"Ni un paso atr¨¢s"
Consideran las asociaciones que integran el colectivo firmante del art¨ªculo que ante las pr¨®ximas elecciones no se debe apoyar aquellas propuestas que apunten contra el Estado del bienestar. Si, a juicio de estos grupos, la legislaci¨®n espa?ola en materia de igualdad es una de las m¨¢s avanzadas de Europa ello no conlleva rebajar el nivel de sus reivindicaciones.
Las mujeres espa?olas tene-. mos una historia diferente a la de las mujeres del resto de Europa.En pa¨ªses como el Reino Unido o Francia y despu¨¦s de la II Guerra Mundial, el papel del colectivo de mujeres sufre transformaciones importantes relacionadas con el acceso a la educaci¨®n y la inserci¨®n laboral.
Las mujeres espa?olas, en cambio, padecen la institucionalizaci¨®n de la desigualdad que propici¨® la dictadura y que signific¨® un aut¨¦ntico retroceso a trav¨¦s del t¨²nel del tiempo. Conviene recordar, o al menos no olvidar, que las mujeres espa?olas han tenido vedado durante a?os el acceso a numerosas profesiones, a la ense?anza mixta y a la coeducaci¨®n; que hasta hace poco m¨¢s de una d¨¦cada a las mujeres se las premiaba con una dote si al contraer matrimonio abandonaban su puesto de trabajo; que est¨¢bamos incapacitadas para administrar nuestros propios bienes, que cuid¨¢bamos a nuestros hijos e hijas sin ostentar la patria potestad, o que, hasta el a?o 1983, la contracepci¨®n era un delito recogido en el C¨®digo Penal.
Tiempo r¨¦cord
Por eso, y en los ¨²ltimos a?os, las mujeres en este pa¨ªs hemos tenido que batir un r¨¦cord contrarreloj para acortar la distancia que nos separa de las mujeres europeas. Y lo hemos hecho partiendo de una situaci¨®n de inferioridad manifiesta. En la actualidad, la legislaci¨®n espa?ola en materia de igualdad entre ambos sexos es una de las m¨¢s avanzadas en Europa; durante la ¨²ltima d¨¦cada se ha incrementado en 1.650.000 el n¨²mero de mujeres activas y en m¨¢s de 950.000 las que tienen empleo.
La media de participaci¨®n de hombres y mujeres en el sistema educativo es la misma, se ha triplicado el n¨²mero de mujeres en la Universidad espa?ola y hemos conseguido incorporarnos progresivamente a sectores en los que jam¨¢s hab¨ªamos estado presentes.
Por primera vez en nuestro pa¨ªs se han desarrollado estructuras gubernamentales de apoyo a las pol¨ªticas de igualdad, tanto en el Gobierno central (Instituto de la Mujer) como en la mayor¨ªa de las comunidades aut¨®nomas, y el Consejo de Ministros ha aprobado recientemente el II Plan para la Igualdad.
Sin embargo, los logros alcanzados hasta ahora no son sino el principio del largo camino que todav¨ªa hemos de recorrer hasta alcanzar la igualdad real en nuestras vidas. Las mujeres europeas reunidas en la Cumbre de Atenas (noviembre de 1992) llamaron la atenci¨®n a la opini¨®n p¨²blica sobre la escasa presencia de mujeres en los niveles de decisi¨®n y diagnosticaron este hecho como un "grave d¨¦ficit dernocr¨¢tico".
En efecto, hoy subsisten estructuras en las que la participaci¨®n de las mujeres es absolutamente minoritaria y otras en las que la discriminaci¨®n es una realidad aplastante. El desequilibrio en el mercado laboral (doble tasa de paro femenino) o el baj¨ªsimo porcentaje de mujeres en los ¨¢mbitos de decisi¨®n pol¨ªtica o de influencia econ¨®mica son el reflejo de una estructura social que no permite a las mujeres incorporarse en condiciones de igualdad a un desarrollo que hoy necesita de todas las potencialidades y todas las capacidades para ser realmente equilibrado, solidario y eficaz.
Avance hist¨®rico
Las medidas legales, las pol¨ªticas de acci¨®n positiva y los cambios de actitudes favorecidos en los ¨²ltimos a?os en nuestro pa¨ªs son un hecho y representan un avance hist¨®rico. Pero sigue siendo necesario -e incluso urgente- intervenir activamente a trav¨¦s de un dise?o pol¨ªtico integral que entienda como prioridades cuestiones consideradas hasta ahora como de mujeres.
Por todo ello exigimos:
- La representaci¨®n cuantitativa y cualitativa de las mujeres en el Parlamento, y que esta representaci¨®n se refleje asimismo en los cargos de responsabilidad y decisi¨®n de las administraciones p¨²blicas.
- Que se realicen actuaciones que hagan realidad la igualdad en el empleo de hombres y mujeres, desde la paridad salarial para aquellos trabajos que tienen el mismo valor hasta la articulaci¨®n de acciones positivas que promuevan la incorporaci¨®n de mujeres al mercado de trabajo, y su promoci¨®n profesional en condiciones de igualdad.
- Para acabar con la doble jornada y hacer posible la compatibilidad entre las responsabilidades familiares y profesionales de la mujer es necesario aumentar la red de escuelas infantiles y cuidado de la infancia y repartir el trabajo dom¨¦stico entre los diferentes miembros de la familia.
- La maternidad es una funci¨®n social, y por ello exigimos que se deje de considerar la baja maternal como incapacidad laboral y que se promulgen exenciones fiscales por el gasto que suponen las escuelas infantiles.
- Es necesario que el C¨®digo Penal contemple el aborto como una decisi¨®n de la mujer en el marco de una ley de plazos y el cumplimiento de las leyes de acuerdo con el principio constitucional de no discriminaci¨®n para que la igualdad de derecho se transforme en igualdad real.
- Demandamos pol¨ªticas para los colectivos de mujeres con problemas espec¨ªficos: prevenci¨®n de embarazos no deseados y del contagio del sida en j¨®venes y adolescentes, apoyo a las mujeres portadoras del VIH o enfermas de sida, soluciones para las mujeres solas con cargas familiares y para las que son v¨ªctimas de la violencia. Son necesarias pol¨ªticas de integraci¨®n que eviten el racismo, la discriminaci¨®n de las mujeres inmigrantes y la protecci¨®n de las mujeres mayores sin recursos econ¨®micos a trav¨¦s de la individualizaci¨®n, de derechos y la extensi¨®n de las pensiones no contributivas.
Ante las pr¨®ximas elecciones, las mujeres hemos de ser conscientes de las pol¨ªticas que favorecen nuestro avance e impulsan nuestros objetivos, que se identifican con el avance social y la profundizaci¨®n de la democracia, e incluso, como sostiene la OCDE, con la competitividad econ¨®mica.
No estamos dispuestas a dar un solo paso atr¨¢s ni admitir como liebre el gato de las pol¨ªticas que apuntan directamente contra el Estado de bienestar, contra la red de servicios imprescindibles para compatibilizar responsabilidades familiares y profesionales y que dejan en la cuneta a los sectores m¨¢s fr¨¢giles de la sociedad, que mayoritariamente est¨¢n constituidos por mujeres o por personas dependientes tradicionalmente de ellas. Tras el confuso discurso de la derecha, y por mucho que se intente disfrazar de seudomoderno, se esconde el modelo tradicional, que, para las mujeres, significa la vuelta al pasado.
Apostemos por opciones progresistas, teniendo claro que s¨®lo lo son aquellas que incorporan la igualdad entre hombres y mujeres como prioridad pol¨ªtica, y el protagonismo y la participaci¨®n de las mujeres como elemento imprescindible para la transformaci¨®n y el cambio social que nuestro pa¨ªs necesita.
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