"Quiero saber de que esta hecha el alma"
FIETTA JARQUE, La obra de Joyce Carol Oates atraviesa en zigzag los l¨ªmites entre la cordura y la demencia. Es un bordado r¨¢pido, como de m¨¢quina, y con ¨¦l construye una nueva y amplia zona de experimentaci¨®n sobre las contradicciones del alma humana. Para violar esas fronteras usa con frecuencia situaciones muy violentas. Con ellas paraliza y encandila a un lector que la sigue con los ojos abiertos hasta el final.
Pregunta: ?Se puede hablar de una est¨¦tica de la violencia?
Respuesta: El uso de la violencia en el arte, en t¨¦rminos emblem¨¢ticos, se ha usado desde la antig¨¹edad. La tragedia griega y Homero formaron el tejido de las experiencias humanas de las que la violencia es un hilo, pero personalmente no pienso que la violencia se pueda aislar de la totalidad de nuestras experiencias.
En la tragedia parece la combinaci¨®n de una secuencia de acciones, algunas de ellas son la expresi¨®n del libre albedr¨ªo y otras se someten a la fatalidad, pero son solo parte del entramado de la experiencia humana.
P: Pero usted parece fascinada por la violencia, o por lo menos as¨ª lo hacen sentir sus libros y personajes.
R: Lo que a mi me interesa es c¨®mo reacciona la gente ante las crisis de la vida. Pueden ser crisis f¨ªsicas, sicol¨®gicas, o ambas. La mayor¨ªa de los escritores se interesa por la personalidad humana, yo quiero ver a los seres humanos bajo pruebas, para ver qu¨¦ tienen dentro, dramatizarlo. Y creo que esa es una caracter¨ªstica de la escritura de la tragedia, cuando uno empuja al personaje hasta los extremos para ver de qu¨¦ est¨¢ hecha el alma. Pero en cuanto a la violencia en s¨ª, no es sobre lo que escribo.
La derrota
Para m¨ª escribir el libro Del boxeo (Tusquets, 1990) fue algo excepcional, complejo, de m¨²ltiples facetas. Uno de los temas que exploro es el de la derrota. C¨®mo muchos boxeadores, al igual que mucha gente, tienen enfrentamientos en la vida y son derrotados. Entonces lo que importa es cu¨¢n bien se han comportado en la lucha, para despu¨¦s perder. Porque incluso los campeones como Mike Tyssson, han sido derrotados ignominiosamente, han sido humillados. Durante un momento son los campeones del mundo y luego yacen tirados en la lona. Se trata entonces de valorar cu¨¢nto coraje y nobleza han puesto en su fracaso. A los norteamericanos no les gusta hablar de los fracasos, jam¨¢s lo hacen.
P: ?Qu¨¦ tan poderoso es para los norteamericanos el mito del ganador y del perdedor?
R: Los norteamericanos ponemos mucha atenci¨®n a esto, parece que dividi¨¦ramos el mundo entre ganadores y perdedores. Y eso es algo tan irreal.... Alguien puede ser un perdedor y convertirse en un ganador, o quien es percibido por el mundo como un perdedor puede ser interiormente muy fuerte. Por el contrario, un ganador puede ser alguien muy superficial, cuyo triunfo es ef¨ªmero y que no se encuentra a la altura de ese ¨¦xito. Pero la sociedad tiende a esas reducciones planas.
P: Usted ha dicho que no escribe sobre la violencia, sino sobre las v¨ªctimas de la violencia. Despu¨¦s del suceso de Wako se ha desatado nuevamente el debate en EE UU sobre el uso de s armas.
R: La mayor¨ªa de los norteamericanos estar¨ªan a favor de un control de las armas, pero las organizaciones como la American Rifle Association, ese lobby poderoso, son las que mantienen las armas disponibles para todo el mundo. Pienso que ser¨ªamos mucho menos violentos si di¨¦ramos a conocer nuestra opini¨®n y mantuvi¨¦ramos el uso de las armas restringido. Muchos norteamericanos las rechazan aunque siguen fascinados por ellas en la ficci¨®n, por el horror, es una manera de expresar ansiedad. La est¨¦tica del asesinato y de la violencia tienen mucho que ver con. la ansiedad personal. Una parte de la antigua fascinaci¨®n por las ejecuciones viene de ah¨ª, la gente siente que el momento de la muerte es algo que todos experimentaremos. Es un espejo.
P: Pero las series hiperviolentas para ni?os y j¨®venes, los videojuegos, no los hacen pensar en la muerte.
R: S¨ª, es cierto. Yo pensaba m¨¢s en la est¨¦tica de la violencia en otro nivel cultural. Esa es la cultura popular, la cultura basura para la que la muerte es un entretenimiento. En mi pa¨ªs la gente que ve estas pel¨ªculas tiene entre 15 a 21 a?os y son chicos. A las mujeres no les atraen mucho estos filmes.
A los hombres les gusta pelear, a muchos hombres. Conozco abogados que lo son porque disfrutan el enfrentamiento. Es dram¨¢tico y excitante. Hay boxeadores que les gusta ser golpeados y est¨¢n. orgullosos de sus cicatrices. Roberto Dur¨¢n, un gran boxeador, ofrec¨ªa la mand¨ªbula para que le den un golpe, y cuando lo hac¨ªan saltaba como un tigre. Hay algo en esa din¨¢mica que tiene un componente er¨®tico para los hombres que pelean, algo excitante. Tanto, que cuando no pelean' todo les parece plano. Mike Tysson dijo una vez: "Fuera del boxeo, la vida es muy aburrida". Y trat¨® de hacer su vida excitante, hasta arruinarla.
La analog¨ªa con el artista es que cuando est¨¢s creando la experiencia es muy excitante. Est¨¢s ansioso y entregado a lo que haces. Si como escritor tienes una buena sesi¨®n de una o m¨¢s horas en que todo sale bien, te encuentras despu¨¦s con que la vida te parece mucho m¨¢s chata. Yo termin¨¦ una novela hace tres semanas. En la ¨²ltima etapa estaba tan tensa que no pod¨ªa ni dormir. Cuando la acab¨¦, descans¨¦. Todo parec¨ªa tan f¨¢cil. Demasiado f¨¢cil. Necesito ser castigada. Necesito dolor y angustia. Y ya estoy pensando en volver a casa y escribir una nueva novela. ?Qui¨¦n puede entender la perversidad de la naturaleza humana?
Y al final, llor¨¦
F.J., P: En Agua negra usted indaga en el proceso mental de asimilaci¨®n de la muerte inesperada. ?Es la novela de la vivencia de ese momento definitivo?
R: La protagonista de la novela no sabe hasta el momento final que va a morir. Es m¨¢s, el libro termina con la alucinaci¨®n de que la vienen a salvar. Ella tuvo dos horas de vida en el coche sumergido, respirando en la burbuja de aire que qued¨® porque las ventanillas estaban cerradas. Pero yo me preguntaba qu¨¦ pod¨ªa estar pasando por la mente e esa mujer en un trance semejante. Qu¨¦ pensamientos sobreviven. Creo que ser¨ªa algo c¨ªclico, repetitivo, compulsivo, fijo en algunas im¨¢genes muy selectivas. Yo he estado gravemente enferma con fiebres muy altas y no sientes ning¨²n dolor, pero la mente flota y empiezas a pensar en t¨¦rminos de enso?aciones e im¨¢genes de tu pasado. Como si el alma tratara de definirse a s¨ª misma antes de disolverse en la muerte. Pienso que esta es una experiencia humana universal y yo estaba muy interesada en reflejarla.
Ella trasciende el contexto final y f¨ªsico de su muerte a trav¨¦s de su mente, de su esp¨ªritu con el que trata de redefinirse. Ella tuvo dos horas de tiempo en este proceso, no un momento. Y adem¨¢s estaba tratando de zafarse y escapar.
Investigaci¨®n posterior
Cuando termin¨¦ la novela fui a la hemeroteca e hice algo de investigaci¨®n sobre el caso de Chappaquiddick en el que muri¨® ahogada Mary Jo Kopechne. Despu¨¦s, no antes de la novela. Y vi un diagrama del accidente en el que se veia c¨®mo la v¨ªctima hab¨ªa tenido que retorcerse de manera dram¨¢tica para respirar el poco aire que quedaba durante dos horas. Cuando vi eso, llor¨¦. Por primera vez en mi vida como escritora de ficci¨®n he escrito sobre un acontecimiento que con toda probabilidd sucedi¨® as¨ª en la vida real. Mi personaje de ficci¨®n pudo haber pasado por lo que vivi¨® una persona real, y eso me conmocion¨®.
Luego le¨ª un poco m¨¢s sobre Edward Kennedy, sobre el juicio y el veredicto. Fue juzgado inocente y solo se le imputaron cargos menores como huir de la escena del accidente o violaciones de tr¨¢fico, cosas insignificantes. No se le acus¨® de homicidio. En otro estado se le habr¨ªa acusado de homicido, pero tuvo suerte en ese sentido.
Cuando empec¨¦ Agua negra me tom¨® much¨ªsimo tiempo escribir la primera p¨¢gina. Yo estoy interesada en explorar las complejidades entre las percepciones externas de la gente, que se aplanan como en im¨¢genes de dibujos animados, y las interiores en las que somos tan complejos que es dif¨ªcil de definir. Cuando logras expresarlo encuentras tu raz¨®n de ser en la literatura.
Lo grotesco y lo Po¨¦tico
Joyce Carol Oates ha escrito a sus 53 a?os una amplia obra que comprende m¨¢s de veinte novelas, 16 vol¨²menes de novela corta, 8 libros de poes¨ªa y varios ensayos. Su productividad es una de las cosas que m¨¢s sorprende a la cr¨ªtica y p¨²blico de su pa¨ªs, y algo que a ella no deja de molestar que le mencionen. "Otros autores han escrito muchos libros, Henry James public¨® cerca de cien vol¨²menes, pero la gente no deja de encontrar extra?o que una mujer lo haga".En sus primeras novelas Oates se sumergi¨® en un mundo grotesco que penetraba en el tejido social, col¨¢ndose por sus costuras m¨¢s podridas. En los a?os sesenta escribi¨® sobre los trabajadores inmigrantes (Garden of arthly delights) y en 1970 gan¨® el premio nacional de literatura con Them (Ellos). En Espa?a se han publicado Marya, Gente adinerada, Solsticio y el brillante ensayo Del boxeo.
En la obra de Joyce Carol Oates hay a menudo personajes grotescos, excesivos. Hay asesinos seriales, mutilaciones, incesto, sabios idiotas. Pero ella no se ha detenido en esa veta. Sus personajes son as¨ª porque rayan el campo de lo simb¨®lico, y su aproximaci¨®n cr¨ªtica a la sociedad no limita su actuaci¨®n a los sectores marginales, sino que abarca los territorios de las profesiones m¨¢s respetables, como la medicina y las leyes. Su prosa es rica y sobria, cuidadosamente construida.
Agua negra construye de forma envolvente la historia de un momento. Una historia que no se limita a los acontecimientos que culminan en el desenlace fatal, sino que se concentran en abarcar la totalidad del pensamiento de la v¨ªctima. Finas capas transparentes que la autora desglosa con delicadeza y una dolorosa curiosidad por llegar hasta el fondo. Una mujer se ahoga en aguas pantanosas. En ese agujero se hunden tambi¨¦n los juegos pol¨ªticos, la cobard¨ªa, la falsedad y las ilusiones mal correspondidas.
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