L¨¢grimas y risas
En cuatro d¨ªas de comunicaciones de ma?ana y tarde y asambleas nocturnas es inevitable que se oiga de todo. Junto a las intervenciones m¨¢s sesudas y elaboradas, en las que se reclamaba una mayor presencia de la mujer en el arte o un nuevo concepto de exhibici¨®n, no faltaron puestas en escena que fueron coronadas con aplausos y carcajadas. En este sentido, la mejor fue sin duda la del valenciano Miguel Molina, quien, tocado con un casco atravesado con una viga, recurri¨® al formato sonoro de los telediarios para denunciar, con gran sentido del humor, lo que ¨¦l considera gran pantomina de arte oficial, y para proponer despu¨¦s un nuevo replanteamiento.Dentro de la pura interrupci¨®n jocosa, no falt¨® la de una mujer que pidi¨® la palabra y se lanz¨® a cantar unas sevillanas acompa?ada a las palmas por una amiga o la de otra asistente que subi¨® a leer un comunicado de artistas an¨®nimos y se tom¨® media hora para interpretar lo que parec¨ªa uno de los momentos estelares de su vida. Tambi¨¦n caus¨® sorpresa la intervenci¨®n de la escultora Eva Lootz; para defender a la caricaturizada Mar¨ªa Corral y acusar a los organizadores de machismo y mal gusto.
Aunque ninguna actuaci¨®n fue tan sorprendente como la de Ferran Garc¨ªa Sevilla, uno de los pocos pintores conocidos que acept¨® la invitaci¨®n de los coordinadores, ?ngel Gonz¨¢lez y Horacio Fern¨¢ndez, para asistir, pero que lejos de opinar en p¨²blico se limit¨® a pasear y observar desde las ¨²ltimas filas. Una de las pocas frases que se le oy¨® se la dirigi¨® al fot¨®grafo de EL PA?S: "Si me haces una foto, te rompo la c¨¢mara".
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