Maremotos en el Archipi¨¦lago
La pol¨ªtica canaria se desenvuel ve entre convulsiones. Quiz¨¢s, porque la sociedad del Archipi¨¦lago es propensa al cambio pol¨ªtico, rasgo que se ha acentuado tras las ¨²ltimas elecciones con reiteradas mociones de censura en distintas corporaciones loca les y en el propio Gobierno de la comunidad aut¨®noma. La crisis econ¨®mica se ha agravado en los ¨²ltimos anos por la recesi¨®n de la principal actividad productiva del Archipi¨¦lago: el turismo (que aporta m¨¢s del 70% de su producto interior bruto). Y muestra ¨ªndices preocupantes de paro (el 22% seg¨²n el Ministerio de Trabajo, el 241/6 se g¨²n el Gobierno aut¨®nomo), in flaci¨®n (el 2,9% en lo que va de a?o frente al 1,3% nacional) y re traimiento de la inversi¨®n p¨²blica y privada en sectores sensibles como la construcci¨®n.Los nacionalistasUna novedad, como la irrupci¨®n de un nacionalismo multipartidista (alianza formada por cinco partidos de distinta ideolog¨ªa bajo el nombre de Coalici¨®n Canaria), que se instal¨® reciente mente en el Gobierno, ha trasto cado por el momento los equilibrios pol¨ªticos. En cualquier caso, la gobernabilidad del Ar chipi¨¦lago siempre ha sido fr¨¢gil a causa de la dispersi¨®n de fuer zas pol¨ªticas. Otra cosa ocurre en la representaci¨®n para el Congreso y el Senado, donde hasta ahora los grandes partidos nacionales han impuesto su hegemon¨ªa. A pesar de la repentina implantaci¨®n institucional delnacionalismo coligado, su futuro tanto en Canarias como en Madrid es toda una inc¨®gnita.El caldo de cultivo donde bebe el bloque nacionalista es el descontento que suelen generar la distancia y la evoluci¨®n negativa de la econom¨ªa. Junto a ello, conviene no pasar por alto un factor determinante para explicar los periodos de crispaci¨®n social de las islas (habitadas por 1.493.783 personas), y es que ¨¦sta es una de las comunidades aut¨®nomas con m¨¢s j¨®venes y menos ancianos de Espa?a, lo que se traduce en m¨¢s paro y estancamiento econ¨®mico. Los dos principales partidos nacionales, PSOE y PP, comparten sus prevenciones ante el imprevisible fen¨®meno nacionalista. As¨ª, en una de las islas, La Palma, socialistas y populares respondieron coordinadamente a la llegada del nacionalismo al Gobierno, aut¨®nomo con una moci¨®n de censura que lo apart¨® la presidencia del Cabildo. No obstante, esta reacci¨®n es un hecho aislado, del que a¨²n ser¨ªa prematuro extraer consecuencias m¨¢s generales.La campa?a electoral coincidir¨¢ el 30 de mayo con la celebraci¨®n del D¨ªa de Canarias, fecha en la que todos los partidos tratar¨¢n de instrumentalizar pol¨ªticamente. Se da el aliciente a?adido de que la autonom¨ªa canaria cumple 10 a?os. Pero, a pesar del calado de la efem¨¦ride, no se puede hablar de un ciclo cerrado. Quedan muchos cabos sueltos, y la ausencia de himno oficial no es el ¨²nico ni el m¨¢s importante. M¨¢s a¨²n, el modelo pol¨ªtico-administrativo, que abarca desde el Parlamento y el Gobierno hasta los cabildos y ayuntamientos, contiene todav¨ªa incertidumbres que revelan una autonom¨ªa a medio hacer.En este sentido, el PSOE, la fuerza mayoritaria, aboga desde siempre por un sistema basado en la jerarqu¨ªa del Gobierno; en cambio, la mayor de las organizaciones nacionalistas, las Agrupaciones Independientes de Canarias (AIC), demanda m¨¢s poder para los Cabildos insulares.Los dilemas a los que se enfrenta la sociedad canaria son tambi¨¦n, y sobre todo, econ¨®micos. Por ejemplo, tras su plena integraci¨®n en la Comunidad Europea (CE), que se consum¨® con posterioridad al resto del pa¨ªs, las islas han quedado transitoriamente hu¨¦rfanas de su r¨¦gimen econ¨®mico fiscal (REF), que consagraba un marco tradicional de libertades comerciales.El desarrollo del archipi¨¦lago est¨¢ cojo en este momento ante la falta de una ley econ¨®mica altemativa al REF, y la situaci¨®n de vac¨ªo creada desespera a los empresarios. Precisamente, la respuesta a esta cuesti¨®n crucial corresponder¨¢ a las Cortes Generales que resulten de las pr¨®ximas elecciones.
Las islas han olvidado otros pleitos m¨¢s antiguos y dom¨¦sticos (como la rivalidad universitaria) para debatir con verdadera pasi¨®n, durante los ¨²ltimos meses, las distintas opciones barajadas sobre la citada ley econ¨®mica. Esta cuesti¨®n y las urgencias electorales provocaron la ca¨ªda del Gobierno aut¨®nomo. De nuevo las posturas han sido en este asunto encontradas. El PSOE y las AIC, que gobernaron juntos desde mediados de 1991 hasta el pasado mes de marzo, acabaron divorci¨¢ndose. Los socialistas consideraron positivo el texto negociado con el Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, mientras sus socios, partidarios de mayores incentivos a la inversi¨®n, se alinearon con la oposici¨®n nacionalista. Entretanto, la inversi¨®n, seg¨²n los empresarios, est¨¢ parada.
El eterno contencioso de Canarias respecto a Madrid es el coste de la insularidad, que se traduce en el encarecimiento del transporte por la fragmentaci¨®n de este territorio en islas y su lejan¨ªa de la Pen¨ªnsula. Los socialistas prefieren apelar a la diferencia fiscal hist¨®rica (la vida debe ser m¨¢s barata en las islas que en el resto del pa¨ªs) y utilizan, como el Partido Popular, un tono reivindicativo ante Madrid menos radical que los nacionalistas.
Las autoridades insulares ya no aluden ¨²nicamente como hasta ahora al d¨¦ficit en Sanidad o Educaci¨®n, sino que ponen mayor ¨¦nfasis para pedir financiaci¨®n estatal en carreteras. La demanda pareci¨® haber sensibilizado al Ministerio de Obras P¨²blicas y Transportes, que la recogi¨® en el Plan Director de Infraestructuras (PDI).
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