Ya sali¨® Covadonga
Era en el Teatro Pr¨ªncipe, muy cerca del mar y en una tarde soleada que invitaba a mojarse los pies y despejarse la frente con la brisa. Pero dentro, cubriendo la tapicer¨ªa granate y coronada de estucos novecentistas se encontraba la clientela donostiarra del Partido Popular: como antes, m¨¢s que antes, te amar¨¦. "Cre¨ª que ya no exist¨ªa gente as¨ª en esta ciudad", coment¨® un compa?ero. "Y es que, durante todos estos a?os, no se han atrevido a salir". Cierto es que el Pr¨ªncipe ofrec¨ªa el aspecto de los tiempos en que el festival de cine era s¨®lo de los que mandaban.El secretario general del Partido Popular, Francisco ?lvarez Cascos, los hall¨® entregados. Registradores de la propiedad, notarios, abogados del Estado, joyeros y, sobre todo, comerciantes de solera, espa?olistas a la antigua. Eso, los de m¨¢s edad. Los j¨®venes, que eran minor¨ªa: miembros del Opus Dei y de la Asociaci¨®n Pro-Vida. En un devoto silencio, roto por ovaciones puntuales pero sin gritos groseros, escucharon, primero, al presidente del Partido Popular en el Pa¨ªs Vasco, Jaime Mayor Oreja, que se enroll¨® en un discurso contra la singularidad de Guip¨²zcoa. Luego hablaron los l¨ªderes locales. El energ¨¦tico Gregorio Ord¨®?ez, y el aspirante a diputado Jos¨¦ Eugenio Azpiroz. Por ¨²ltimo entr¨® la estrella de la tarde, luciendo una enorme corbata ama rilla y esa envidiable seguridad que adorna a los populares desde que su jefe se puso estupendo en la televisi¨®n privada.
Sara Montiel y Bos¨¦
?lvarez Cascos estuvo entretenido. Sugiri¨® que el PSOE, si ganara, podr¨ªa poner a "¨¦sa que canta el ¨²ltimo cupl¨¦ de casa en casa, como ministra de Relaciones con las Cortes", y a Miguel Bos¨¦ "el que m¨¢s sabe de bandidos, como ministro del Interior". A Gila, claro, tambi¨¦n le dio lo suyo, pero en su intervenci¨®n predomin¨® el rechazo a la imagen de derecha de toda la vida que los socialistas les achacan. Por eso result¨® sorprendente que, en un arrebato, retomara la idea apuntada previamente por Ord¨®?ez de que Guip¨²zcoa -en donde Aznar inici¨® su campana vasca- se convierta en el santuario desde el que arrasar.
"Y os digo que pronto voy a hablar en Cangas de On¨ªs y se lo voy a decir. ?Guip¨²zcoa se va a convertir en la Covadonga del Partido Popular en estas elecciones!", grit¨® ?lvarez Cascos, lanzad¨ªsimo. Y el p¨²blico rugi¨® de gusto.
La reconquista est¨¢ servida.
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