Ballesteros antepone su juego a su resultado

MART?N NARRILLOS, La primera vuelta del Open de Espa?a de golf estuvo protagonizada por la lluvia, que forz¨® varias veces su interrupci¨®n e incluso dej¨® a 30 jugadores compuestos y sin poder siquiera iniciarla. Aun con el susto en el cuerpo de algunos, los m¨¢s acreditados s¨ª que la concluyeron. As¨ª, el gal¨¦s lan Woosnam, con 67 golpes (cinco por debajo del par del campo madrile?o del RACE), es el l¨ªder provisional. Tras ¨¦l se hallan el ingl¨¦s Nick Faldo y el norirland¨¦s Ronan Rafferty, con 68, y Severiano Ballesteros, con 69. Siempre exigente consigo mismo, al c¨¢ntabro le gust¨® su resultado, pero no su juego.

Diluviaba tanto sobre el ¨²ltimo green de su andadura que Ballesteros, su compa?ero de partido, propuso a Woosnam y al argentino Eduardo Romero que marcasen la situaci¨®n de las pelotas y las embocaran m¨¢s tarde. No le hicieron caso. Pudo costarles caro. Un rayo centelle¨® cercano. Woosnam arroj¨® lejos de s¨ª el putter en un sobrecogido gesto instintivo. Ballesteros casi perdi¨® el equilibrio. En el golf, con palos metalizados y de hierro, no se debe correr ning¨²n riesgo cuando las tormentas se adornan con el aparato el¨¦ctrico.Por fortuna, no pas¨® nada y Woosnam pudo retirarse satisfecho de su tarjeta: seis birdies (-1) por un bogey (+1). Le hab¨ªa servido para adelantarse con un golpe de ventaja sobre Faldo (seis y dos) y Rafferty (cuatro y cero) y con dos sobre los propios Romero (cuatro y uno) y Ballesteros (cinco y dos). A este ¨²ltimo, sin embargo, no acab¨® de convencerle su buena colocaci¨®n: "Me complace mi resultado, pero no mi juego", afirm¨® desde la perspectiva cr¨ªtica de quien no se reconoce en el campo; "he de mejorarlo bastante si deseo lograr realmente algo. Me sigue faltando regularidad. Me he defendido muy bien alrededor del green, pero... Paciencia, en fin. Ir¨¦ recuperando poco a poco la confianza".

Con todo, la muestra viva del desencanto la ofreci¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal. Caminaba con un risue?o - 2 a falta de cinco hoyos. Cuatro bogeys le asaltaron entonces y le arrastraron hasta los 74 golpes (+ 2). No fue, pues, de extra?ar que terminara desprendi¨¦ndose de su putter con malos modos.

Otros, eso s¨ª, ni pudieron empu?ar los suyos. El retraso acumulado con los parones causados por la lluvia y el trabajo a destajo de los empleados del club para intentar reacondicionar las zonas anegadas dej¨® a una treintena de ellos sin posibilidad de comenzar su recorrido. Hoy, si las circunstancias lo permiten, tendr¨¢n sesi¨®n doble junto a los que lo empezaron, pero no lo finalizaron.