Una noche de penitencia

Gianni Bugno hab¨ªa pasado una noche m¨ªstica. En la celda de un convento franciscano, el campe¨®n del mundo reflexion¨® la noche del lunes al martes. "Les he llevado a un convento para que hagan penitencia por haber dejado s¨®lo a Indur¨¢in en el descenso hacia Rieti", ironiz¨® su director Gianluigi Stanga.A Bugno y compa?¨ªa le debi¨® de ir bien dormir en una habitaci¨®n austera, con s¨®lo la cama una silla y un reclinatorio como mobiliario. Parece que encontr¨® la tranquilidad buscada. Despu¨¦s, ayer, se dej¨® ver en la llegada a Scanno, acelerando el ritmo en los ¨²ltimos metros. Adem¨¢s, enterr¨® una incipiente pol¨¦mica con Claudio Chiappucci sobre qui¨¦n vigila a qui¨¦n.

Contrasta esta b¨²squeda con la calma hallada en el entorno de Miguel Indur¨¢in. "Tranquilidad es la ¨²nica palabra que vale para describir su estado", dicen sus cercanos. Una parte de esa serenidad la encuentra en la convicci¨®n de que sus piernas responden a los desaf¨ªos que lanza con la boca; la otra mitad, *en la compa?¨ªa. Como la de su hermano Prudencio, con quien comparte habitaci¨®n y que hace el papel de hermano mayor, dispuesto a dejar la piel para que nadie toque a su protegido. Es su ¨¢ngel de la guarda, siempre pendiente de ¨¦l: abri¨¦ndole paso en el pelot¨®n o bajando al coche del director, Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri, para consultarle cualquier duda sobre la situaci¨®n de la carrera.

Sin embargo, en el equipo Banesto, tampoco estar¨ªa de m¨¢s una sesi¨®n m¨ªstica como la que le impusieron a Bugno. Por lo menos, a Ech¨¢varri se le ponen ojos de envidia cuando se le cuenta la noche que pas¨® el Gatorade en el monasterio. "M¨¢s que una penitencia parece un premio", resuelve riendo.