Paz y extremismos
LAS NEGOCIACIONES entre palestinos e israel¨ªes, esta vez con una participaci¨®n m¨¢s directa de Estados Unidos, han entrado en una fase prometedora. Por primera vez se empiezan a discutir aspectos concretos del estatuto que deber¨¢n tener los territorios ocupados una vez que Israel, para un periodo transitorio de cinco a?os, transmita los poderes civiles a una entidad palestina, una especie de autogobierno.
Yosi Gal, portavoz de los negociadores israel¨ªes, admite que ese autogobierno tendr¨¢ poderes considerables: en educaci¨®n, sanidad, cuestiones religiosas, econom¨ªa, derechos del hombre, y con la creaci¨®n, incluso, de una polic¨ªa. Una vez pasado el periodo de cinco anos, llegar¨¢ el momento de resolver el problema partiendo de las resoluciones 242 y 338 de la ONU, es decir, del abandono de territorio por parte de Israel a cambio de la paz. Comienza, pues, a perfiIarse -aunque Tel Aviv no lo admita por ahora- la relaci¨®n entre las negociaciones y la creaci¨®n un d¨ªa de un Estado palestino.
La concesi¨®n hecha por Israel al aceptar a Faisal Huseini, residente en Jerusal¨¦n este, como jefe de todas las delegaciones palestinas en Washington, ayuda a promover un nuevo car¨¢cter en las negociaciones. En este marco, empiezan a manifestarse nuevas divisiones, tanto en el campo israel¨ª como en el palestino, cuya superaci¨®n no ser¨¢ f¨¢cil pero s¨ª esencial para que el problema encuentre v¨ªas de soluci¨®n en torno a una mesa. Una. corriente radical entre los colonos jud¨ªos de diversos lugares de Cisjordania afirma su voluntad de impedir que Ios palestinos acaben ejerciendo un poder, aunque limitado en una primera fase, en esos territorios.
Por otra parte, el extremismo de Ham¨¢s se pronuncia contra la reanudaci¨®n de las negociaciones en Washington, considerando que la delegaci¨®n palestina, por el solo hecho de discutir con los israel¨ªes, traiciona la causa. Lo grave del caso es que el Gobierno de Rabin, agudizando medidas represivas indiscriminadas (deportaci¨®n de los 400 al sur de L¨ªbano, cierre de la frontera entre los territorios e Israel), est¨¢ ayudando a desarrollar estas tendencias extremistas en los territorios ocupados, sobre todo entre los j¨®venes. La paz necesita del debilitamiento de esta actitud, y ello no se lograr¨¢ con la represi¨®n del ocupante, sino consolidando la tendencia -que hoy representa la OLP- dispuesta a negociar y a preparar las elecciones, que podr¨¢n dar vida al autogobierno palestino. El efecto festivo causado por el retorno de algunos deportados en Jordania, autorizado por Rabin, debe ser una lecci¨®n clara para el Gobierno: no basta con hacer concesiones en los temas discutidos en Washington. Hace falta distender con medidas liberales la situaci¨®n de los territorios.
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