Los problemas de la transformaci¨®n
El proceso que se opera en los pa¨ªses de Europa central y del Este de transformaci¨®n de los reg¨ªmenes del socialismo real en reg¨ªmenes capitalistas basados en la econom¨ªa de libre mercado es un fen¨®meno de trascendencia hist¨®rica. El camino por el que se conduce ha resultado ser much¨ªsimo m¨¢s dif¨ªcil de lo que se imaginaba la gente cuando hace cuatro a?os Polonia lo inici¨®. Los sondeos llevados a cabo recientemente por la comisi¨®n europea de Gallup en 18 pa¨ªses de Europa central y de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica demostraron cu¨¢n grandes son la desilusi¨®n, la decepci¨®n y el descontento de sus sociedades.Y son muchas las causas de esa reacci¨®n. Para las sociedades ex comunistas, acostumbradas a un reparto igualitario de la pobreza, Occidente, con sus tiendas flamantes y abarrotadas, se presentaba como el m¨¢s maravilloso de los para¨ªsos al alcance de la mano. La propaganda del "estilo de vida occidental" acrecent¨® a¨²n m¨¢s las aspiraciones de consumo en sociedades en las que la econom¨ªa centralizada hab¨ªa fracasado y a duras penas consegu¨ªa satisfacer las necesidades de la poblaci¨®n. Para las sociedades decepcionadas por el comunismo, el mercado libre se presentaba como la varita m¨¢gica que resolver¨ªa todos sus problemas. Hay que a?adir que Occidente tambi¨¦n contribuy¨® a fomentar la ilusi¨®n de que dar¨ªa una gran ayuda, y que, con ella, la dolorosa operaci¨®n de la transformaci¨®n generar¨ªa menos sufrimientos.
Se puede decir que a las sociedades ex comunistas se les aplic¨® una especie de anestesia, pero que, como sucede siempre, sus efectos fueron disip¨¢ndose poco a poco, devolviendo la sensibilidad al dolor a los cuerpos que estaban siendo operados. La democracia ha amortiguado el dolor, pero los sufrimientos pueden generar reacciones muy peligrosas, sobre todo cuando las ilusiones irracionales se ven arrasadas por una cruel y dura realidad. Esa realidad nos dice que en los ¨²ltimos tres a?os los ingresos reales de los h¨²ngaros han disminuido en un 30%; en Polonia, en un 40%, y en Bulgaria y en las antiguas rep¨²blicas de la URSS, en un grado a¨²n mayor. El paro afecta ya en todos esos pa¨ªses al 10%-20% de la poblaci¨®n activa.
Un rud¨ªsimo golpe ha sido para todos los pa¨ªses de la zona el colapso econ¨®mico vivido por la antigua URSS y por la desaparici¨®n del Consejo de Ayuda Mutua Econ¨®mica (CAME). La reorientaci¨®n del comercio exterior es un proceso que requiere tiempo y que, para tener ¨¦xito, requiere importantes inversiones, pero ?de d¨®nde sacar el dinero para hacerlas si los pa¨ªses ex comunistas, adem¨¢s de tener sus arcas vac¨ªas, tienen enormes deudas? (Hungr¨ªa, 20.000 millones de d¨®lares; Polonia, m¨¢s de 40.000 millones, y Rusia, m¨¢s de 80.000 millones).
Las esperanzas puestas en el capital occidental no se han visto cumplidas, y su participaci¨®n en la compra de empresas, en la construcci¨®n de f¨¢bricas y en la inversi¨®n de capitales es mucho menor de lo que se esperaba. En Polonia, por ejemplo, las inversiones extranjeras apenas ascienden a mil millones de d¨®lares. Para dar una idea de lo rid¨ªcula que es esa suma hay que recordar que Alemania, para realizar la reconversi¨®n de la antigua RDA, invertir¨¢ en 10 a?os nada menos que un bill¨®n de marcos. El ejemplo es muy aleccionador, porque la RDA era el, pa¨ªs comunista mejor organizado y de industria m¨¢s moderna, y su econom¨ªa siempre estuvo m¨¢s ligada a Occidente y a la Comunidad Europea que las de otros pa¨ªses del bloque sovi¨¦tico.
Es evidente que la transformaci¨®n que se opera ser¨ªa menos dolorosa si el mundo viviese momentos de auge econ¨®mico, pero lamentablemente ocurre todo lo contrario. En el momento en que Polonia emprendi¨® la nueva senda, Occidente empez¨® a hundirse en una crisis que a¨²n no ha tocado fondo. El Banco Europeo de Reconstrucci¨®n y Desarrollo, al que se le asign¨® el papel de principal patrocinador de los cambios econ¨®micos en la Europa ex comunista, apenas ha acumulado 160 millones de d¨®lares, de los que se ha gastado las dos terceras partes en su propio mantenimiento.
Es cierto que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y varios de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados han ofrecido a los pa¨ªses de Europa central y del Este m¨¢s de 10.000 millones de d¨®lares en cr¨¦ditos, pero han puesto condiciones tan dif¨ªciles para su obtenci¨®n que en la pr¨¢ctica son casi inaccesibles. Adem¨¢s, Occidente, y en particular los pa¨ªses del G-7, se preocupa ahora ante todo de los problemas de Rusia y, como sus necesidades son inconmensurables, muy poco queda para el resto.
Entre los muchos obst¨¢culos que encuentran las reformas econ¨®micas en los pa¨ªses del cuadril¨¢tero de Visegrado (Rep¨²blica Checa, Eslovaquia, Hungr¨ªa y Polonia), uno de los m¨¢s preocupantes es el descenso de sus exportaciones a la CE. En 1992, el d¨¦ficit comercial de Polonia con la CE ascendi¨® a 1.400 millones de d¨®lares, y este a?o, seg¨²n se calcula, ser¨¢ a¨²n mayor, lo que significa que, mientras los pa¨ªses del grupo de Visegrado se abren cada vez m¨¢s a los productos de Occidente, ¨¦ste les compra cada vez menos. La CE limita la compra de art¨ªculos tradicionalmente importados de Polonia, la Rep¨²blica Checa y de otros antiguos pa¨ªses comunistas, como el acero, los tejidos, las sustancias qu¨ªmicas y ¨²ltimamente tambi¨¦n los alimentos. Utilizando como pretexto el peligro de la fiebre aftosa, enfermedad que desde hace 20 a?os no se ha detectado en la Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa y Polonia, se ha cerrado la entrada en la CE de la carne y derivados de esos pa¨ªses. Las protestas de los pescadores occidentales han cerrado en la pr¨¢ctica el mercado de la CE para el pescado que captura la flota polaca.
El comercio exterior, que pod¨ªa ser para los pa¨ªses ex comunistas una fuente de divisas y un medio para la acumulaci¨®n de capitales, apenas asegura los ingresos necesarios para pagar por las importaciones. Todo lo que he expuesto hace que el camino que separa a los pa¨ªses de Europa central y del Este del nivel de Occidente y de su integraci¨®n con la CE sea mucho m¨¢s largo de lo que se pod¨ªa prever. Y ¨¦sa es una de las principales razones de la gran frustraci¨®n que conocen hoy las sociedades de los antiguos pa¨ªses comunistas, fen¨®meno muy peligroso para la estabilidad de todo el continente.
es ex presidente de Polonia.
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