El Banco Vasco

LA PRETENSI?N del Gobierno vasco de rematar el esquema de competencias auton¨®micas con la guinda de instituciones financieras espec¨ªficas tiene m¨¢s carga simb¨®lica que eficacia real. Para los nacionalistas, la autonom¨ªa pol¨ªtica es incompleta si no incluye instrumentos propios de administraci¨®n de los recursos econ¨®micos y financieros. Esa preocupaci¨®n parece explicar las tensiones sobre cesiones en la gesti¨®n del IRPF en algunas comunidades aut¨®nomas, y, desde luego, las intenciones del Gobierno vasco de crear un banco p¨²blico.M¨¢s all¨¢ de consideraciones constitucionales, de gran relevancia en cualquier modificaci¨®n institucional, ese empe?o puede chocar, desde un punto de vista estrictamente econ¨®mico, con la m¨¢s simple racionalidad, y, desde luego, con los vientos de integraci¨®n econ¨®mica y monetaria que se est¨¢n imponiendo en Europa. Las competencias de ese banco ser¨ªan, en principio, las que tiene el Consejo Vasco de Finanzas: coordinaci¨®n y armonizaci¨®n de la pol¨ªtica de endeudamiento y de la actividad financiera, tanto de la Hacienda general vasca como de las forales. Tambi¨¦n pretende el PNV recabar para la nueva entidad las funciones de tesorer¨ªa de las diputaciones, ayuntamientos y del propio Gobierno vasco.

El punto m¨¢s controvertido es el relativo a la cesi¨®n a esa nueva instituci¨®n de los recursos del coeficiente de caja de las cajas de ahorro vascas, principal fuente de recursos de que dispondr¨ªa ese banco. No hay que olvidar que la existencia de ese coeficiente responde a las exigencias de la pol¨ªtica monetaria, cuya gesti¨®n es hoy competencia del Banco de Espa?a; si se aprueba la ley que le dota de autonom¨ªa, seg¨²n prescribe el Tratado de Maastricht, tambi¨¦n ser¨¢ responsabilidad del Banco de Espa?a no s¨®lo la instrumentaci¨®n, sino la definici¨®n de esa pol¨ªtica monetaria. Pero en pocos a?os todos los bancos centrales de los Estados que aspiren a formar parte de la Uni¨®n Econ¨®mica y Monetaria ceder¨¢n gran parte de sus competencias al Banco Central Europeo, encargado de dise?ar la pol¨ªtica monetaria de Europa.

M¨¢s all¨¢ de ese paso contra la din¨¢mica de creciente integraci¨®n monetaria en Europa, la pretensi¨®n nacionalista puede derivar en una merma de la eficiencia que ha de presidir el comportamiento de las entidades financieras. Esas pretensiones de control o el exceso de intromisi¨®n en la actividad de las cajas de ahorro pueden generar distorsiones en el libre proceso de toma de decisiones de esas entidades que amenacen su capacidad competitiva. La dinamizaci¨®n de la financiaci¨®n de la econom¨ªa vasca, objetivo en el que se ampara la propuesta, no habr¨¢ de depender tanto de los deseos de su Gobierno de generar instituciones nuevas y mecanismos de control sobre las entidades financieras, como del atractivo que en t¨¦rminos estrictamente econ¨®micos definan las posibilidades de inversi¨®n en el Pa¨ªs Vasco.

La eficiencia de los sistemas financieros no es hoy un problema de jurisdicci¨®n; lo es de capacidad de atracci¨®n de capitales a proyectos de inversi¨®n viables, ya sean p¨²blicos o privados. En este aspecto deber¨ªan centrar preferentemente su atenci¨®n los responsables vascos, en el convencimiento de que el desarrollo del pa¨ªs no depender¨¢ tanto de la titularidad del centro de decisi¨®n como de verdaderos incentivos para la actividad empresarial y financiera propia del elevado grado de integraci¨®n e interdependencia internacional que hoy existe. Lo contrario es jugar a las casitas y distraer la atenci¨®n de lo fundamental.