Fracasa el golpe
EN EL plazo de una semana, el autogolpe del presidente de Guatemala, Jorge Serrano, ha sido derrotado gracias a una movilizaci¨®n ciudadana en defensa de la democracia de extraordinaria amplitud y, al final, a la intervenci¨®n del Ej¨¦rcito, que oblig¨® al golpista a abandonar el poder. Aunque la confusi¨®n no se ha despejado, la destituci¨®n de Serrano es una buena noticia. Despu¨¦s de los casos de Hait¨ª y Per¨², en que golpes autoritarios se mantienen en el poder a pesar de la condena internacional, en Guatemala no ha ocurrido lo mismo: la oposici¨®n del pueblo y de las fuerzas pol¨ªticas democr¨¢ticas, con un amplio respaldo exterior, han logrado eliminar a un presidente que quer¨ªa seguir el ejemplo del peruano Fujimori.Los militares hab¨ªan sido el principal instrumento que permiti¨® a Serrano tomar el poder y enfrentarse a todas las instituciones civiles del Estado, desde el Congreso hasta la Corte Suprema. Cuando comprobaron que el presidente no ten¨ªa ning¨²n apoyo, que la delegaci¨®n de la Organizaci¨®n de Estados Americanos conden¨® rotundamente el golpe y que Estados Unidos hizo saber que suspender¨ªa su ayuda si no se restablec¨ªa la legalidad, cambiaron de actitud. El ministro de Defensa, general Garc¨ªa Samayoa, que ha actuado en representaci¨®n del Ej¨¦rcito, exigi¨® a Serrano -al que hab¨ªa dado su apoyo anteriormente- que dimitiese para que se pudiese normalizar la situaci¨®n en el pa¨ªs. Hoy, oficialmente, el Tribunal de Constitucionalidad ejerce el poder supremo: sin embargo, el poder real pertenece a las Fuerzas Armadas, y ello desde el momento en que se rompi¨® la legalidad. El primer gesto de los militares fue el de recurrir a dicho tribunal, una pantalla civil a su poder efectivo, para evitar el auge de las protestas populares exigiendo el restablecimiento de la democracia.
De hecho, ya se han producido varias manifestaciones acusando a los militares de haber organizado un contragolpe que pretende otro r¨¦gimen igualmente antidemocr¨¢tico. Un signo preocupante es que la l¨ªder de los derechos humanos Rigoberta Mench¨², premio Nobel de la Paz, se retir¨® de las negociaciones del palacio presidencial para preparar la transici¨®n del poder, por considerar que no se tomaban las medidas indispensables para restablecer la democracia. Al estallar el golpe, ella fue la primera figura que se opuso y la que moviliz¨® al pueblo para oponerse en la calle. Entonces los militares apoyaban a Serrano. La ambig¨¹edad del momento presente se refleja en que ahora son los militares quienes manejan la transici¨®n, mientras Rigoberta Mench¨² se ha apartado de unos arreglos que considera sospechosos.
En esta situaci¨®n, los gobiernos europeos y el de Estados Unidos deben dejar muy claro que su oposici¨®n al golpe de Serrano se mantendr¨ªa contra cualquier otra soluci¨®n que siga negando los principios esenciales de la democracia. Urge que unas elecciones limpias, con libertad para todos los partidos, aseguren que la democracia se restablece de verdad. Mientras el sistema pol¨ªtico dependa de la voluntad de los militares, el ¨¦xito logrado con la derrota del golpe de Serrano estar¨¢ suspendido de un hilo.
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