Ay, devaluar
Felipe Gonz¨¢lez, que es un mago de la comunicaci¨®n, con s¨®lo salir a la plaza hab¨ªa contenido la ca¨ªda de la popularidad de su partido en los sondeos de opini¨®n: sonrisa c¨¢lida, cazadora al desgaire, confesi¨®n de errores, doloridos reproches al enemigo, cr¨ªtica alusiva aunque acerada; todo lo que hace de ¨¦l un rival temible. Como adem¨¢s ten¨ªa que combatir las acusaciones de corrupci¨®n contra el PSOE (comisiones de Sarasola, tr¨¢ficos de Juan Guerra, negocios inmobiliarios en Renfe, Filesa y dem¨¢s malversaciones y peculaciones), sac¨® de la chistera al juez Garz¨®n, con su cara de fiscal bueno de pel¨ªcula del Chicago de la prohibici¨®n. Pero se le torcieron las pesetas.Pocas calamidades pueden ocurrirle a un jefe de Gobierno como que le deval¨²en la moneda durante la campa?a de su reelecci¨®n. Hasta el pueblo llano, ¨¦se que seg¨²n los especialistas no entiende nada de nada y que seg¨²n los expertos va a olvidar inmediatamente la cat¨¢strofe, se dar¨¢ cuenta de que le han tenido enga?ado sobre el valor de sus pesetas. Y como soy parte de ese pueblo, voy a decir lo que esta devaluaci¨®n significa en lenguaje llano, incluso para que lo entienda Anguita, que quiere castigar a los especuladores "a sangre y fuego".
Lo primero es que estos errores han costado mucho dinero al fisco. No ha sido una devaluaci¨®n, sino una cascada de tres saltos: un 5%, un 9% y un 8%, en total m¨¢s de un 22% de septiembre ac¨¢. Ese tipo de rebajas es m¨¢s propio de una verbena que de un mercado de divisas. Las devaluaciones encadenadas suelen ir m¨¢s lejos de lo necesario, pero sobre todo hacen la fortuna, a costa de nuestras reservas, de quienes han sabido apostar contra el indeciso Gobierno. Nuestras reservas podr¨ªan seguir casi intactas si esa devaluaci¨®n se hubiera hecho correctamente, es decir, sin gastarlas en defender una paridad insostenible.
Calculemos lo regalado a los transactores. Desde septiembre hemos perdido al parecer unos 35.000 millones de d¨®lares de reservas (o m¨¢s si, como se sospecha, nos hemos endeudado a fondo). Para volver al nivel inicial de las reservas tendr¨ªamos que exportar bienes y servicios a un precio rebajado en aproximadamente un 22%. No cuento los intereses del nuevo endeudamiento.
Alguien no ha sabido ver el chaparr¨®n que se avecinaba. Si era necesario devaluar, Alguien deber¨ªa haber sorprendido al mercado antes de septiembre. Y ahora Alguien deber¨ªa decir que se equivoc¨®. Es muy socorrido sugerir que la culpa la tuvo el Banco de Espa?a, qui¨¦n todo lo m¨¢s hizo mal en mantener altos los tipos este oto?o, sin ver que, en un periodo de crisis, tipos tan altos se ven como se?al de miedo. La culpa del fiasco la tienen por igual los dirigentes del Sistema Monetario Europeo, que no permitieron los necesarios realineamientos en 1987, y el Gobierno espa?ol, que ha llevado una pol¨ªtica econ¨®mica incompatible con el mantenimiento de la paridad fija. No voy a cansarme repitiendo el escaso entusiasmo que siento por el SME, pero incluso para quienes creen que la peseta estar¨ªa mejor fuera del mecanismo de cambio del SME, las tres devaluaciones hacen patente que Espa?a era mucho menos rica y productiva de lo que se dec¨ªa y los mercados la han castigado.
Ya s¨¦ que estas cuestiones de cambios son muy complicadas y no se pueden dejar en manos poco capaces. Desde la huelga general de 1988, el Gobierno est¨¢ debilucho; desde septiembre de 1992, no da pie con bola. Pero creo que s¨¦ por qu¨¦. En una reciente entrevista en EL PA?S confesaba Gonz¨¢lez que no le interesaba el dinero. Pues se nota.
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