La prioridad debe ser el empleo
Dif¨ªcilmente puede exagerarse la cr¨ªtica situaci¨®n que vive la sociedad espa?ola, con una econom¨ªa en recesi¨®n, los niveles de desempleo m¨¢s altos jam¨¢s registrados, un mercado de trabajo desestructurado y una baja poblaci¨®n activa. Parece imprescindible, por tanto, que todos los esfuerzos de nuestra naci¨®n se dirijan a atender las demandas sociales.Es impostergable, en primer lugar -y ¨¦ste es un motivo central de las reivindicaciones del Primero de Mayo-, poner la reactivaci¨®n de la econom¨ªa y la creaci¨®n de empleo como objetivos prioritarios en la acci¨®n de los poderes p¨²blicos. Es decir, lo contrario de lo que ocurre ahora. La pol¨ªtica monetarista practicada en Espa?a, con unos tipos de inter¨¦s disparatados, ha fomentado la especulaci¨®n y afectado seriamente el tejido productivo. Los negativos resultados se traducen ahora en cierres de empresas con despidos masivos.
Un cambio de orientaci¨®n requiere una postura firme en el ¨¢mbito comunitario en favor de una acci¨®n coordinada de los Estados miembros para lograr un crecimiento sostenido, de al menos el 3%, en Europa, como ha demandado la Confederaci¨®n Europea de Sindicatos. Adem¨¢s, restablecer la credibilidad de la convergencia fijando objetivos m¨¢s realistas y que incluyan criterios de convergencia real, entre ellos los referidos a niveles de desempleo y poblaci¨®n activa.
Es imprescindible actuar tambi¨¦n en Espa?a. Con tres millones de parados y la perspectiva cierta de que ese enorme n¨²mero se incremente a¨²n m¨¢s en 1993, resulta completamente inaceptable limitamos a esperar una recuperaci¨®n internacional que, cuando se produzca, es dudoso que vaya a servir para crear autom¨¢ticamente empleos en nuestro pa¨ªs. Como tambi¨¦n lo es persistir en la permanente culpabilizaci¨®n de los salarios cuando los costes laborales espa?oles est¨¢n entre los m¨¢s bajos de Europa, despu¨¦s de los portugueses y de los griegos.
Es sin duda incongruente echar la culpa a los nueve millones de asalariados de este pa¨ªs de todos los males de la econom¨ªa y proponerles a la vez que acepten un pacto social. En lugar de pretender echar sobre los dem¨¢s la responsabilidad por los errores de la pol¨ªtica econ¨®mica, es menester modificarla. Resulta totalmente incongruente que en Espa?a, y precisamente en un momento de paralizaci¨®n econ¨®mica, se suban los tipos de inter¨¦s cuando en el ¨¢mbito comunitario bajan generalizadamente. Y habr¨¢ que encarar tambi¨¦n medidas como el aumento de la inversi¨®n p¨²blica (en infraestructura, vivienda, protecci¨®n del medio ambiente), la lucha decidida contra el fraude fiscal, el control de los precios, sobre todo en el sector servicios, y el dise?o de una pol¨ªtica industrial activa, cuya ausencia es hoy clamorosa.
Protecci¨®n social
Es menester realizar un gran esfuerzo para incrementar y fortalecer el sistema de protecci¨®n social, hoy gravemente amenazado por un paro masivo que, de continuar, provocar¨¢ ineludiblemente, pese a todas las promesas electorales que se realicen, nuevos y graves recortes en las prestaciones. El mantenimiento, como m¨ªnimo, de los actuales niveles de gasto, la revalorizaci¨®n autom¨¢tica de las pensiones seg¨²n la evoluci¨®n de los precios -una de las grandes conquistas de los trabajadores tras el 14-D-, la defensa de la sanidad p¨²blica, universal y gratuita, son algunos aspectos centrales en esta materia. Tambi¨¦n una pol¨ªtica social de viviendas de iniciativa p¨²blica, con una ley de arrendamientos justa que corrija las injusticias del, nefasto decreto Boyer.
Otro objetivo central de este Primero de Mayo es reclamar el desbloqueo de la negociaci¨®n colectiva de 1993 en momentos en que el Gobierno y los empresarios mantienen paralizada la mayor¨ªa de los convenios, tanto en el sector privado como en el p¨²blico. Seguramente la sinceridad de las llamadas a la negociaci¨®n de un pacto social se ver¨¢ reforzada si se empieza por lo m¨¢s cercano, lo m¨¢s factible y lo m¨¢s urgente: los convenios colectivos que rigen las condiciones laborales de millones de trabajadores y trabajadoras.
La Uni¨®n General de Trabajadores ha mostrado siempre su plena disposici¨®n para desarrollar un di¨¢logo social posible y fruct¨ªfero en tomo a las grandes cuestiones que demandan los trabajadores y la sociedad en su conjunto. Di¨¢logo con la mira puesta en el progreso y no en la regresi¨®n social. Y que debe tener objetivos como la sustituci¨®n, mediante convenios colectivos, de las ordenanzas laborales, el desarrollo del reciente acuerdo CC OO-UGT-CEOE sobre formaci¨®n continua, la reforma del mercado de trabajo para reducir dr¨¢sticamente la precariedad y la potenciaci¨®n del Inem como agencia p¨²blica de contrataci¨®n. Di¨¢logo que para ser realmente viable requiere de todas las partes el cumplimiento escrupuloso de los compromisos adquiridos. Los acuerdos que se establecieron con los sindicatos, tras largas negociaciones, sobre la ley de salud laboral y la ley de huelga ser¨¢n buena prueba de que existe voluntad en este sentido.
Construcci¨®n europea
Por ¨²ltimo, la movilizaci¨®n de hombres y mujeres del mundo del trabajo implicar¨ªa reafirmarnos en el compromiso con la construcci¨®n europea, que ya fue objeto de las grandes manifestaciones del 2 de abril en diferentes pa¨ªses. Hacer realidad una Europa abierta y comprometida con el desarrollo de terceros pa¨ªses, desarrollar una lucha activa y coordinada contra la discriminaci¨®n, la xenofobia y el racismo, reforzar, en definitiva, su unidad pol¨ªtica y su espacio social, son demandas que el movimiento obrero mantiene con la convicci¨®n de que son imprescindibles para asegurar un futuro mejor para todos.
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