Un objet¨ªvo estrat¨¦gico
El autor sostiene la disposici¨®n de la Universidad Complutense de apoyar tanto a nivel p¨²blico como privado una mayor presencia de Espa?a en China que ofrece, adem¨¢s de un inmenso mercado, una evoluci¨®n relativamente estable hacia una econom¨ªa y sistema pol¨ªtico m¨¢s cercano al occidental.
China, un objetivo estrat¨¦gico. ?sta es una conclusi¨®n a la que llegan tanto pol¨ªticos como empresarios y diplom¨¢ticos espa?oles despu¨¦s de constatar el nuevo mundo de oportunidades comerciales que se abre hoy en la gran ¨¢rea del sureste asi¨¢tico, especialmente en China. No es tan s¨®lo el mercado potencial de m¨¢s de mil millones de consumidores, el bajo nivel de costos, la abundancia de ciertas materias primas o la disciplina de su mano de obra lo que llama la atenci¨®n del posible inversor. Es tambi¨¦n la decisi¨®n de las autoridades pol¨ªticas de ir hacia la potenciaci¨®n de sistemas de libre mercado, intentando desarrollar lo m¨¢s pac¨ªficamente posible una transici¨®n pol¨ªtica que facilite todo el proceso de renovaci¨®n.
La competencia internacional, especialmente en Asia, es cada vez menos ideol¨®gica y estrat¨¦gica, y m¨¢s econ¨®mica y tecnol¨®gica. Un pa¨ªs como China, con su inmensa econom¨ªa centralizada y semidesarrollada, era incapaz de seguir el ritmo de los pa¨ªses de su entorno: el gigante asi¨¢tico debi¨® vender parcelas de soberan¨ªa econ¨®mica a sus vecinos, mientras Pek¨ªn manten¨ªa el control, con las riendas del poder pol¨ªtico, sobre una creciente regionalizaci¨®n administrativa del pa¨ªs.
No cabe duda de que esta lenta, y quiz¨¢ todav¨ªa t¨ªmida, apertura pol¨ªtica de China, unida a una decidida flexibilizaci¨®n de su organizaci¨®n econ¨®mica en las zonas costeras cercanas a Hong Kong, Taiwan, Jap¨®n y Corea del Sur est¨¢ dando resultados satisfactorios.
La transici¨®n econ¨®mica china presenta unos s¨ªntomas de estabilidad y un ritmo de desarrollo que parecen garantizar el atractivo de este gran mercado a corto y medio plazo, frente a otras ¨¢reas geogr¨¢ficas tambi¨¦n en evoluci¨®n hacia la econom¨ªa de mercado que, si bien disponen de una riqueza natural y de una capacitaci¨®n de la poblaci¨®n muy superior, no han conseguido un clima de normalidad social que facilite la inversi¨®n.
No obstante, frente a estas garant¨ªas de estabilidad no se pueden olvidar ciertos riesgos latentes que la progresiva liberalizaci¨®n pol¨ªtica o econ¨®mica s¨®lo puede llegar a transformar en problemas reales.
Riesgo de involuci¨®n
Las diferentes velocidades que las distintas corrientes y l¨ªderes del Partido Comunista Chino (PCCh) intentan imprimir a la reforma; el riesgo de involuci¨®n entre los mandos de las Fuerzas Armadas en caso de que, de repente, dejen de poder obtener el beneficio personal que actualmente consiguen gracias a su formaci¨®n y situaci¨®n y a la tolerancia por parte del poder pol¨ªtico, y el descontento que supondr¨¢ el descubrimiento de la vulnerabilidad del sistema capitalista ante los periodos recesivos de los ciclos econ¨®micos o de lo irreversible de la concentraci¨®n de la riqueza industrial y comercial en determinadas zonas y ciudades privilegiadas, frente a un mundo del interior o rural progresivamente deprimido, son factores que pueden hacer peligrar el proyecto general del Gobierno chino o las inversiones de nuestras empresas p¨²blicas o privadas, pero, sin embargo, los agentes que pueden generar situaciones realmente cr¨ªticas son otros.
Estos elementos son: el inexorable descenso del poder de Pek¨ªn frente a los gobiernos regionales (con intereses econ¨®micos dispares en el este del pa¨ªs, y ¨¦tnicos y religiosos en el oeste) y el que el actual desfase entre los niveles de apertura pol¨ªtica y econ¨®mica aumente sin que el pueblo llegue a percibir una evoluci¨®n hacia la integraci¨®n de ambas estrategias.
En efecto, la pol¨ªtica descentralizadora, que comenz¨® en 1978, proporcion¨® a ciertas, provincias y municipios del Este una gran autonom¨ªa en aspectos fiscales, de pol¨ªtica de inversiones y de relaciones comerciales con el exterior. Esta concesi¨®n inicial de Pek¨ªn ha quedado ampliamente superada, hasta tal punto que la parte de la recaudaci¨®n fiscal disponible para el Estado central (un 20% del PNB en la actualidad) disminuye a?o a a?o, mientras que las industrias m¨¢s obsoletas, que suelen depender directamente de Pek¨ªn, emplean a 100 millones de chinos, de los que al menos un 30% se pueden considerar como excedentes de personal. S¨®lo la potestad de Pek¨ªn de designar a los m¨¢ximos responsables pol¨ªticos de aquellas regiones punteras garantiza un m¨ªnimo control.
De las cinco regiones coja estatuto de autonom¨ªa (por estar pobladas por minor¨ªas nacionales) hay tres que generan frecuentes y crecientes conflictos: T¨ªbet, Xinjiang (musulmanes) y Mongolia interior. Ninguna de las tres se caracteriza por su pujanza industrial o comercial, pero s¨ª disponen de abundantes materias primas y son de gran extensi¨®n. Una mala coyuntura econ¨®mica, unida al aumento de la tensi¨®n ¨¦tnica en estas zonas, podr¨ªa favorecer el aumento de la capacidad de influencia de elementos nacionalistas en el interior del PCCh, lo que provocar¨ªa un cambio en el poder central, con posibles connotaciones restrictivas en el aspecto econ¨®mico para todo el pa¨ªs.
Por otro lado, el XIV Congreso del PCCh (Pek¨ªn, octubre de 1992) signific¨® el triunfo de la l¨ªnea reformista de Deng Xiaoping: llegar a una "econom¨ªa socialista de mercado" en la que el papel del Estado se limite al mantenimiento del marco macroecon¨®mico general. Esta postura ha sido ratificada por la Asamblea Popular Nacional en su sesi¨®n anual, que finaliz¨® el 31 de marzo pasado, en la que se revis¨® la Constituci¨®n en ese sentido.
Rejuvenecimiento del poder
Es m¨¢s, se ha rejuvenecido la c¨²pula del poder con la confirmaci¨®n de Li Peng (ortodoxo, pero posibilista en lo econ¨®mico) en su cargo de primer ministro y el nombramiento de Jiang Zemin, presidente del PCCh y rotundo reformista, como presidente de la naci¨®n y de Rong Yiren (primer caso de dirigente de alto nivel sin carn¨¦ del PCCh) como su segundo.
Para completar esta maniobra se han anulado distintos ¨®rganos de la Administraci¨®n y se ha colocado a personas capaces y claramente reformistas en puestos clave de menor nivel. Pero la fragilidad del concepto reside en una importante toma de posiciones de militares de alta graduaci¨®n que apoyan y garantizan la continuidad del r¨¦gimen (incluida la reforma econ¨®mica): el apoyo de este sector puede ser coyuntural y supeditado a los buenos resultados de la reforma, por lo que su potencial de garantes de la evoluci¨®n se puede transformar.
Como conclusi¨®n, China aparece, a pesar de lo apuntado como una de las mejores combinaciones: mercado interior. potencial, estabilidad pol¨ªtica y social y ventajas para la inversi¨®n productiva, del mundo. La natural ambici¨®n de transformar al gigante asi¨¢tico en un Estado de derecho tiene que convertirse, necesariamente, en un objetivo estrat¨¦gico para las potencias democr¨¢ticas: una desestabilizaci¨®n pol¨ªtica, econ¨®mica y social desde el B¨¢ltico hasta el mar de China no aportar¨ªa nada al proyecto dise?ado por Occidente para el mundo. La adopci¨®n de la econom¨ªa de mercado ya representa una derrota de la ideolog¨ªa que, adem¨¢s, transforma de hecho al Ejecutivo comunista en un Gobierno de control de la transici¨®n y, caso contrario, en una evidente dictadura en cuanto aumente la libertad de informaci¨®n de la poblaci¨®n como consecuencia de la elevaci¨®n del nivel de vida. Es importante mantener una presi¨®n constante en la reivindicaci¨®n del respeto a los derechos humanos y en la continuidad de la transici¨®n a la democracia, pero ser¨ªa un error intentar imponer nuestro ritmo a la cultura m¨¢s antigua de las que hoy perviven, especialmente en este momento en el que se ha roto la inercia y avanza hacia posturas m¨¢s cercanas a las nuestras.
Espa?a llega a tiempo esta vez. Empresarios espa?oles trabajan ya con ¨¦xito en la zona, y un razonable y pragm¨¢tico apoyo del poder pol¨ªtico podr¨ªa hacer que Espa?a tuviera un papel protagonista en China en lugar del secundario (salvo loables proyectos aislados) que est¨¢ desempe?ando en la Europa del Este y la antigua URSS.
Espa?a debe estar presente en ambos grandes espacios econ¨®micos en la medida que le permitan sus propias realidades econ¨®micas. Esta presencia es, hoy por hoy, prometedora, pero el esfuerzo de implantaci¨®n de empresas e instituciones debe ser constante y coordinado. Para conseguirlo, la Universidad Complutense, a trav¨¦s de su Instituto de Europa Oriental (IEO), est¨¢ dispuesta a aportar su experiencia y voluntad a los esfuerzos que se hagan desde ¨¢mbitos oficiales y privados para este fin.
Este tipo de actuaciones se est¨¢n desarrollando ya desde hace tres a?os por parte del IEO en la actual Rusia, Ucrania y otros pa¨ªses de Europa del Este. Pero estamos convencidos de que esta actividad debe ampliarse necesariamente ya a la gran zona asi¨¢tica, especialmente a China. No debemos olvidar que China posee hoy el ritmo de crecimiento econ¨®mico m¨¢s alto del mundo. El a?o pasado roz¨® el 13%. El gran auge se est¨¢ experimentando en estos momentos en Guangdong, su provincia m¨¢s rica. Pero tambi¨¦n son pilares de crecimiento Xingjiang, en la que los inversores extranjeros est¨¢n colaborando en la explotaci¨®n del petr¨®leo y otros recursos naturales. En otros puntos, como Chongching y Wuhan, se est¨¢n invirtiendo miles de millones de d¨®lares procedentes de Hong Kong y Taiwan.
Reconocimiento de Jap¨®n
Larry Summers, destacado economista del Banco Mundial, afirm¨® recientemente que China sobrepasar¨¢ a Jap¨®n y a Estados Unidos para convertirse en la potencia econ¨®mica m¨¢s importante del mundo en la segunda d¨¦cada del pr¨®ximo siglo. De momento, Jap¨®n, como vecino atento, ha reconocido el despertar chino. Y como un anuncio de la pronta rivalidad, Tokio ha empezado a castigar las importaciones de acero chino.
Estamos a punto de contemplar otro gran fen¨®meno: el nacimiento de una fant¨¢stica potencia econ¨®mica mundial. La Universidad Complutense, consciente de las nuevas realidades e importantes acontecimientos de nuestro tiempo, entiende claramente que su funci¨®n como universidad tiene que ir m¨¢s all¨¢ de lo que ha sido su funci¨®n tradicional de formaci¨®n y de fomento de investigaci¨®n. La Universidad Complutense cree que debe adquirir tambi¨¦n responsabilidades en el desarrollo general de nuestro pa¨ªs, colaborando en proyectos cient¨ªficos y empresariales ambiciosos y concretos, y tambi¨¦n participando en los grandes dise?os de futuro de presencia espa?ola en el mundo.
Pero esto, apoy¨¢ndose en sus experiencias del centro y este de Europa, presente ya en reuniones de investigaci¨®n sobre la energ¨ªa en Estados tan alejados como Kazajst¨¢n, Ucrania, Armen¨ªa..., celebradas en estas ¨²ltimas semanas, est¨¢ proyectando crear en este a?o, de forma realista, las bases de lo que tiene que ser en el futuro un eficaz instituto complutense de Asia, en el que se pueda colaborar y trabajar para desarrollar una presencia espa?ola en aquella zona del mundo. Estamos a tiempo y lo podemos hacer convencidos de la grandeza del proyecto, de la oportunidad del momento y de su rentabilidad para los intereses, en el sentido m¨¢s amplio y concreto, de Espa?a.
es vicerrector de la Universidad Complutense.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.