Un escenario neocolonial
El espect¨¢culo de observar a cascos azules disparando en Somalia contra uno de los bandos contendientes en una guerra civil rebasa con mucho la misi¨®n pacificadora que se le supone a las fuerzas de la ONU y crea un precedente que podr¨ªa modificar decisivamente el papel de las Naciones Unidas en el futuro.La ofensiva de las tropas de la ONU en Mogadiscio est¨¢ legitimada por una resoluci¨®n del Consejo de Seguridad, que exig¨ªa la detenci¨®n y el castigo de los responsables de la muerte de 23 cascos azules paquistan¨ªes.
La historia demuestra que con las resoluciones de la ONU la comunidad internacional puede hacer tres cosas: ignorar as, hacerlas cumplir a medias o hacerlas cumplir por la fuerza y hasta la ¨²ltima coma. La elecci¨®n suele depender de la fortaleza del involucrado, del momento pol¨ªtico y del capricho de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad.
En contra de Somalia se han dado estas tres circunstancias: un pa¨ªs extremadamente d¨¦bil, un momento pol¨ªtico que animaba a algunos pa¨ªses a limpiar el borr¨®n de Bosnia y la plena coincidencia de los cinco grandes para castigar a una fuerza que no ten¨ªa las simpat¨ªas de nadie.
De este manera, lo que a finales del a?o pasado empez¨® siendo una bonita misi¨®n humanitaria para distribuir alimentos en un pa¨ªs que mor¨ªa de hambre se ha convertido en un escenario neocolonista.
La necesidad o no de acabar con el general Aidid para imponer la paz en Somalia es algo que puede ser motivo de discusi¨®n, pero que no es la sustancia de este caso. Los fundamental aqu¨ª es saber si la ONU ha escogido ese pa¨ªs africano para comenzar a mostrar un nuevo perfil de polic¨ªa universal, que podr¨ªa ser aceptable en el clima de confusi¨®n de la posguerra fr¨ªa, o si se trata simplemente de una oportunidad para que EE UU y sus aliados exhiban sus m¨²sculos frente a un enemigo tan fr¨¢gil.
Bosnia y Camboya
Si es lo primero, la labor de la ONU deber¨ªa extenderse ahora a Bosnia, donde tambi¨¦n han muerto una veintena de cascos azules, o a Camboya, donde las fuerzas de paz est¨¢n sometidas constantemente al acoso de los jemeres rojos. Si se trata de una ofensiva que quiere servir de ejemplo de lo que ser¨¢n las misiones de la ONU en el futuro, debe reconocerse as¨ª expl¨ªcitamente.
De lo contrario, quedar¨¢ la impresi¨®n de que la ONU aplica injustamente dos raseros distintos para juzgar a los d¨¦biles y a los fuertes, o bien que se trata simplemente de tapar la torpeza de unos soldados paquistan¨ªes, obviamente incapacitados para cumplir con la labor para la que fueron enviados.
Algunas voces se han levantado ya contra de la actuaci¨®n de los cascos azules en Somalia. James Baker, el ex secretario de Estado de EE UU, dijo que esa pol¨ªtica pon¨ªa en peligro la futura aceptaci¨®n de las tropas de la ONU como fuerzas mediadoras.
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