El nuevo avi¨®n Harrier II Plus, en cuya construcci¨®n participa Espa?a, ya esta listo para despegar
El nuevo Harrier II Plus est¨¢ preparado para iniciar su despegue desde la base de Patuxent (Maryland, Estados Unidos). Pilotos y mec¨¢nicos estadounidenses revolotean atareados alrededor del primer aparato de esta base que lleva sobre su fuselaje gris las banderas de Italia y Espa?a junto con la de Estados Unidos. ?ste es quiz¨¢ el primer ejemplo de c¨®mo la industria armament¨ªstica se ajusta a los recortes de defensa de la posguerra fr¨ªa.
Cuando los primeros Harrier terminen la fase de pruebas, 43 aparatos id¨¦nticos Harrier Plus AV-8b entrar¨¢n a formar parte de los ej¨¦rcitos de los tres pa¨ªses. El radar que se est¨¢ acoplando al Harrier Plus permitir¨¢ ataques nocturnos y dirigir¨¢ misiles inteligentes hacia el objetivo a distancia. Algunos pilotos veteranos, como Jack Jackson, no ocultan su entusiasmo hacia la nueva generaci¨®n de los Harrier, inventados por la British Aeroespace, que empez¨® a pilotar en 1971. "El aumento de la potencia de su motor Rolls Royce permitir¨¢ que vaya cargado hasta los topes con armas. Adem¨¢s de la tradicional flexibilidad de movientos del Harrier, gracias al radar podr¨¢ volar de noche o con mal tiempo. ?sta va a ser la m¨¢quina m¨¢s capaz de todas las que sobrevuelan el espacio a¨¦reo", dice el militar, de 50 a?os.La Armada espa?ola espera sacar provecho de la mejora de estos aparatos. El Gobierno aprob¨® en 1992 invertir 46.000 millones de pesetas en ocho de estos aparatos, que ser¨¢n utilizados para proteger su flota. Espa?a ya ha desembolsado 6.000 millones en la fase de creaci¨®n del proyecto Harrier Plus, la misma cantidad que Italia. Estados Unidos, que comprar¨¢ 27 aparatos, tan s¨®lo ha invertido 1.700 millones de pesetas. Este desequilibrio est¨¢ justificado, seg¨²n McDonnell Douglas, por el hecho de que el Ej¨¦rcito norteamericano corre con los gastos de la experimentaci¨®n de los aparatos en sus bases.
En esta nueva era, Estados Unidos ha llegado a la conclusi¨®n de que prefiere compartir los costes de defensa con sus aliados de la Organizaci¨®n del Atl¨¢ntico Norte (OTAN), antes que seguir pagando el alt¨ªsimo precio de ser la cabeza indiscutible del imperio.
Adem¨¢s, los pa¨ªses compradores quieren, aunque sea humildemente, colaborar en la construcci¨®n de sus nuevos aparatos de defensa. "Hace unos a?os", explica un militar espa?ol destacado en el proyecto, "ven¨ªas a comprar y ten¨ªas que pagar el precio que ellos fijaran". "Con la mejora de la industria espa?ola estamos en disposici¨®n de beneficiamos de la participaci¨®n en la construcci¨®n", concluye.
McDonnell Douglas ha descubierto que se han acabado los tiempos en los que los potencias medianas ven¨ªan a Estados Unidos como meros compradores. La empresa espa?ola Construcciones Aerona¨²ticas, SA (CASA), realizar¨¢ el ensamblaje de los ocho aparatos que el Gobierno de Madrid ha comprado y que se empezar¨¢n a entregar a principios de 1996.
Iberia estar¨¢ a cargo de la revisi¨®n de los nuevos motores construidos por la f¨¢brica brit¨¢nica Rolls Royce, Ceselsa suministrar¨¢ los simuladores de vuelo para el consorcio e Inisel aportar¨¢ los bancos de prueba de avi¨®nica. En el caso de Italia, Breda construir¨¢ los ca?ones y Alenia y Fiat realizar¨¢n las funciones que en el caso espa?ol realizan CASA e, Iberia.
"Los recortes de defensa y la sustituci¨®n de un sistema bipolar de tensi¨®n por la multiplicaci¨®n de las crisis en el globo van a favorecer proyectos como ¨¦ste", explica el director del proyecto de McDonnell Douglas, Pat Finneran, antes de salir hacia Washington para entrevistarse con miembros del Comit¨¦ de Defensa del Congreso norteamericano que apoyan esta iniciativa. El acuerdo de los tres pa¨ªses de la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte para construir un nuevo Harrier Plus es uno de los proyectos, junto con la construcci¨®n del F-18, con los que trata de recuperarse de una profunda crisis la empresa aerona¨²tica McDonnell Douglas.
Aterrizar en un agujero
"Con este aparato puedes aterrizar en una pista de tenis", explica el piloto de la base de Patuxent River, Jack Jackson. "Yo he aterrizado hasta en un agujero de la selva con uno de ¨¦stos", dice con orgullo para explicar la capacidad de despegue y aterrizaje vertical que hace estos aparatos tan apropiados para las pistas de los portaaviones. A pesar de que no es un avi¨®n supers¨®nico, su velocidad es muy superior a la de un avi¨®n comercial. "Comparar la potencia que se percibe cuando vuelas uno de estos con un autom¨®vil Porsche es como comparar un f¨®rmula 1 con una bicicleta", dice Jackson. "Este avi¨®n se pone de 0 a 100 nudos en cuatro segundos.Jackson explica cada detalle de su aparato con el orgullo con que un padre muestra las matr¨ªculas de honor de su hijo. El sistema de expulsi¨®n del asiento de la cabina, a trav¨¦s de un cristal bordeado de p¨®lvora para facilitar la salida; el peque?o monitor de v¨ªdeo para grabar los bombardeos; el radar que se ha acoplado en el ya abigarrado cuadro de mandos a un alt¨ªsimo coste. "Poner un radar no es como poner un radiocasete", dice el cap?t¨¢n de corbeta espa?ol Jos¨¦ Mar¨ªa Suanzes, las reformas son tan grandes que al final lo ¨²nico que vale es el fuselaje, y el coste es igual a las dos terceras partes de un avi¨®n nuevo".
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