Tab¨¢quicos
Los adictos al tabaco no ser¨¢n intervenidos de afecciones cardiacas, seg¨²n han determinado dos hospitales ingleses, que posiblemente ser¨¢n m¨¢s, pues la medida est¨¢ siendo estudiada con benepl¨¢cito por otros establecimientos sanitarios. Hay motivaciones profundas que la raz¨®n entiende y la militancia antitab¨¢quica aplaude: si los fumadores tienen tan arraigado el vicio que no pueden dejar de fumar, es in¨²til operarles de nada; y, adem¨¢s, suelen llegar tan tabaquizados al quir¨®fano, que luego se eternizan en las convalecencias, y es un engorro soportarlos all¨ª, en la cl¨ªnica, dando la lata. O sea, que se joroben.Uno, que se ha fumado ya medio Vuelta Abajo, toda la floresta circundante a la Caldera de Taburiente, varias cosechas de la Vera, otra del Valle de Cagayan y una parcelita guapa de Virginia, comprende que si el tabaco lo mata, bien empleado le estar¨¢. Lo malo es que si deja de fumar tampoco le garantiza nadie la supervivencia. Dios no le va a permitir a uno que siga dando guerra, arrim¨¢ndose a las chicas y viendo pegar derechazos por todas las plazas de toros del solar patrio, hasta la consumaci¨®n de los siglos. De algo hay que morir.
Lo recomendable es cuidarse, naturalmente. Pero el peligro est¨¢ ahora en que la deontolog¨ªa hipocr¨¢tica acoja aquella nueva filosof¨ªa m¨¦dica germinada en Inglaterra y la extienda a todas las ramas de la patolog¨ªa. De manera que no ser¨¢n cuidados los drogadictos que se drogan, los bul¨ªmicos que comen, los silic¨®ticos que trabajan en las minas, los onanistas an¨ªmicos que no paran de hacer curritos, e incluso los griposos por no llevar samarreta. En definitiva, ninguna enfermedad ser¨¢ atendida salvo que el paciente demuestre su inocencia. Se except¨²a la estupidez, por supuesto; que ¨¦sa es cong¨¦nita, corresponde al g¨¦nero asnal y no tiene cura.
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