"Peor que los nazis"
La cat¨¢strofe me ha cogido de improviso. Llegar a Florencia para una excursi¨®n art¨ªstica y encontrarse ante los efectos de un bombardeo se parece a una pesadilla. Cierta autoridad, cuyo nombre no he retenido, acaba de contar por el telediario de Rete-4 que su impresi¨®n es la misma que recibi¨® al regresar a Florencia en 1944 y descubrir los destrozos efectuados en el Puente Viejo por las bombas alemanas. Una edici¨®n extraordinaria del peri¨®dico local La Nazione va m¨¢s lejos, proclamando: "Peor que los nazis". Y a?ade que, por lo menos, estos fulanos respetaron el patrimonio de la emblem¨¢tica ciudad del arte.Esta ma?ana, en el avi¨®n, le¨ªa la primera edici¨®n del referido peri¨®dico. Atribu¨ªa el siniestro a un escape de gas. Pero la voz de la calle hablaba ya del coche-bomba y mi taxista insinuaba algo parecido a "acci¨®n mafiosa".
La vida, en Florencia, no se ha detenido. En un d¨ªa decididamente caluroso, los turistas siguen su ritmo loco, extra?¨¢ndose como mucho por la constante presencia de coches policiales en el centro hist¨®rico. Pero la explosi¨®n, que se oy¨® a siete kil¨®metros de distancia, ha dejado su huella en rincones insospechados. Ventanas rotas, cristales rotos por el suelo, alg¨²n fragmento de cornisa anuncian la proximidad del crimen.
A las v¨ªctimas ya conocidas acaba de sumarse una joven de 22 a?os, cuyo cad¨¢ver ha sido hallado bajo un mont¨®n de vigas. El aspecto que ofrece V¨ªa Georgofili y los tejados de las calles vecinas es, como dije, el de un bombardeo. Quien consigue salvar el cerco establecido por la polic¨ªa se encuentra ante un espect¨¢culo pavoroso: un cr¨¢ter de aproximadamente un metro y medio de di¨¢metro y monta?as de escombros que llegan hasta la galer¨ªa de los Oficios. Han quedado completamente destruidos algunos cuadros de la escuela manierista y seriamente damnificados uno de Rubens y otro de Sebastiano del Pombo. Tambi¨¦n se han producido da?os en palacios e iglesias vecinos. El falso David contempla con ojos alucinados el acordonamiento de la polic¨ªa y los coches de bomberos que llenan la plaza de la Se?or¨ªa.
Pero el falso David, que tantas cosas ha visto, sabe que la noche de ayer ser¨¢ recordada durante muchos a?os por los florentinos. S¨®lo que, antes de esperar a que el crimen se convierta en recuerdo, los sindicatos y representantes del mundo cultural han convocado para hoy una jornada de huelga general destinada a demostrar que el pueblo italiano no est¨¢ dispuesto a sufrir con actitud pasiva estos innobles atentados. Mientras, contin¨²an llegando hasta mi ventana las sirenas de las ambulancias, amenazando la armon¨ªa de una perfecta noche florentina.
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