El Gobierno franc¨¦s privatizar¨¢ Air France, Renault, Thomson y otras 18 empresas p¨²blicas

El ministro de Econom¨ªa franc¨¦s, Edmond Alphandery, hizo p¨²blica ayer la lista de las 21 empresas p¨²blicas y semip¨²blicas -entre ellas figuran bancos, como la BNP; compa?¨ªas de aviaci¨®n, como Air Francia, o constructores de autom¨®viles, como Renault- que el Estado franc¨¦s quiere privatizar totalmente. Por el momento se desconoce el plazo de tiempo que se autoconcede el Gobierno para llevar a cabo la venta, pero s¨ª se sabe que a finales de a?o las acciones puestas a la venta el mes de octubre deber¨¢n haber aportado ya un m¨ªnimo de 40.000 millones de francos (casi 900.000 millones de pesetas), cantidad que se considera un 10% del valor total de las empresas.

Ser¨¢n privatizadas en una primera fase las aseguradoras AGF, GAN y UAP, el grupo inf¨®rm¨¢tico BULL, la empresa de electrodom¨¦sticos y defensa Thomsom, los bancos Hervet, Cr¨¦dit Lyonnais y BNP, las qu¨ªmicas Pechiney y Rhone Poulenc, la multinacional del petr¨®leo ELF Aquitaine y la Societe Marsellaise de Cr¨¦dit. En una segunda fase, seg¨²n el ministro de Econom¨ªa, ser¨¢n privatizadas Aerospatiale, Caja Central de Reaseguros, Caja Nacional de Previsi¨®n, Compa?¨ªa General Mar¨ªtima, Renault, la tabacalera Seita, la aerona¨²tica Snecina y la siderurgia Usinor Sacilor.Para el Gobierno Balladur este es un primer gesto de marcada significaci¨®n pol¨ªtica. El sector p¨²blico franc¨¦s moderno arranca en 1936, con el Gobierno del Frente Popular, que nacionaliza los ferrocarriles, la SNCF. Despu¨¦s de la guerra los gobiernos de coalici¨®n del general De Gaulle reforzaron el sector p¨²blico como elemento fundamental de la independencia nacional. El gaullismo de los a?os 60 nunca puso en cuesti¨®n dicho sector. Es m¨¢s, empresas como la Renault se convirtieron en la "vitrina" social del modelo franc¨¦s. En 1981 los socialistas acrecentaron el patrimonio del Estado, en la m¨¢s pura tradici¨®n del pensamiento econ¨®mico de izquierdas y es en 1986, con la victoria de la coalici¨®n de centro-derecha, cuando Jacques Chirac pone en marcha un plan de privatizaciones que provoca un importante enfrentamiento pol¨ªtico entre el primer ministro y el presidente Fran?ois Mitterrand, que se niega a firmar los decretos presentados por el primer ministro. La crisis se resuelve convirtiendo el decreto en ley y llev¨¢ndolo al Parlamento, que la aprueba. La derecha gana la batalla legal pero pierde la de la popularidad.

Ahora Balladur corre un riesgo menor. Goza de una mayor¨ªa parlamentaria aplastante, la voz de la oposici¨®n es muy d¨¦bil y, sobre todo, el dogma socialista respecto a las privatizaciones ha cambiado. En 1988 Mitterrand fue reelegido incluyendo en su programa el c¨¦lebre principio del "ni-ni" -ni m¨¢s privatizaciones, ni m¨¢s nacionalizaciones- que luego fue matizado por los gobiernos de Rocard, Cresson y B¨¦r¨¦govoy, que aceptaron que Renault se asociase a la empresa privada sueca Volvo, que el grupo petrol¨ªfero ELF pusiese en venta una parte de sus acciones y que Rhone-Poulenc hiciese otro tanto.

El presidente Mitterrand, a trav¨¦s de su portavoz Jean Musitelli, coment¨® ayer que en el Consejo de Ministros, ¨¦l record¨® al Gobierno que "segu¨ªa siendo fiel a sus principios en la materia, en particular cuando se trata de empresas cuyo mantenimiento dentro del sector p¨²blico lo considera acorde con los intereses del pa¨ªs".

Si hoy para la izquierda resulta dif¨ªcil oponerse frontalmente a las privatizaciones, si hay en cambio terreno para la batalla en la manera o los criterios para llevarlas a cabo. De entrada la lista de empresas privatizada es casi id¨¦ntica a la elaborada por Pierre B¨¦r¨¦govoy para financiar, por la v¨ªa de la capitalizaci¨®n, un sistema de pensiones de jubilaci¨®n que amenaza quiebra.

B¨¦r¨¦govoy hab¨ªa presentado un proyecto de ley que aseguraba su salvaci¨®n a partir del a?o 2000. Balladur, el pasado 10 de mayo, consideraba como objetivo primordial reducir el d¨¦ficit del Estado pero ahora a ning¨²n analista se le escapa que las privatizaciones responden menos a la voluntad de enjugar la deuda que a la necesidad de frenar la recesi¨®n.

En definitiva, tal y c¨®mo un portavoz del gabinete del primer ministro ha subrayado, la actuaci¨®n del Gobierno de centro-derecha no es sustancialmente distinta de la tan criticada seguida por sus predecesore. Respecto al plan del a?o 1986 hay algunas variaciones sustanciales, la m¨¢s importante de ellas es la desaparici¨®n del l¨ªmite de un 20% puesto a la participaci¨®n extranjera.

El proyecto Balladur-Alphandery intenta mantener un cierto equilibrio entre las demandas de los sectores liberales del gobierno y los m¨¢s radicalmente nacionalistas, equilibrio que nadie sabe si sobrevir¨¢ a los debates parlamentarios.