Episodios socialistas
LAS SOTERRADAS batallas vividas estos d¨ªas en torno a sus candidaturas constituyen un reflejo de algunas de las contradicciones del PSOE. Las encuestas indican que uno de los motivos esenciales del retroceso que le pronostican es la larga permanencia en el poder: la gente suele tener nostalgia de sus ¨ªdolos pol¨ªticos cuando se han ido, pero mientras liguen en candelero hay un momento en que el electorado ans¨ªa, ver caras nuevas. Cualquier experto electoral recomendar¨ªa al PSOE combinar por ello la presencia de su todav¨ªa bien valorado candidato a la presidencia con la renovaci¨®n dr¨¢stica del grueso de las candidaturas: para demostrar que hay recambio en sus propias filas y que no es imprescindible recurrir al que ofrece la competencia.Pero ocurre que los enfrentamientos internos, aplazados en aras de la campa?a, limitan el margen para cualquier iniciativa de ese tipo. La idea de repetir b¨¢sicamente las listas de 1989 resulta tal vez explicable desde la perspectiva de no reabrir heridas, pero es incomprensible desde una estrategia electoral que aspire a retener a los votantes indecisos.
Frente a esa contradicci¨®n ha aparecido la posibilidad de integrar en las listas a personalidades independientes. Ello se presentar¨ªa como expresi¨®n de la voluntad socialista de apertura a la sociedad: de abrir las ventanas, salir de la din¨¢mica internista, demostrar sensibilidad ante nuevos problemas y situaciones, etc¨¦tera. Adem¨¢s, dar¨ªa una coartada a ese sector del electorado partidario en general de que siga gobernando Gonz¨¢lez -tal vez al frente de un Gobierno abierto a la presencia de personas sin significaci¨®n pol¨ªtica concreta-, pero reticente a seguir votando al PSOE. Es una buena idea, pero tropieza con dos tipos de dificultades: primero, que los dirigentes llamados a ser sustituidos por tales independientes no se dejan; segundo, que los independientes con aut¨¦ntico prestigio tampoco se dejan.
Lo primero tiene que ver con la cultura algo mostrenca de los aparatos partidarios: "El que quiera peces... ", o bien: "Ya han pagado la cuota?". Tambi¨¦n tiene que ver con problemas pr¨¢cticos: el v¨¦rtigo ante la posibilidad de perder una ocupaci¨®n que ha sido su medio de vida desde hace 10 o m¨¢s a?os agudiza el ingenio de los afectados a la hora de encontrar argumentos contra esa iniciativa. La dificultad para reclutar independientes prestigiosos que de verdad sean ambas cosas tiene que ver con la experiencia de la utilizaci¨®n que los partidos han solido hacer de las personas que han aceptado colaborar con alg¨²n partido y se han encontrado luego en la alternativa de pedir el carn¨¦ o ser mantenidas bajo sospecha.
En todo caso, ambas dificultades derivan de un cierto modelo de partido seg¨²n el cual algunas personas tienen un derecho vitalicio de propiedad sobre el mismo y capacidad para decretar el n¨²merus clausus a su conveniencia. Uno de los efectos de esa concepci¨®n es la consideraci¨®n de que las listas deben reflejar, en primer lugar, la correlaci¨®n interna de fuerzas, y s¨®lo secundariamente, como mucho, los intereses y aspiraciones del electorado. Algunos episodios de estos d¨ªas se entienden mejor a la luz de esa teor¨ªa.
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