pronunciamos, en estos momentos, acerca de la fatalidad de esta ley, pues estimamos que han de ser los resultados de las elecciones generales, a celebrar el d¨ªa 6 de junio, los que han de corroborar o refutar si este Real Decreto se ha planteado con fines electoralistas.
No obstante, los escenarios que se vislumbran en el horizonte electoral de los pr¨®ximos meses son dos. Por un lado, y de acuerdo con la teor¨ªa del ciclo pol¨ªtico y la pol¨ªtica econ¨®mica, el electorado (se supone que ingenuo) apostar¨¢ por la reelecci¨®n del gobierno, siempre que mejore la situaci¨®n econ¨®mica actual.
En las ant¨ªpodas se situar¨¢n los defensores de la tesis de que el votante (nacional y, en consecuencia, posee un juicio bien fundamentado acerca de las diferentes opciones pol¨ªticas) no estar¨¢ condicionado, en su decisi¨®n electoral, por los resultados positivos obtenidos tras la aplicaci¨®n de estas medidas de reactivaci¨®n econ¨®mica. En consecuencia, los electores contemplados por la propuesta te¨®rica de la disciplina ideol¨®gica, solamente modificar¨¢n su intenci¨®n de voto en funci¨®n del nivel de desempleo y la tasa de inflaci¨®n.
Electorado racional
A modo de conclusi¨®n, y ateni¨¦ndonos a trabajos publicados recientemente [v¨¦ase la macroencuesta publicada en este diario el 21, 22 y 23 de marzo y el sondeoflash del 14 de abril de 1993] no podemos inferir que las medidas de reactivaci¨®n econ¨®mica vayan a reportar grandes beneficios electorales al partido gobernante, ya que el diferencial actual, en intenci¨®n de voto, entre el PSOE y el PP es muy reducido. M¨¢s bien, parece confirmarse la tesis de que el electorado, racional y con un juicio bien fundamentado no modificar¨¢ su intenci¨®n de voto ante una hipot¨¦tica reactivaci¨®n coyuntural; por lo que el centro-derecha podr¨ªa beneficiarse electoralmente de la mala situaci¨®n econ¨®mica del pa¨ªs, la, cual viene marcada, b¨¢sicamente, por el elevado nivel de desempleo.
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