AIgarab¨ªa
Un pa¨ªs que tiene jueces muy famosos es un pa¨ªs peligroso, ya que los jueces s¨®lo deben la fama a los delincuentes. Cuando las sentencias provocan grandes ovaciones hay que ponerse a temblar. Es probable que muy pronto tambi¨¦n los criminales sean glorificados y los jueces p¨²blicamente escarnecidos. Creer que todos los pol¨ªticos son unos miserables, levantarse cada d¨ªa con la obsesi¨®n de derribar una estatua, pensar que cualquier ¨¦xito obedece a una trama oscura o a una claudicaci¨®n, buscar siempre el lado m¨¢s d¨¦bil de las personas y denostarlas o ensalzarlas sin freno pasando del elogio desmedido al insulto desaforado, eso indica que vivimos en un estado pol¨ªtico muy crudo todav¨ªa. La moderaci¨®n requiere un gran esfuerzo, puesto que se trata de una dura conquista de la inteligencia. Nada existe en democracia que no est¨¦ sujeto al rigor implacable de las formas y la primera de ellas es el buen sentido, pero ¨¦ste se halla en la cumbre de un monte escarpado. Es terrible que estos consejos de maestro de escuela suenen de un modo rid¨ªculo en este pa¨ªs que cada ma?ana se desayuna con una algarab¨ªa de improperios y loas que son muy infantiles aunque salgan a veces de las fauces de unos forajidos. Ser¨ªa deseable que los fracasos de cualquier ¨ªndole no provocaran las carcajadas ni que fuera suficiente para denigrar a los pol¨ªticos s¨®lo el hecho de que nos hemos levantado cabreados sin explicar el motivo concreto y expl¨ªcito de su maldad. Ser¨ªa maravilloso que los jueces fueran honestos, inteligentes y an¨®nimos, infinitamente m¨¢s desconocidos que sus procesados, menos famosos que los asesinos. Si no hay que aplaudir nunca a un juez es para no tener que abuchearlo despu¨¦s. Ni Garz¨®n era Tarz¨¢n ni Marino Barbero lo es todav¨ªa ahora. Trataban de cumplir con su deber y las pasiones partidistas de esta democracia a medio cocer les hab¨ªan obligado a trabajar sin discreci¨®n bajo la luz canalla de los focos. S¨®lo los d¨¦biles no pueden vivir sin h¨¦roes, s¨®lo los idiotas no pueden vivir sin villanos.
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