La necesidad de producir m¨¢s y mejor
El autor defiende transformar la estructura de los salarios, haci¨¦ndolos todo lo variables que se pueda, como medida clave para mejorar la productividad de la empresa y, por tanto, la competitividad de la econom¨ªa.
La econom¨ªa espa?ola presenta actualmente como indicador m¨¢s espectacular -por lo negativo- el nivel de desempleo existente. Al margen de otras variables, algunas de las causas m¨¢s importantes habr¨ªan de buscarse en nuestro sistema productivo de bienes y servicios, cuyo nivel de competitividad es manifiestamente mejorable.Hay un hecho incuestionable: lo que se produce en Espa?a por habitante es sensiblemente inferior a lo que se produce en Europa; as¨ª, el producto interior bruto por habitante alcanza en Espa?a solamente el 79% de lo que por t¨¦rmino medio se produce en los 12 pa¨ªses comunitarios. Hay que mejorar mucho, por tanto.
Una forma directa de lograr que los productos que fabrican las empresas espa?olas sean competitivos ser¨¢ que lo sean sus precios, y para ello ha de lograrse necesariamente un incremento de la productividad, que no es otra cosa que la relaci¨®n entre la cantidad de productos (outputs) que genera una empresa y la serie de recursos o factores productivos (inputs) que utiliza para ello. La importancia de aumentar este ¨ªndice (ouputs-inputs) es capital para las empresas, y del nivel alcanzado depender¨¢ en buena medida la competitividad que se alcance por el sistema productivo nacional.
El camino fundamental para aumentar la productividad no es otro que el de la reducci¨®n de los costes empresariales, ahora bien, no necesariamente a nivel global o absoluto, sino en t¨¦rminos relativos, esto es, se trata de reducir los costes consumidos (inputs) por cada unidad de producto (output) generada.
?Qu¨¦ costes se pueden reducir? Por una parte, el coste de aquellos bienes o servicios que las empresas compren en el mercado ya les viene dado, por lo que no pueden hacer mucho al respecto.
En relaci¨®n con los servicios externamente adquiridos, es necesario recordar que este tipo de costes viene creciendo de forma bastante m¨¢s acentuada que la de los propios bienes, siendo ¨¦ste sin duda el componente que m¨¢s ha hecho crecer el ¨ªndice global de inflaci¨®n.
Si en este tipo de operaciones econ¨®micas se estuviera en r¨¦gimen de abierta competencia, no tendr¨ªamos nada que decir, al respecto, pero esta circunstancia no se da en un buen n¨²mero de servicios, cuyos precios est¨¢n protegidos, bien por reg¨ªmenes monopol¨ªsticos u oligopol¨ªsticos, manteniendo unos precios -y, por tanto, costes para las empresas- artificialmente altos en relaci¨®n con los que existir¨ªan en r¨¦gimen de abierta competencia; se trata de servicios como, por ejemplo, los suministros de energ¨ªa el¨¦ctrica, los transportes, las telecomunicaciones y un abanico de servicios profesionales con tarifas mediatizadas. Si el Tribunal de Defensa de la Competencia logra realizar eficazmente la tarea de inducir una bajada de estos precios a trav¨¦s de la apertura de la competencia, se habr¨¢ logrado -adem¨¢s de converger en ese sentido hacia la situaci¨®n imperante en Europa- una v¨ªa para incrementar la productividad empresarial a trav¨¦s de la reducci¨®n de dichos costes.
Reducir costes internos
Si las empresas en principio no pueden reducir los costes de los bienes y servicios que adquieren en el mercado, no les queda otra soluci¨®n que actuar sobre los costes internos, es decir, aquellos que integran su propio valor a?adido. Es importante se?alar que la empresa espa?ola destaca respecto a Europa en una partida concreta: los costes de personal. As¨ª, en el a?o 1991 estos costes supon¨ªan en la empresa industrial espa?ola aproximadamente el 75% del valor a?adido por la misma (datos de la Central de Balances del Banco de Espa?a), alrededor de 10 puntos porcentuales por encima de las empresas de la mayor¨ªa de los pa¨ªses de la CE.
El problema fundamental radica en que el nivel de crecimiento anual experimentado durante los ¨²ltimos a?os por estos inputs no ha venido acompa?ado de un correlativo incremento de los outputs, lo cual ha hecho descender la productividad y, con ello, el margen operativo de las empresas. Una consecuencia de este hecho han sido los numerosos despidos (o no renovaci¨®n de contratos) habidos, ¨²nica v¨ªa (o, en todo caso, de las m¨¢s autom¨¢ticas) que les ha quedado a muchas empresas para reducir inputs (costes de personal) y as¨ª poder mantener el barco empresarial a flote, al menos durante un tiempo. Aunque no sea la ¨²nica causa, no cabe duda de que el crecimiento excesivo (y poco realista a largo plazo) del importe de estos costes ha originado un efecto reductor de las plantillas.
No hace muchos a?os en un pa¨ªs caribe?o pudimos ver una especie de cami¨®n-autob¨²s que transportaba a multitud de personas, que lo llenaban a rebosar, hasta el punto de que un buen n¨²mero de ellas iban literalmente colgadas, con una sola mano, de cualquier protuberancia de la carrocer¨ªa del cami¨®n. Tal como iba el cami¨®n no pod¨ªa circular l¨®gicamente muy deprisa, y aun yendo despacio pudimos apreciar que, al tomar alguna curva o alg¨²n bache, irremediablemente se descolgaba y ca¨ªa alguna persona. Pues bien, estamos seguros de que si el mencionado autob¨²s hubiera acelerado la marcha -aunque ello hubiera beneficiado a la mayor parte de las personas que iban en ¨¦l- hubieran ido quedando descolgadas algunas personas, en mayor n¨²mero cuanto mayor hubiera sido la velocidad alcanzada.
En relaci¨®n con la situaci¨®n actual de nuestro sistema productivo, pensamos que podr¨ªa ser beneficioso en este momento no acelerar en exceso la velocidad de crecimiento de los salarios para evitar en lo posible que queden descolgados muchos trabajadores de ese cami¨®n.
Creemos, por otra parte, que la aportaci¨®n de este art¨ªculo ser¨ªa escasa si no intent¨¢ramos hacer alguna propuesta dirigida a poder incrementar los niveles de productividad de las empresas. Una de las alternativas que pensamos puede ser m¨¢s viable en el corto plazo es una variabilizaci¨®n de los costes empresariales y, sobre todo, de aquellos que hemos se?alado como m¨¢s significativos en el valor a?adido por la empresa: los costes de personal.
La variabilizaci¨®n no es otra cosa que correlacionar en la medida de lo posible los costes (esto es, los inputs) con los outputs, de tal forma que se condicione el incremento de aqu¨¦llos a un incremento (igual o mayor) de ¨¦stos. Con ello se podr¨ªa conseguir, en primer t¨¦rmino, mantener e incluso incrementar los m¨¢rgenes operativos de las empresas, sin ser ello obst¨¢culo para poder aumentar (siempre que lo hagan los outputs producidos) las retribuciones de los trabajadores.
Los costes fijos, aunque sean necesarios en muchos casos, no dejan de ser un lastre para la actividad econ¨®mica de las empresas, que puede fluctuar sensiblemente en una econom¨ªa de mercado. Lo que se consigue variabilizando costes es que, en el caso de que la empresa expanda su actividad, el efecto positivo puede ser mayor, mientras que en el caso de restricci¨®n o ca¨ªda de la actividad, al ser menores las cargas fijas, el efecto desastre puede mitigarse en cierta medida.
La realidad actual nos muestra que los empresarios, al disminuir las ventas y, por tanto, la producci¨®n (los outputs), se est¨¢n viendo forzados a aplicar una perniciosa reducci¨®n de unos inputs (costes de personal) que son variables en el sentido de que se puede prescindir de ellos simplemente no renovando los contratos laborales. Esta eliminaci¨®n -que no variabilizaci¨®n- de costes resulta claramente perjudicial para todos los sujetos implicados, ya que perjudica, primero, a los trabajadores salientes; segundo, al empresario, ya que ha de desembolsar unos costes -bastante elevados en algunos casos- en un momento de escasez de recursos y de liquidez, perjudicando al sistema econ¨®mico en su conjunto, ya que dichos trabajadores pasan a engrosar las cifras de la poblaci¨®n pasiva, cuya financiaci¨®n representa unos costes asfixiantes para el presupuesto p¨²blico.
La aplicaci¨®n progresiva de una variabilizaci¨®n de los costes de personal, tal como se hace en otros muchos pa¨ªses, aparte de poder fomentar cierta comunidad de intereses dentro de las organizaciones, vendr¨ªa a minorar el nivel de rigideces existente en numerosas empresas; y ello de forma m¨¢s acorde con una econom¨ªa abierta.
Existen muchas f¨®rmulas para vincular cierto nivel de retribuciones a los outputs conseguidos (a nivel individual o colectivo), sin olvidar la posible retribuci¨®n mediante la entrega de acciones a los trabajadores, modalidad relativamente extendida en algunos pa¨ªses anglosajones.
En el proceso de implantaci¨®n efectiva de la variabilizaci¨®n se deber¨ªa tratar de hacer los c¨¢lculos y realizar las negociaciones de la forma m¨¢s clara y transparente posible. Adem¨¢s, creemos que ser¨ªa un error colectivizar las negociaciones y buscar f¨®rmulas generales para todo tipo de empresas, y se pueden buscar f¨®rmulas mucho m¨¢s beneficiosas si se hacen las negociaciones a la medida de cada caso. Las colectivizaciones siempre crean ventajas para unos, desventajas para otros y, en definitiva, ineficiencias para el sistema econ¨®mico.
Papel sindical
La senda de la variabilizaci¨®n de las retribuciones del personal har¨ªa necesaria, por otra parte, una modificaci¨®n o enriquecimiento de la labor de las centrales sindicales, que podr¨ªan dedicar alguna parte de sus cuadros t¨¦cnicos a funciones diferentes a las tradicionalmente laboralistas ejerciendo asimismo unas tareas en cierta medida m¨¢s agresivas, tendentes a buscar la forma en que los trabajadores puedan obtener un mayor nivel de motivaci¨®n en las empresas, un mayor aprovechamiento -y retribuci¨®n- de su tiempo de presencia, aireando las ineficiencias en la gesti¨®n empresarial y apoyando las mejoras t¨¦cnicas, presionando para la automatizaci¨®n y promoci¨®n de los trabajadores, etc¨¦tera. Se tratar¨ªa de asumir nuevas funciones con car¨¢cter impulsor del bienestar de los trabajadores.
es catedr¨¢tico de Econom¨ªa Financiera y Contabilidad de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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