El permiso para cazar ballenas, suspendido hace siete a?os irrita y enfrenta al mundo
RAFAEL RUIZ / AGENCIAS, Ha sido el animal de la primavera. No cabe duda. Habr¨ªa que remontarse a las grandes campa?as en defensa del elefante africano de hace cuatro a?os para encontrar una algarab¨ªa internacional parecida en apoyo de un animal. El mundo entero se ha lanzado a hablar de ballenas, de c¨®mo son y cu¨¢ntas hay. La raz¨®n: tras siete a?os de veda pesa la amenaza de que se reanude la caza comercial de algunos de estos cet¨¢ceos -la variedad minke o rorcual aliblanco-. Jap¨®n y Noruega defienden con u?as y dientes su derecho a capturarlas. Francia propone crear un santuario en el Ant¨¢rtico. M¨¢s de 30 pa¨ªses, miembros de la Comisi¨®n Ballenera Internacional, se re¨²nen ma?ana en Kioto (Jap¨®n) para decidir si autorizan los filetes de ballena.
Desafiando al mundo, Noruega ha proclamado a los cuatro vientos el momento en que sus arpones con explosivos se han clavado en la primera minke cazada del a?o. Fue el jueves. Y as¨ª lo contaba Tore Haug, patr¨®n de la expedici¨®n a bordo del Rango: "Era hembra y de tama?o mediano. Muri¨® casi de forma instant¨¢nea". De ella se sacar¨¢n 1.150 kilos de carne: el 60% se aprovechar¨¢ en filetes; el resto, en salchichas. Noruega cifra en tres minutos y medio el tiempo que tarda en morir una ballena.La primera ministra noruega, Gro Harlem, ha dicho que, independientemente de lo que decida la Comisi¨®n Ballenera Internacional (CBI), su pa¨ªs va a cazar este a?o entre 300 y 800 rorcuales en el Atl¨¢ntico Norte. "Si la poblaci¨®n de ballenas sigue aumentando", ha declarado, "las reservas de otros peces destinados a la alimentaci¨®n humana descender¨¢ estrepitosamente'. Con raz¨®n o sin ella, lo cierto es que Noruega est¨¢ acabando con toda la buena imagen que tenla entre las organizaciones ecologistas, que pon¨ªan a este pa¨ªs como ejemplo de concienciaci¨®n medioambiental.
Jap¨®n se ha sumergido en una gran campa?a diplom¨¢tica y de relaciones p¨²blicas para convencer al mundo de que esta especie ya no est¨¢ en peligro de extinci¨®n, sino todo lo contrario, y que va a destrozar el equilibrio de los sistemas marinos si no se le pone l¨ªmite. Para su objetivo de abrir un sistema de capturas mediante cupos cuenta con el apoyo de Per¨² y cinco pa¨ªses caribe?os (Dominica, Sant Kitts, Santa Luc¨ªa, Granada y San Vicente). Rusia. Chile, sobre cuya postura se especulaba, se declar¨® ayer a favor de mantener la moratoria.
Chantajes y presiones
Las organizaciones ecologistas se rasgan las vestiduras s¨®lo con pensar en un ballenato despedazado, y han conseguido trasladar la batalla al campo de la alta pol¨ªtica. As¨ª, Greenpeace, partidaria de una prohibici¨®n definitiva, ha desplegado su enorme poder de cinco millones de socios en el mundo y ha pedido que se congele cualquier negociaci¨®n con Noruega ante su ingreso en la CE. El Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) acusa a Jap¨®n de chantajear a los pa¨ªses pobres -como los caribe?os- para que le apoyen a cambio de no retirarles las ayudas econ¨®micas. Adem¨¢s, ha acusado a Noruega de utilizar las ballenas como mera estrategia electoral de su debilitado Gobierno.
Francia, con el apoyo del WWF y de Estados Unidos, lidera el grupo de los pa¨ªses que quieren que la veda siga y que, adem¨¢s, se cree un santuario de ballenas en el Ant¨¢rtico, por debajo de los 40? de latitud sur, que complete el tratado de protecci¨®n del continente helado firmado en 1991. En esta zona es donde pr¨¢cticamente todas las poblaciones de ballenas se alimentan durante el verano.
En principio, y a falta de las tensas conversaciones de la 45? reuni¨®n de la CBI en Kioto, Suiza, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Holanda, el Reino Unido y Brasil apoyan la moratoria y admiten entrar en la negociaci¨®n del santuario, que permitir¨ªa a estos cet¨¢ceos tener un refugio para siempre y no estar sometidos a los vaivenes de lo que la CBI decida cada a?o. Chile se opone a crearlo.
Antes de partir para Jap¨®n, el director general de Recursos Pesqueros, Rafael Conde, anunci¨® que Espa?a tambi¨¦n defender¨¢ el mantenimiento de la moratoria y estudiar¨¢ la idea del santuario.
El Ant¨¢rtico es el principal caladero de ballenas de Jap¨®n, de ah¨ª que el santuario propuesto sea una monumental zancadilla a sus pretensiones. Lo ha dicho claro: si se crea el santuario, abandona la CBI. Ya en la reuni¨®n del a?o pasado de este organismo, celebrada en julio en Glasgow (Reino Unido), qued¨® al descubierto el enfrentamiento. Cansada ya de pr¨®rrogas de la moratoria, Islandia dio el portazo diciendo que la CBI se hab¨ªa convertido en un "hip¨®crita club de amantes de las ballenas". Se march¨® de la comisi¨®n. Noruega y Jap¨®n vinieron a decir que bueno, que aceptaban un a?o m¨¢s de moratoria, pero el ¨²ltimo. Cualquier decisi¨®n de la CBI debe ser adoptada por tres cuartas partes de sus miembros.
Lo cierto es que nunca se ha dejado de cazar ballenas totalmente, y, bajo el paraguas de "investigaci¨®n cient¨ªfica" -una ambigua cl¨¢usula en los papeles de la CBI-, Noruega, Jap¨®n Rusia, Corea e Islandia han cazado 11.000 ballenas en siete a?os.
La estrategia de los pa¨ªses que defienden la moratoria siempre ha sido que a¨²n hay pocos conocimientos cient¨ªficos sobre la recuperaci¨®n de las ballenas, el ritmo de reproducci¨®n y las consecuencias de volver a la caza. "Simplemente no sabemos si las ballenas minke est¨¢n aumentando o disminuyendo; as¨ª que todos esos argumentos de que van a desequilibrar los sistemas marinos se caen por su propio peso", ha dicho Cassandra Phillips, portavoz del WWF sobre cet¨¢ceos. "La tasa natural de crecimiento es extremadamente lenta, y los censos resultan imprecisos. Desde la moratoria s¨®lo han pasado siete a?os y tienen que transcurrir al menos diez para determinar el ¨¦xito de la veda tras d¨¦cadas de sobreexplotaci¨®n, que menguaron su n¨²mero en un 92%".
Disputa con las azules
Juan L¨®pez de Uralde, de Greenpeace en Espa?a, se?ala que "es mentira que el rorcual aliblanco le quite la comida a la ballena azul; no hay prueba cient¨ªfica. Adem¨¢s se necesitar¨ªan al menos 50 a?os para que el elemento ballena en el ecosistema marino circumpolar se acercara t¨ªmidamente a su estado inicial antes de las grandes cacer¨ªas. La industria ha puesto en peligro a la mayor¨ªa de las ballenas y ahora quiere hacer lo mismo con el rorcual".
El arp¨®n de Damocles pende sobre el rorcual aliblanco, la m¨¢s peque?a de las grandes ballenas. Mide entre ocho y 10 metros, pesa 12 toneladas y vive una media de 47 a?os y, pese a su poco atractivo nombre, ha tocado muchos corazones.
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