La agon¨ªa del ¨¦xito
El Gobierno del PSOE puede morir de ¨¦xito, seg¨²n la famosa expresi¨®n de Felipe Gonz¨¢lez. Al Partido Popular le puede ocurrir lo mismo, sin ni tan siquiera llegar al Gobierno.Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar procura en privado no caer en la trampa, pero en p¨²blico alienta en sus seguidores la certeza de la victoria. Hasta el pasado lunes, los votantes populares se estremec¨ªan de emoci¨®n ante la posibilidad, por primera vez desde la reinstauraci¨®n de la democracia, de ganar las elecciones y llegar a La Moncloa. El debate en Antena 3 ha supuesto un giro: los hombres y mujeres que abarrotaron los m¨ªtines de Zaragoza o de Palma de Mallorca ya no vibran porque crean que es posible. Ahora se comportan como si ya hubieran ganado. Tienen hambre de ¨¦xito y est¨¢n proporcionando a Aznar unas acogidas que dif¨ªcilmente podr¨ªan mejorar el d¨ªa 7 para recibir a un aut¨¦ntico presidente del Gobierno.
Es humano que alivien la tensi¨®n dando rienda suelta a su alegr¨ªa. Pero ?qu¨¦ suceder¨ªa si el pr¨®ximo debate en Tele 5 se desarrollara por otros cauces? ?O, m¨¢s importante a¨²n, si finalmente el Partido Popular no ganara las elecciones? ?Hasta qu¨¦ punto soportar¨ªan la decepci¨®n? "No pasar¨ªa nada", aseguran los colaboradores del l¨ªder conservador. "Lleguemos o no a formar Gobierno a partir del d¨ªa 7, las elecciones de 1993 ser¨¢n hist¨®ricas para nosotros y para nuestros votantes. De una forma u otra, tendremos una fuerza impresionante y todo el mundo ser¨¢ consciente de que es s¨®lo cuesti¨®n de poco tiempo el que lleguemos al Gobierno".
Aznar comparte este criterio, pero oy¨¦ndole en los ¨²ltimos m¨ªtines da la impresi¨®n de que ¨¦l mismo est¨¢ ¨ªntimamente convencido de su victoria. No tanto porque suba a los estrados m¨¢s seguro, ni porque haya mejorado su seca oratoria, ni tan siquiera porque aluda ya con todo desparpajo a su "discurso de investidura". No, lo que da la medida de su estado de ¨¢nimo es precisamente su insistencia en recordar lo dif¨ªcil que es la situaci¨®n econ¨®mica, su reiterada advertencia de que no se pueden arreglar las cosas con "una varita m¨¢gica", y los suaves mensajes hacia Converg¨¨ncia i Uni¨®. Como si ya se viera sentado en el despacho oval y tuviera que explicar a sus seguidores la dura realidad.
?se ha sido, al menos, el tono de sus ¨²ltimos m¨ªtines. El de Palma de Mallorca -probablemente el mejor de toda su campa?a- tuvo varias novedades. Una, anecd¨®tica: la presencia de Norma Duval, que fue acogida por el l¨ªder conservador con un protocolario beso en la mano y por el p¨²blico con m¨¢s aplausos que a Abel Matutes. Fue justo porque Norma habl¨® poco, pero se le entendi¨®, mientras que al comisario europeo se le not¨® muy desentrenado en la oratoria p¨²blica.
La otra novedad es m ¨¢s de fondo. Aznar mezcl¨® sus alusiones al programa popular (500.000 millones menos de gasto p¨²blico, congelaci¨®n de impuestos y plantillas en la Administraci¨®n...) con un discurso presidencialista y continuas llamadas al "esfuerzo nacional".
Cerrando los ojos, pod¨ªa uno muy bien imaginarse al l¨ªder conservador diciendo algo muy parecido el pr¨®ximo d¨ªa 7 desde una ventana de la sede madrile?a del Partido Popular.
Los asesores de Aznar no ocultan su mledo al efecto que pueda tener esta agon¨ªa del ¨¦xito. Para sus seguidores es distinto: no tienen ni que cerrar los ojos.
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