El Partido Gordo
El grupo se llamaba Comedores Compulsivos y se supon¨ªa que no era una simple reuni¨®n de gordos dispuestos a hablar de sus dietas mientras engull¨ªan una bandeja de pasteles chup¨¢ndose los dedos. Nada de eso. Se trataba de una cita con adictos a la comida, aut¨¦nticos zampabollos. Yo estaba all¨ª tratando de averiguar lo inaudito. Sab¨ªa que se vota por est¨¦tica, por simpat¨ªa, por afinidad ideol¨®gica o simplemente por capricho. Pero quer¨ªa comprobar si tambi¨¦n, en esta Espa?a democr¨¢tica, tras once a?os de pragmatismo, se hab¨ªa ya llegado a la sofisticaci¨®n de votar por cosas tan concretas como los dictados del est¨®mago. Al fin y al cabo, el propio Felipe Gonz¨¢lez ha insistido en que ¨¦l hablaba con las tripas.La cita era a las siete de la tarde en la iglesia de Nuestra Se?ora de la Visitaci¨®n. La hab¨ªa concertado con aquel contestador autom¨¢tico en el que una voz femenina aseguraba que "nos hemos unido para compartir unos con otros nuestra experiencia, fortaleza y esperanza". Mi interlocutora real no defraud¨® mis expectativas. Gorda de solemnidad, hablar¨ªa con desparpajo de su enfermedad ps¨ªquica siempre que se garantizara el anonimato.
Llevaba tres a?os luchando contra la constante tentaci¨®n de arrasar con la nevera a la primera de cambio y ahora ya era casi abstemia. Pero lo suyo se lo hab¨ªa arreglado una terapia de grupo autogestionaria, en lugar de la Seguridad Social. "Somos marginales, los m¨¦dicos no saben qu¨¦ hacer con nosotros". Su experiencia, calcada de Alcoh¨®licos An¨®nimos, la comparten en Madrid otras cien personas. "Esta sociedad -acusa mi interlocutora- es muy canalla. Aqu¨ª se ha montado el negocio de la obesidad y nos han cogido a nosotros como conejillos de indias".
?A qui¨¦n van a votar los gordos espa?oles? ?Les perjudica especialmente la subida de la cesta de la compra? ?Ser¨ªa radicalmente prohibido tanto anuncio de chicos danone que andan acomplejando al personal? Nada, ni palabra. Mi comedora compulsiva se niega a hablar de pol¨ªtica. La llegada de otro miembro del grupo, que lleva m¨¢s tiempo en la organizaci¨®n, agrava todav¨ªa m¨¢s las cosas. "Comedores Compulsivos no se mete en pol¨ªtica. A nosotros nos " une la comida, de lo dem¨¢s no sabemos nada". ?Votan? S¨ª, pero no dicen a qui¨¦n. Aznar ha conseguido adelgazar, ?eso les motiva?. Silencio espeso. ?No les ofende una clase pol¨ªtica llena de ejecutivos de pacotilla repartiendo su tiempo entre el squash y la dieta Montignac? In¨²til. El grupo, que ha ido creciendo, empieza a ponerse nervioso. Es su hora semanal de merienda oral y el periodista les est¨¢ estorbando. Empiezan a repetir mec¨¢nica y apasionadamente los 12 pasos que les llevan a la perfecci¨®n. Una ¨²ltima pregunta: ?no han pensado en hacer una franquicia para los pol¨ªticos corruptos compulsivos? Me voy.
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