Jap¨®n califica de poco cient¨ªfica la postura occidental de seguir prohibiendo la caza de ballenas
JUAN JES?S AZN?REZ, La 45? reuni¨®n anual de la Comisi¨®n Ballenera Internacional comenz¨® ayer en Kioto con un apasionado alegato del ministro nip¨®n de Pesquer¨ªas, Masami Tanabu, en apoyo de reanudar la caza comercial de ballenas y una ruidosa ofensiva en la calle y la prensa nacional contra las tesis de los pa¨ªses favorables a la moratoria. La defensa de Tanabu fue secundada a gritos y empujones por un grupo que equipar¨® el guisado de rorcual aliblanco con el estofado de ternera. Esta irritable pe?a expuls¨® de los alrededores del centro de convenciones a un pac¨ªfico grupo de Greenpeace.
El ministro japon¨¦s consider¨® motivo de grave preocupaci¨®n el hecho de que "un determinado n¨²mero de pa¨ªses, principalmente occidentales, hayan adoptado la posici¨®n de considerar la ballena como la vaca sagrada de los oc¨¦anos y decidan que ni una sola de ellas pueda ser sacrificada con intenciones alimenticias". El ministro, representante de un pa¨ªs que es anfitri¨®n de la cita por primera vez en 25 a?os, dirigi¨® sus palabras a los 300 delegados y expertos de las 39 naciones miembros de la Comisi¨®n Ballenera Internacional (CBI), entre los que se encuentra Francia, cuya propuesta de crear un santuario en el hemisferio sur enfureci¨® sobremanera a los gobiernos de Jap¨®n y Noruega.No es f¨¢cil que la iniciativa francesa, calificada como carente de fundamento cient¨ªfico por sus detractores, prospere, ya que es necesario el 75% de los votos para su aprobaci¨®n y se da por segura la oposici¨®n de varios pa¨ªses asi¨¢ticos y caribe?os. Concretamente, cinco peque?os pa¨ªses del Caribe (Dominica, San Kitts, Santa Luc¨ªa, San Vicente y Granada), aparentemente seducidos por las promesas de la tesorer¨ªa nipona y necesitados de sus fondos para salir adelante, parecen dispuestos a ceder sus sufragios.
Unos 300 pescadores japoneses, propietarios de restaurantes o miembros de diferentes asociaciones balleneras, se concentraron en la estaci¨®n de Kioto y accesos al centro de convenciones para saludar la llegada de los asistentes y apoyar la reanudaci¨®n de la caza del cet¨¢ceo. Con pancartas, esl¨®ganes impresos y una gran ballena hinchable, hicieron pasillo a los delegados oficiales y observadores pertenecientes a un total de 149 organizaciones no gubernamentales y colectivos ecologistas. Francia recibi¨® las principales cr¨ªticas; se le increpaba para que respete las diferencias culturales y se le iinvitaba a irse a su casa.
Todos insist¨ªan en que se comete un atentado contra una actividad econ¨®mica antigua y una tradici¨®n culinaria merecedora de respeto. La ultraderecha local, deseosa siempre de gresca y cancha, protestaba a grito pelado desde varias furgonetas con altavoces.
Ciencia y pol¨ªtica
El titular de Pesquer¨ªas, Agricultura y Bosques pidi¨® en la apertura de la conferencia que nadie se deje llevar por consideraciones de car¨¢cter pol¨ªtico o por las propias emociones. "Debemos actuar a partir de consideraciones cient¨ªficas", insisti¨®. Jap¨®n, en armonioso equipo con Noruega, sostiene que el n¨²mero de rorcuales aliblancos es lo suficientemente importante como para autorizarse una determinada cuota de capturas sin amenazar la especie. La CBI calcula en 760.000 los ejemplares registrados en la zona ant¨¢rtica, cifra que Jap¨®n multiplica por dos.
"Es totalmente falso que el rorcual aliblanco se est¨¦ reproduciendo r¨¢pidamente", protest¨® en una conferencia de prensa el experto Sidney Holt, miembro del comit¨¦ cient¨ªfico de la CBI. Como concesi¨®n m¨¢s urgente, Jap¨®n pidi¨® ayer que se autorice la caza de 50 ballenas anualmente en sus aguas territoriales para poder atender as¨ª las necesidades m¨¢s perentorias de poblaciones balleneras que reclaman ayuda para evitar la ruina.
Portavoces de Estados Unidos y el Reino Unido respondieron al discurso del japon¨¦s con una reafirmaci¨®n de sus posiciones, radicalmente contrarias al levantamiento de la moratoria, vigente desde 1986. El ministro de Agricultura brit¨¢nico, John Gummer, subray¨® que la postura de Londres es clara e irreversible. El jefe de la delegaci¨®n norteamericana, Michael Tillman, agreg¨® que ni la opini¨®n p¨²blica ni el Congreso norteamericano apoyar¨ªan la reanudaci¨®n de la caza con objetivos comerciales. Tillman coment¨®: "Si estuvi¨¦ramos utilizando la carne de ballena para aplacar el hambre del Tercer Mundo, podr¨ªa estar permitido. Pero ¨¦ste no es el caso. La carne va a parar a los restaurantes m¨¢s caros de las principales ciudades del mundo".
La conferencia, que concluye el d¨ªa 14, abordar¨¢ tambi¨¦n el perfeccionamiento de un sistema de contabilizaci¨®n de capturas.
Solomillo de cet¨¢ceo en las escuelas
El delegado de Noruega en Kioto, Jan Arversen, reiter¨® ayer la posibilidad de que este pa¨ªs abandone la disciplina de la Comisi¨®n Ballenera Internacional (CBI) si la conferencia mantiene la moratoria, pero no parece f¨¢cil una decisi¨®n similar por parte de Tokio. "Despu¨¦s de la reuni¨®n, deberemos replanteamos nuestra relaci¨®n con la CBI", declar¨® Arversen.Fuentes oficiales niponas destacaron las fuertes presiones ejercidas por la industria ballenera nacional en apoyo de una retirada japonesa del foro creado hace casi medio siglo. Pero la importancia de esta comunidad pesquera es insignificante en el total econ¨®mico nacional, mientras que el valor concedido por el gobierno a las relaciones con Estados Unidos, en primer lugar, y despu¨¦s con Europa, es alto. Resultar¨ªa escasamente edificante que una naci¨®n interesada en ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU decidiera el abandono de un organismo internacional porque no se ajusta a sus intereses.
Desde que las regulaciones internacionales pusieron coto a los excesos cometidos con las ballenas, la carne de este cet¨¢ceo ha perdido puestos, en la dieta y la econom¨ªa nacionales. Seg¨²n datos oficiales, Jap¨®n produc¨ªa en 1969 m¨¢s carne de ballena que de pollo, cerdo o vaca: 154.000 toneladas. En 1991 se invirti¨® la relaci¨®n: 2.000 toneladas frente al mill¨®n y medio de toneladas de cerdo y 1,7 millones de pollo. "El tipo de vida y los h¨¢bitos alimenticios de los japoneses han cambiado tanto que la ausencia de carne de ballena en la dieta no supone un gran problema", subray¨® el especialista Itaru Aiso.
No son de la opini¨®n de Aiso los propietarios de restaurantes, que estos d¨ªas aparecen en los medios de comunicaci¨®n denunciando la "agresi¨®n cultural" de Occidente, ni los pescadores de poblaciones costeras, que sufren una considerable reducci¨®n de sus ingresos desde que se impuso la veda. Ayer se publicaron en la prensa nipona entrevistas con antiguos balleneros. Un arponero retirado tras 40 de perseguir cet¨¢ceos, Wataru Kohama, contaba a la agencia Reuter: "De peque?o so?aba con ser ballenero. Para m¨ª es un don divino". Ahora este hombre est¨¢ haciendo campa?a contra la moratoria.
En algunas localidades de Hokkaido, en el norte de Jap¨®n, se incorpora la carne de ballena al men¨² escolar. El Ayuntamiento de la ciudad de Abashiri, que caza ballenas desde 1915, ha decidido convertir en "balleneras" a 21 escuelas primarias y secundarias. Al escasear el solomillo de cet¨¢ceo, ¨²nicamente ser¨¢ degustado una vez al mes.
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