Obispos de Alta Velocidad
Los prelados prefirieron el AVE para desplazarse de Sevilla a Madrid, tras los pasos del Papa
ALEX RODR?GUEZ Una cuarentena de obispos se peg¨® ayer el madrug¨®n, y no para cumplir con la oraci¨®n de maitines. Eran los prelados de la Alta Velocidad, los que optaron por desplazarse desde Sevilla a Madrid en el AVE de las siete de la ma?ana. All¨¢ estaban, en el and¨¦n n¨²mero tres de la estaci¨®n hispalense de Santa Justa, puntuales, a la 6.20.
El convoy tard¨® 10 minutos en estacionarse en la v¨ªa, momento que aprovecharon los obispos para subir a los vagones de clase turista -"estamos con los pobres", coment¨® en tono simp¨¢tico Felipe Fern¨¢ndez, obispo de Tenerife-, comenzar a devorar peri¨®dicos de todos los signos, bien nutridos de informaciones acerca del viaje del Papa, o leer el Breviario, como el titular de la di¨®cesis catalana de Tortosa, Llu¨ªs Mart¨ªnez Sistach, de cuyo territorio eclesi¨¢stico procede el beato Enrique de Oss¨®, que hoy ser¨¢ canonizado por el Papa. Otros, los m¨¢s cansados, aprovecharon para echar una cabezada, como Gabino D¨ªaz Merch¨¢n, arzobispo de Oviedo y ex presidente de la Conferencia Episcopal, o Juan Mar¨ªa Uriarte, titular de Zamora.
La hora del desayuno reuni¨® a numerosos prelados en la cafeter¨ªa del AVE. Eso s¨ª, en peque?os grupos con un m¨¢ximo de cuatro, para no provocar una invasi¨®n episcopal. Ram¨®n B¨²a, obispo de Calahorra-Logro?o, incluso acudi¨® solo al bar. Caf¨¦ con leche, un zumo y una pasta era la t¨®nica habitual, quebrada por el auxiliar de Barcelona, Carles Soler Perdig¨®, que se zamp¨® un bocadillo con una lata que de lejos parec¨ªa de cerveza sin alcohol.
Todos, salvo uno, iban de clergyman y con la cruz pectoral metida en el bolsillo de la camisa. Antonio Montero, titular de la di¨®cesis de Badajoz y presidente de la Comisi¨®n Episcopal de Medios, daba la nota. Llevaba la sotana de gala, con la botonadura recubierta de tela morada, como corresponde a un obispo. No par¨® de trabajar en todo el viaje.
Bendiciones episcopales
Todos alababan las bondades del tren estrella de Renfe; incluso lo bendec¨ªan aunque sea m¨¢s terrenal que el avi¨®n, que va por los cielos. A Mart¨ªnez Sistach, el obispo de Tortosa, no le quedaba ninguna duda. "En cuanto pongan el AVE entre Barcelona y Madrid, se acab¨® el avi¨®n. Es que entre el desplazamiento al aeropuerto, la espera del embarque y la llegada despu¨¦s, al centro de la ciudad inviertes el mismo tierno", justificaba. "Yo ni lo condeno ni lo bendigo", apuntaba Felipe Fern¨¢ndez, con quien compart¨ªa fila de asiento. "Lo que est¨¢ bien hecho, est¨¢ bien hecho, y as¨ª hay que decirlo", se?alaba Ricardo Bl¨¢zquez, obispo de Palencia, en el bar, adonde acudi¨® con Cipriano Calder¨®n, vicepresidente de la Comisi¨®n Pontificia para Am¨¦rica Latina. "En Italia tambi¨¦n tenemos un tren de alta velocidad; entre Roma y Mil¨¢n", explicaba. Calder¨®n, despu¨¦s de tomarse el caf¨¦ con leche en el bar, sac¨® la cabeza por la clase de preferente, y asinti¨®. No est¨¢ mal, pareci¨® decir con su gesto.
"Es muy c¨®modo", apuntaba Javier Azagra, titular de Murcia-Cartagena, que ilustraba que los obispos, con la visita del Papa, no tienen trabajo. "Estos d¨ªas todo nos lo dan hecho". Efectivamente, dos autobuses esperaban al colectivo de obispos para desplazarlos a sus alojamientos, donde se acicalar¨ªan -algunos aprovecharon incluso para cumplir con el rito del afeitado matinal- para asistir a la asamblea extraordinaria con el Papa.
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