Gobierno "traghetto "
CON LA c¨®moda aprobaci¨®n parlamentaria del nuevo Gobierno italiano nunca es posible saber si se trata una vez m¨¢s de un ¨²ltimo Ejecutivo previo a la refundaci¨®n de la Rep¨²blica. Pero con la afici¨®n que tienen los italianos a la adjetivaci¨®n imaginativa, lo llaman "Governo traghetto" (Gobierno transbordador), porque se supone que su misi¨®n ha de ser trasladar a la Rep¨²blica de una orilla ya periclitada a otra nueva e inexplorada, pero tambi¨¦n de futuro m¨¢s sensato y limpio. En todo caso, la reacci¨®n de los mercados financieros corrobor¨¦ con su apoyo indirecto las ventajas de eliminar, siquiera parcialmente, incertidumbres pol¨ªticas.El nuevo primer ministro, Carlo Ciampi, hab¨ªa sido convocado por el presidente Oscar Luigi Scalfaro, para liderar un Gobierno lo menos partidista posible y llevar a cabo las profundas reformas que exige la ciudadan¨ªa. Para hacerlo, recurri¨® a la f¨®rmula m¨¢s apol¨ªtica: constituir un Gabinete con casi todos los partidos del arco parlamentario y no negociar los cargos o el programa con ellos. Dur¨® 11 horas. La raz¨®n fue que las tres carteras del ¨¢rea econ¨®mica ofrecidas (?por un monetarista!) a los ex comunistas del Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS) acabaron siendo inviables despu¨¦s de que el Parlamento rechazara el procesamiento del l¨ªder socialista Bettino Craxi.
Ciampi ha vuelto, para su segunda intentona, al apoyo tradicional de la coalici¨®n cuatripartita (democristianos, socialistas, liberales y socialdem¨®cratas) y ha negociado la indispensable abstenci¨®n del PDS, de los republicanos, de la Liga y de los Verdes. Refundaci¨®n Comunista y el MSI neofascista siguieron votando negativamente, cada uno por sus propias razones. La Rete se autoexcluy¨® del debate a modo de protesta por la absoluci¨®n de Craxi. La cu¨¢druple abstenci¨®n se ha debido a un cambio sustancial con respecto al fallido intento anterior: el compromiso de que el segundo Gobierno de Ciampi no nace con vocaci¨®n de permanencia, sino a plazo fijo. El nuevo primer ministro lo dijo claramente durante el debate: la duraci¨®n de su Gabinete vendr¨¢ determinada por la reforma electoral. Una vez decidida ¨¦sta (antes de las vacaciones veraniegas), Ciampi disolver¨¢ el Parlamento y convocar¨¢ elecciones siguiendo el nuevo sistema.
Y es precisamente en la reforma de la legislaci¨®n electoral en donde Ciampi ha cortado el nudo gordiano con mayor vigor. Para evitar que cada partido presente un proyecto diferente, el primer ministro se ha comprometido a llevar a discusi¨®n parlamentaria un proyecto del Gobierno. De todas formas, la voluntad popular es clara: a tenor del refer¨¦ndum que el pasado d¨ªa 18 de abril alteraba el sistema de designaci¨®n de los senadores, el nuevo sistema electoral debe orientarse hacia una f¨®rmula mayoritaria uninominal, aun cuando no est¨¦ todav¨ªa resuelta la cuesti¨®n de si los comicios deben ser a una o dos vueltas.
Si el Gabinete de Ciampi consigue mantenerse y arranca la reforma electoral a unos partidos ahora vilipendiados por la ciudadan¨ªa, habr¨¢ prestado a Italia un gran servicio: la transformaci¨®n del Estado sin que se quiebren los valores democr¨¢ticos de la Rep¨²blica.
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