Reminiscencias 'Victorinas'
El primer victorino fue un victorinote de aquellos cuyo trap¨ªo y casta cimentaron la fama de la divisa, el sexto derrib¨® dos veces con estr¨¦pito, y ambos salvaron la corrida, pues el resto apenas dio motivos de alegr¨ªa. En lugar del hierro de: Victorino Mart¨ªn salen los toros con el hierro del se?or L¨®pez, y se habr¨ªa comentado en la plaza que estos l¨®peces eran una vulgaridad. Cada uno de ellos, eso s¨ª, tuvieron reminiscencias victorinas que hac¨ªan recordar los tiempos heroicos, bien por el trap¨ªo, bien por alguna arrancada fiera, Casi todos por su manera de humillar. Pero, paralelamente, ninguno escap¨® a las protestas de la afici¨®n, en general por su debilidad e incluso por su escasa presencia, como ocurri¨® con el victorino tercero, asardinado y tantico m¨ªsero.Prontos con los caballos, los hubo que recargaron encelados y los hubo que se soltaban del hierro. Los hubo que no soportaban las varas y los hubo que a¨²n picados en regla, llegaron codiciosos al ¨²ltimo tercio. O sea, una corrida de tantas, como muchas de las vistas en la feria.
Mart¨ªn / Campuzano, Mendes, Ni?o de la Taurina
Toros de Victorino Mart¨ªn, con trap¨ªo excepto 3?, muy desiguales de presencia, en general flojos; encastados, menos 3? y 6?, ¨¦ste poderoso.Jos¨¦ Antonio Campuzano: dos pinchazos hondos traseros, rueda de peones y descabello (pitos); media ladeada trasera (divisi¨®n). V¨ªctor Mendes: estocada corta atravesada y descabello, (silencio); pinchazo y estocada (petici¨®n y vuelta). Ni?o de la Taurina: bajonazo descarado (palmas); pinchazo trasero bajo -aviso- y bajonazo descarado (bronca). Plaza de Las Ventas, 13 de junio. Lleno.
No es por recelar de nada, pero las declaraciones de Victorino Mart¨ªn previas a su reaparici¨®n en Las Ventas, tras cuatro a?os de ausencia, dejaron perpleja a la afici¨®n. Con el nuevo reglamento pueden los ganaderos lidiar sus toros -vino a decir- aun en contra del criterio de los veterinarios. Hombre, muy bonito. Coladero, se llama esa figura. Y he aqu¨ª que el ganadero emblem¨¢tico de la afici¨®n madrile?a, nada menos, pretende aprovechar la nefasta chapuza perpetrada en su d¨ªa por el Ministerio del Interior, para meter en el ruedo vente?o sus productos, sin otro control que el suyo propio.
Todo vale, con el nuevo reglamento y con este cambio de mentalidad del ganadero m¨¢s defendido por los aficionados madrile?os. Pero los aficionados madrile?os estaban presentes y no se dejaron llevar ni por la pasi¨®n partidista ni por el triunfalismo. Estuvieron atentos a la lidia de los toros, y como su comportamiento no les daba motivos de satisfacci¨®n, lo dijeron -incluso a voces-, y aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria.
Cierto que con mayor entrega de los toreros los victorinos habr¨ªan ofrecido mejor juego en la muleta. A Campuzano debio de inquietarle la casta de sus toros. El primero de ellos embest¨ªa humillad¨ªsimo hasta donde le mandara cuando marcaba los tiempos de parar-templar-mandar, y cuando no, se le revolv¨ªa con genio. Al otro lo tore¨® con rapidez y precipitaci¨®n. Algo parecido le ocurri¨® a Mendes con el segundo, mientras en el quinto estuvo muy decidido e instrument¨® ce?idas tandas en redondo. Ni?o de la Taurina tuvo un toro que se quedaba distra¨ªdo a la salida de los pases y era dificil¨ªsimo lig¨¢rselos. Al manejable sexto le peg¨® infinidad de muletazos, bueno ninguno, y acab¨® perdiendo lo papeles.
Ni?o de la Taurina y V¨ªctor Mendes banderillearon sin especial relieve. O sea, que hubo poco lucimiento. Aunque la afici¨®n ten¨ªa centrado su inter¨¦s en el juego de los toros y result¨® que no respond¨ªan a la expectaci¨®n despertada. El recuerdo era mucho m¨¢s bonito que la realidad.
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