Un piso p¨²blico desalojado hace dos meses en San Blas sigue aun vac¨ªo

Una familia de okupas -formada por un alba?il de 23 a?os; su esposa, embarazada, y su hija de tres a?os- fue desalojada el 25 de febrero de un piso p¨²blico en San Blas del Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima). Despu¨¦s de dos meses, la casa sigue vac¨ªa, vigilada por guardas de seguridad. Ellos viven con unos amigos en otra vivienda okupada de la vecindad. El Ivima explica que el piso a¨²n no se ha entregado a nadie porque est¨¢ en obras. Los vecinos del bloque aseguran que los arreglos no han empezado a¨²n.

Los ¨²nicos habitantes actuales de este inmueble peque?o, de tres habitaciones, ba?o y cocina, situado en una planta baja del n¨²mero 5 de la calle del Castillo de La Mota, son los guardas que lo custodian para que nadie lo tome por asalto. En el momento del desalojo el piso estaba muy dejado, ten¨ªa humedades y carec¨ªa de luz. Incluso las ratas se aventuraban por un agujero abierto en el cochambroso ba?o.Responsables del Ivima, entidad dependiente de la Comunidad de Madrid, aseguran que "es frecuente tener que arreglar una vivienda okupada, porque a menudo queda destrozada". "Han ido ya los alba?iles, pero tiene que acudir el resto de los gremios antes de poder entregarla a la persona para la que est¨¢ prevista", a?aden. Sin embargo, los vecinos de la escalera afirman que "s¨®lo los inspectores han acudido a comprobar el estado de la casa, pero a¨²n no hay ning¨²n obrero trabajando".

Una hija m¨¢s

?ngel L¨®pez y Carmen Gallego siguen de okupas, ahora con menos espacio que antes, ya que comparten vivienda con otra pareja y tienen una hija m¨¢s, que naci¨® poco despu¨¦s de ser desalojados. Dieron la patada hace cuatro a?os al piso de San Blas, que llevaba meses vac¨ªo tras el traslado de su ¨²ltimo adjudicatario.En todo ese tiempo no se preocuparon de presentar una solicitud de vivienda social. Ni siquiera cuando les lleg¨® la temida orden de desalojo, por la v¨ªa judicial. Su desidia sorprend¨ªa al vecindario. "Ten¨ªan que haberse molestado en presentar sus papeles en el Ivima", aseguran.

Sus antiguos vecinos se apenaron cuando la pareja se mud¨® por la fuerza. Sobre todo porque todav¨ªa recuerdan a la familia que habit¨® el piso antes que la joven pareja. "Aqu¨¦llos s¨®lo hac¨ªan montar l¨ªos; estos chicos eran tranquilos, pero se ten¨ªan que haber preocupado un poquito m¨¢s de vivir dignamente", aseguran.

Ahora, los vecinos del bloque se hacen c¨¢balas sobre qui¨¦n ser¨¢ el pr¨®ximo habitante de la casa tras las obras.